NOVELA ILUSTRADA

 

 

 

Nos internamos de nuevo en el mar. Era plena noche, la oscuridad que nos rodeaba casi podía palparse. La barca se deslizaba suavemente, en silencio total. El guerrero dormía con los brazos cruzados sobre su pecho. 

Miramos en la esfera de cristal y vimos un lugar luminoso y paradisíaco, brillante como perlas de colores. Era el Reino Azul, nuestro destino. Al verlo sentimos una gran alegría y compañía en aquella noche, en aquel mar sin fin. 

Deberíamos cruzar a la otra orilla, ser capaces de romper las ataduras de un tiempo que nos retenía como a sus prisioneros y conquistar ese reino escondido.

En sueños el guerrero lloraba, cada lágrima era una pregunta al universo, quería saber el origen, el plan. Cayendo al mar las lágrimas se convertían en diamantinas estrellas y así el mar empezó  a ser el cielo y de pronto la barca surcaba el firmamento. Ahora iba más rápida impulsada por una cálida brisa. Las velas blancas extendidas.

Oh!  Princesa celestial, diosa de  la noche, danzarina!

Recoge tu velo turquesa- carmesí

Llévame  volando allí

Donde nace la flor, la palabra sincera

 

¿Por qué el Universo quiere que nos adentremos en su corazón? El miedo extiende sus tentáculos por doquier. Es la fría amenaza que siempre nos persigue, la sombra que nubla el cerebro. Permanece al acecho como una entidad propia, con su propio deseo de muerte. ¿Cómo y dónde empezó la sombra a proyectarse? En el corazón está escrito: El miedo nace de la contradicción.

 

Yo, ángel caído

Miraba mis manos, 

Lloraba la sangre, la herida de siglos

Allí, gigante en la tarde

De roca en la tarde contra un cielo negro

Contra un cielo roto.

El guerrero despertó, la barca surcaba los cielos, flotando vaporosa como una nube más. Las nubes pasaban y seguían, formas multicolores a las que contemplar. 

Estirado relajadamente las miraba buscando un significado. Animales galopando sin peso en extensa caravana, elefantes, jirafas, ciervos, perros, pájaros, mariposas, todos enfilados hacia un destino ignorado. 

Observó una nube con forma de mariposa de color rosa y azul; la miraba fijamente como queriendo retenerla. La mariposa pareció advertirlo y se detuvo un instante y descendió hasta él. Él extendió su mano para que se posara, le sonrió y desde su corazón le dio las gracias por aquel gesto mágico. Al instante la mariposa se alejó de nuevo hacia el cielo.

El guerrero se incorporó, le acercamos un tazón con liquido. Mientras lo absorbía se sintió recuperado. Sacó el cuaderno de notas de su bolsillo y en él dibujó una estrella con un punto en el centro: Simbolizaba su destino. 

– Para entrar ahí es preciso deshacerse de todas las impurezas internas, le explicó Alator- ¿Ahora cómo te sientes?,  quiso saber.

-Creo que he mejorado, pero aun no estoy limpio del todo. Algunas heridas siguen abiertas. Pero siento que puedo y debo superar el sufrimiento interno, la oscuridad,  el abismo. Debo vencer el miedo y emerger triunfal de ese tiempo de sombras en el que mi conciencia está sumergida.

-Si es así te ayudaremos, ya que sólo la acción de lo extraordinario puede romper las cadenas que te mantienen atado a tu visión de la realidad. Vivimos en tiempos distintos y por eso podemos ayudarte, bueno por eso y porque nos has pedido ayuda. ¡Qué gracia! ¡Hay que estar muy loco para hablar con las estrellas!

Capítulo 1.  Los elementos mágicos      Capítulo 2.   La sombra y el unicornio      Capítulo 3. La ciudad de los magos  Capítulo 4.  La ciudad de piedra

De la novela: Los doce cantos del ruiseñor. Escrita por Cloty Rubio e Ilustrada por Iván Bolancer