Un diálogo intercultural sobre las identidades que nos atraviesan como sociedad

El Nütram es el arte de la conversación dentro del Pueblo Nación Mapuche. A diferencia de lo que proponen los medios de comunicación masivos que describen a este pueblo ancestral como atrasado, violento y terrorista, el Nütram es una de las instancias sociales y culturales donde se transmite conocimiento y la sabiduría de una cosmovisión milenaria. En el Nütram hablan los mayores, se citan historias de los kuyfikeches (antiguos guerreros), se cuentan pewmas (sueños) y epew (cuentos fantásticos). En el Nütram habla también el leufu (río), las piedras y los árboles. En la actualidad distintos oralitores, poetas, y kimches mapuche (maestros) reflexionan sobre la situación política y jurídica dentro de los distintos territorios, conceptualizando y transmitiendo saberes y sabidurías cosmogónicas. El Nütram lo practicamos los jóvenes mapuche que vivimos en las ciudades; lo practicamos para aprender y resistir, para fortalecer el kimün (conocimiento) y el rakizüam (pensamiento), extendiendo la memoria hacia el pasado, que es, finalmente, donde reside la verdad.

Nütram 

Identidad(es) urbana(s)
Un diálogo interno, aunque social, pensado desde la ciudad (cuarto capítulo)

–¿Qué es Nütram?

–¡Ah, bueno! ¡Venís afilada! Nütram es el arte de la conversación, un encuentro entre hermanos y hermanas mapuche donde se debate y fundamentalmente se intercambia conocimiento de un tema específico o varios.

–Lo decís como si fueras un diccionario. ¡El Wikipedia mapuche!

–¡Ja, ja, ja! Es verdad, pero es que después de determinado momento uno como che debe asumir la responsabilidad de ser buen comunicador, un buen kimche.

–¿Qué es che?

–Gente.

–¡Ah! Yo pensé que era che del Che, como de hombre revolucionario.

–No. Che significa gente en lengua mapuche. Como te decía, cuando uno comienza a aprender y a profundizar en ese conocimiento, comprende que en el relato oral está la transmisión cultural de un pueblo.

–¿Y yo voy a tener qué hacer eso?

–Sí, en su momento sí.

–Pero yo no sé nada.

–Recién estas aprendiendo. ¡Paciencia! ¡Date tiempo! ¡Tenés lo importante!

–¿Qué es lo importante?

–La necesidad de saber, la pregunta constante.

–¿Voy a tener que pensar mucho?

–Por un lado sí, pero no es sólo pensamiento. No se trata de un saber discursivo solamente. También hay prácticas ancestrales que fortalecer, que pulir.

–¿Como cuándo baile Choike Purrun?

¡May! Pero no se trata de bailar por bailar o de imitar el paso de la ñaña que va adelante tuyo. Está bien al principio, cuando se está empezando y pisando sobre un terreno aparentemente ajeno, pero luego hay que tomar posición y entender por qué es importante representar los movimiento de un animal de este territorio; del territorio donde nos criamos, donde nos movemos. ¿Puedo entender el territorio a partir de esta práctica? ¿Cómo? ¿Por qué es importante entender el territorio donde me crié y no otro? ¿Acaso no nos hemos criado aprendiendo las filosofías y el pensamiento de otros territorios?

–¿Cómo Platón?

–Por ejemplo. ¿Puedo aplicar la filosofía griega a este territorio? ¿Acaso para aplicar esa filosofía no debería omitir el propio territorio? ¡No se trata el primero sólo de un pensamiento retórico!

–¿Y de estas cosas se hablan en un Nütram?

–Deberían hablarse de estos temas en la actualidad, pero los temas son diversos en los diferentes espacios del Wallmapu. ¡Pasa de todo y diferentes cosas!

–¿Cómo lo de Camilo Catrillanca en Chile?

–Cómo lo de Camilo en Ngulu Mapu o lo de Rafael en Furilofche.

–¿Qué quiere decir Furilofche?

–Una de las traducciones que escuché es: “comunidad que está a espalda de”.

–¡Largo el nombre! ¡Y está la palabra che!

–Claro, una de las raíces es che, gente.

–¿Pero no son sólo palabras?

–No, no son sólo palabras. El nombre hace y corresponde al territorio y a un principio fundamental que pocas veces es mencionado.

–¿Cuál?

–El de la observación. La filosofía mapuche así como la poesía se basa en la observación, en la contemplación de todo lo que nos rodea.

–¿Cómo los filósofos griegos?

¡May! Pero la diferencia es que el ser mapuche no se lo asocia con una cultura milenaria de la observación y la contemplación; más bien se lo asocia con características negativas.

–Vago, sucio, torpe…

–Delincuente, terrorista, usurpador, mendigo…

–Violento, inculto, bruto…

–Elicura Chihuailaf dice: “¿Pero qué hace la Luna sin el canto del Silencio? / ¿Pero qué hace el silencio si no sucede la Contemplación? / ¿Pero qué hace la Contemplación sin la Palabra?”

–¡Muy bello! ¡Te lo sabés de memoria!

–Sólo esa parte. ¿Pero entendés lo que te digo? ¿Cómo yo voy a poder comparar al kimche mapuche con un filósofo griego?

–¿Kimche, era maestro verdad?

–Si.

–Me hiciste acordar a cuando nosotras éramos chicas con mis primas y junto a mis primos también íbamos a robar los huevos de las teras. Esperábamos a que gritaran, y luego íbamos a buscar los huevos a un lugar cercano; sabíamos que los huevos no estaban en el lugar donde ella gritaba.

¡May! Bueno eso es parte de las cosmovisiones originarias; es lo que Elicura Chihuailaf propone afirmando que es necesario aprender a leer la naturaleza.

–Lo que no me acuerdo es si nosotras lo descubrimos o nuestra abuela nos contó.

–Por una lado, existe un dicho: “el tero grita de un lado y pone los huevos en otro”. Por otro lado, ese dicho parte de una observación milenaria, de una lectura de esa naturaleza que nos acompaña. Por ejemplo, por qué el agua se llama ko en mapudungun.

–¡Esa yo la sabía! ¿Ya lo hablamos?

–Puede ser.

Ko es el sonido que produce el agua al chocar con el suelo.

–¡Muy bien! Eso es la transmisión cultural a través de la oralitura.

–¿Qué?

–Dijiste lo que te enseñé tal cual te lo había enseñado.

–Entonces, eso yo se lo voy a enseñar a otra persona.

–Sí, es la idea, por un lado, pero también en su momento debe ser tomada con una responsabilidad entendiendo que existen en la actualidad decenas de abuelos y abuelas que mueren sin pronunciar palabras en su lengua materna.

–¡Triste!

–¡Muy desalentador!

–Vos decís que si mi abuela me escuchara hablar mapudungun, ella también se va a animar.

–Le va a costar al principio, quizás establezca una barrera de resistencia, pero en algún momento se puede animar. ¡Tenés que ser cauta, ir despacio!

–¡No son sólo palabras!

–¡No! Se mueven muchas cosas cuando uno pronuncia una palabra en mapudungun, y más en la gente mayor que se crió con ellas y un día las tuvo que callar. Nosotros en cambio las estamos aprendiendo.

–A mi igual me da vergüenza cuando las digo. No me animo a hablar todavía en público. Siento un calor en el pecho. Me dan ganas de llorar.

–Por eso siempre digo: “¡No es una moda hablar mapudungun!” Uno se coloca en el lugar incómodo. Hablar mapudungun es un lugar de resistencia donde hay dolor; significa colocarse en el lugar de la sensibilidad más recóndita, esa que nos hicieron callar, camuflar, endurecer.

–¡En la calle hay que ser duro! Si no te comen vivo.

–Eso nos enseñaron, pero hay que combatir esas definiciones culturales. Nos hacen peores personas, y hay que aprender a ser küme che aunque nos lleve toda la vida. Eso es parte de la lucha también.

–¿Qué es küme che?

–Buena gente.

–¿Te puedo abrazar?

May.

–¿Podemos decir que tuvimos un buen Nütram?

May, küme dungun lanmgen.

–Si, es la primera palabra. Küme es bueno; recién me lo dijiste. La tercera no sé qué quiere decir. Y lanmgen es hermana.

May. Quiere decir: buena palabra hermana o buena conversación.

–¡Tuve la necesidad de abrazarte!

–Luego de las ceremonias mapuche, en algunos territorios, las personas presentes concluyen con un abrazo. Las personas muchas veces terminan emocionadas, sensibilizadas por la ceremonia en sí, y fundamentalmente por la dedicación de las palabras que cada uno debe hacer, es el momento en donde uno se sincera y saca desde el piuke lo que siente y piensa para compartirlo con todos los presentes.

–¿Piuke?

–Corazón.

–¡No me quiero ir!

–Creo que por hoy estuvo bien. ¡Ya es tarde!

–¿Escuchaste a Coñoman?

–Si.

–¿Y qué te pareció?

–Muy bueno. Escuché como diez veces el disco “Wüya”.

–Bien. Yo ahora te voy a pasar este libro. Es la bibliografía de Matías Catrileo. El autor es Fernando Padilla. Léelo despacio, por capítulos. Después me contás qué te pareció.

–Bueno, gracias. Te voy a cuidar el libro

–Eso espero.

–Nos despedimos.

–Dale.

–¿Dos besos?

–¡Como corresponde!

Peukallal.

Pun may.

–¡Ah! ¡Esa es nueva! ¿Qué quiere decir?

–Buenas noches.

Pun may.

Pun may.

El artículo original se puede leer aquí