Por Sergio Ciancaglini. Fotos: Nacho Yuchark/lavaca
Enviados especiales a la Amazonia, en cobertura de lavaca financiada por lectorxs.

Antonio José, uno de los caciques del pueblo Apuriná, tiene una especie de GPS selvático en los ojos y en la intuición, que le permite orientarse en los laberintos más herméticos del Amazonas.

Se llega a la comunidad desde Boca do Acre, tras unos 40 kilómetros de corcovos automovilísticos. Hicimos noche en dos hamacas tras la invitación a comer carne de buey y arroz a la luz de un sol de noche porque en la comunidad no hay electricidad.

Foto: Nacho Yuchark/lavaca.org

Al amanecer, desde allí, fueron dos horas y media asombrosas de marcha, pasando por selvas de cuento y también por grandes pastizales para ganadería de exportación donde antes hubo monte.

De paso, se exportan las mejores maderas.

Antonio: «Estamos rodeados de productores que invaden nuestra tierra. El 13 de agosto (el Presidente Jair) Bolsonaro llamó al Día del Fuego. Aquí quemaron 600 hectáreas. Nosotros sólo pedimos respeto».

Foto: Nacho Yuchark/lavaca.org

La marcha sufrió pequeños y literales tropiezos, incluyendo la caída de ambos integrantes de la comitiva de lavaca en sendos arroyos, al intentar cruzarlos sobre troncos no muy anchos con un equilibrio no muy amazónico. Lo crucial: no se mojaron las cámaras que permitieron estas fotos, aunque quedó un tanto empapada nuestra autoestima.

Antonio José y otro cacique, Francisco, fueron una ayuda entrañable en esos momentos.

Es toda una lección confirmar el valor de un hombro en el que apoyarse cuando todo parece inestabilidad. O el significado de una mano que te ofrecen desde la otra orilla cuando te estás hundiendo. La generosidad de los caciques solo tuvo, en la anécdota acuática, un capítulo más.

Foto: Nacho Yuchark/lavaca.org

De la libreta mojada y borroneada rescato que el nombre del territorio significa una propuesta que los Apuriná siguen reivindicando: Val-Paraiso, o Volver al Paraíso.

Rescato además un diálogo de tres palabras con Antonio José, en medio de la selva quemada:

–¿Bolsonaro?
–Un psicópata.

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