Desapariciones forzadas en la mal llamada Patagonia Argentina¹

Newenken, territorio mapuche. El color violeta del auto se mezcla con el gris del polvo de la tierra. Gris y violeta dentro de un espacio abandonado. El auto está detenido y abandonado. Y alrededor del auto, camiones viejos, arcaicos, en desuso. A Carlos Painevil lo sacaron un 2 de junio de ese auto. Y nunca volvió a aparecer.

Lo sacaron del auto como sacaron a Sergio Ávalos del boliche bailable “Las Palmas”. Con distintos destinos. Destinos que curiosamente van a ser allanados casi en el mismo momento. Sergio Ávalos también desapareció en junio. Junio es el tiempo del Wiñoy Xipantv, el tiempo del nuevo cambio de ciclo lunar y la renovación de la vida dentro de la cosmovisión mapuche. ¡Algo debe intuir el captor! Como el jote (ave carroñera) los verdugos giran alrededor de su víctima identificando su vulnerabilidad. Picún Leufú y Allen comparten un paisaje desolado similar, como abandonado, propicio para el submundo comercial.

Entre los rostros de la gente, la cara seria de Asunción Ávalos. Marcha en Neuquén a 14 años de la desaparición de su hijo, Sergio Ávalos. Foto Gustavo Figueroa

Las víctimas comparten un color de piel, un Küpan (origen, linaje) ancestral, aunque también comparten un patrón y una estructura de violencia, bastante definida. El verdugo frente a ellos se comporta de la misma forma que hace más de 140 años. Para los verdugos y todas las instituciones del Estado (nacional) ellos y sus familias no son sujetos de derecho, están por debajo de la condición humana. Son, en términos capitalistas, agoreros del desarrollo. A continuación una extensa crónica sobre ambos casos y los signos visuales (icónicos) de impunidad alojados en los mismos.


¹ *La definición de Patagonia Argentina, nace y se desprende del genocidio sobre el pueblo mapuche definido por la milicia argentina, como “Campaña Expedicionaria al Desierto”.