NOVELA ILUSTRADA

 

 

 

Tras abandonar la era tomamos el camino hacía las cimas de roca, un camino bastante pronunciado, Drainov se detuvo un momento agotado. Le di un poco de Alidum y se repuso. Le dije que mantuviera una respiración rítmica mientras caminaba y que prestará atención a sus mejores sentimientos ya que esa era la forma de llegar a coronar las cimas. Drainov se centró en sus emociones positivas, respiró suave y pausadamente y así caminando en silencio pudimos llegar.

Arriba el aire estaba helado, pero más allá, ocultas por las cimas se extendían las verdes praderas, en el centro de la corona de cimas, protegidas y ocultas. 

Cuando llegamos estaba amaneciendo, la alegre vida estaba despertando, los pájaros, los árboles y el sol. Nos acercamos hasta la cascada de aguas puras y Drainov se situó debajo y así  mientras se bañaba la vio. Elia salió del palacio de mármol y le entrego una esfera luminosa, luego se alejó cantando. Cuando Drainov   salió de la cascada estaba pleno de fuerza y energía.

-Este es un buen momento para meditar, le dije. -Concéntrate en aquello que buscas.

Drainov se sentó en el suelo en la postura del indio. El sol se agrandó y él entro a su interior en donde pudo experimentar una total transformación. Sintió que estaba lleno de energía, que todo era energía y que la vida era una maravillosa aventura lanzada hacia un destino luminoso.

Cuando descendió busco a la dama entre las piedras de mármol, pero no la encontró. Sin embargo ya no desesperó, sentía que la volvería a encontrar, que aquello sólo era un instante, que la aventura continuaba y el futuro estaba abierto a los buenos sentimientos, a la bondad y al amor.

En el centro  del  sol

Yo quise ir a al sol,  yo quería volar

Saber si en su interior te podía encontrar.

Luego fue que te vi y supe la verdad:

Siempre estuviste allí, oculta  más allá.

 

Quise gritar al viento que sí, que era cierto

Los  fracasos  son humo que se va disolviendo

El dolor, una herida que se ha de curar.

Las  heridas se sanan aprendiendo a volar.

 

Volar en el intento de llegar hasta el centro

De la bella ciudad,  en la que tú cincelas mil formas de cristal.

Y seguirte en tu vuelo aunque seas un lucero

Siempre oculta  detrás de lo que ven mis ojos, de lo que puedo hallar.

 

-Todo lo que percibimos depende de nuestro estado de ánimo. Si estamos tristes las cosas se ven de un modo muy distinto a como  las vemos estando alegres. Los estados de ánimo son muy poderosos y nos condicionan también los pensamientos. Has llegado al sol y eso es muy importante, pero ahora debes aprender a mantenerte en ese estado en el que te encuentras, le aclaré a Drainov.

-Tengo la sensación de que esto es interminable, me siento invencible, dijo Drainov entusiasmado.

-Hay que aprender a controlar la energía, esa es la clave de todo. Y eso lo haces cuando estás con tu mente despierta, cuando meditas y cuando buscas sinceramente la verdad profunda. Si olvidas esto, no manejas la energía y tu mente se vuelve hacia las regiones difusas, se dispersa y va cayendo en estados de ánimo cada vez más oscuros. Por lo tanto debes saber que para  llegar al Reino Azul hay que trabajar duro. Pero vale la pena, pues está en juego tu propia liberación, la liberación de las sombras. Recuerda quién eres y te liberarás y recuerda que no estás sólo, le aconsejé.

-Gracias Serva, gracias por acompañarme en esta búsqueda y guiarme, por la luz que siempre mantienes encendida. Tu bondad es el aire de mi esperanza.

 

De la novela «Los doce cantos del ruiseñor»

Capítulo 1.  Los elementos mágicos  Capítulo 2.   La sombra y el unicornio   Capítulo 3. La ciudad de los magos  Capítulo 4.  La ciudad de piedra Capítulo 5.  A través del silencio     Capítulo 8. La isla de la desesperación Capítulo 9. El mapa  10. Visita afortunada