Por Ivette García-Maya*

“Ustedes creen que un golpe en artes marciales se avanza simplemente. Y no es así. Para avanzar en el golpe tengo que retroceder. De manera que no puede haber centro para mi si estoy en los bordes físicos porque no puedo ni avanzar ni retroceder…] […Si quiero avanzar tengo que retroceder…” (Silo, 1975)¹

En la antesala de toda esta pandemia covid-19, en esos años 2002 y sobre todo 2003, vivía en uno de los cuartos para estudiantes “extranjeros” en la universidad de Nan Kai, en Tian Jin, en el noreste de China; sería mi segundo y tercer año en esa universidad.

Los días transcurrían sin novedad hasta aquella tarde en la que se mencionó la palabra “SARS” y los profesores en clase nos indicaron, primero, que se suspendían las salidas por paseo y concluyeron diciendo que había una emergencia nacional y que todos se tendrían que quedar en la ciudad en donde estaban, esto es, desde ya ninguna persona china podría moverse del lugar donde se encontraba, ni siquiera para regresar a casa… en el caso de los extranjeros teníamos unos días si queríamos salir del país… si no, nos tendríamos que acoplar y cerrar filas con todos los demás…

Rápidamente el gobierno de Japón envió aviones especiales para recoger a todos sus estudiantes que se encontraban en el país, casi todos los compañeros de Corea del sur, Estados Unidos y Europa compraron boletos de regreso a casa y… en uno o dos días parecía que solo quedábamos quienes veníamos de Latinoamérica, África, Corea del norte y medio oriente… de una clase de 45 quedamos 5 estudiantes…

Los estudiantes chinos fueron recluidos en sus habitaciones y se les hacía llegar la comida a través de los barrotes de las ventanas; todos estábamos apanicados y no comprendíamos a ciencia cierta por qué o qué era lo que ocurría realmente, yo trataba de localizar a mis amigas chinas y no podía ni acercarme a su edificio, aunque sí podía salir de mi dormitorio y caminar por dentro de los jardines de la universidad. Eso, se volvió muy valioso.

Al poco tiempo tanto a estudiantes, trabajadores y profesores se nos hizo llegar una serie de botellas con algún liquido obscuro “X”, producto de la medicina tradicional china, con instrucciones para que fuese bebido a ciertos intervalos… ¿Qué era? no lo sé, su sabor era amargo, pero era tomable y decían que era para que no nos enfermáramos así que… me lo tomé todo… y seguí las indicaciones al pie de la letra…

Al paso de unos días una amistad de Japón, ya desde su casa, me hizo llegar una gran cantidad de mascarillas de la mejor calidad y me mandaban mensajes de esos donde depositas todos tus deseos de salud y bienestar…

Sorprendente del pueblo chino es su digamos “solidaridad” cuando se les pide trabajar en conjunto, por supuesto la contraparte es que al que no lo hace lo borran del mapa, todos se mueven al unísono sin preguntar porque, solo esperan la indicación de que tanto o que tan alto… Así se salió del “SARS” en aquella ocasión…

En general los demás humanos en este planeta tierra casi pasaron inadvertidos del suceso o fue una simple noticia en la televisión, aquella situación de riesgo que padeció China de una casi escalada nacional e… incluso tal vez mundial….

Y así nos llegaba como una pequeña queja del planeta y se nos llamaba la atención frente a nuestros ponderantes… fue como una pequeña gripita que nos gritó cambia de actitud, ponte un suéter, come diferente… el planeta es tu casa…atiéndela…

Pero creo que necesitamos más que una gripita para poner ATENCIÓN…

Las primeras semanas de este enero de 2020 recorrí buena parte de la región de Europa mediterránea por primera vez, lo planeé desde un año antes, ahorré desde un año antes y empecé a pagar desde un año antes; mi experiencia fue como poner una celda solar en el desierto a plena luz del día…recargué pilas todo lo que pude. En todos los lugares experimenté encantada ese momento de renacimiento, esa falta de aire y gran palpitar cuando vi  por vez primera Venecia y caminé por Florencia, me maravilló tanto respeto, energía y fuerza de los visitantes a Asís, Padua y Zaragoza en España, disfruté como loca tocar la historia que se respira en cada bocanada de aire en Roma y estar en El Vaticano percibiendo lo que significa ese pequeño espacio para gran parte de los seres humanos y solo pude imaginar esa energía sumada con la del muro de los lamentos y la Meca, eso me hizo estremecer; abracé la surrealidad en plena vigilia, toda esa magia que nos derrama a brazos abiertos Barcelona, Toledo, Lisboa y Sintra; todo el recorrido fue una gran confluencia multicultural y una gran lluvia de ideas que para mí representa un momento de mucha claridad…

El recorrido fue de constante y continua comunión con esa fuerza interna que los seres humanos llevamos dentro; ahora hoy día consciente, sí, de que ya se gestaba este virus y de que China llevaba por lo menos un mes tratando de detener el contagio a nivel nacional…Consciente de aquellos que murieron o fueron detenidos por tratar de levantar la voz y gritar que todo lo que le pase al ser humano le atañe al ser humano.

Si tuviera que escribirle una carta a esta pequeña gran roca azul que ha logrado permitirnos jugar y experimentar la psique humana, le diría:

Querido mundo, con esta cachetada de guante blanco que nos ofreces, recuerdo que mi realidad depende del estímulo que me ofreces, mundo y comprendo que la respuesta está dada por nuestra mano, por nuestra falta de respeto hacia todo tipo de vida y me pregunto ¿Por qué hay animales hacinados en minúsculas jaulas sin aseo? ¿Tal vez pensando que, al fin y al cabo, en unas horas, días o semanas serán carne muerta? ¿tal vez pensando en sacar el máximo beneficio monetario?

Falta amor, de que otra forma permanecemos impávidos al contaminar los mares y los ríos con petróleo y provocar la muerte de mucha vida marina ¿Por qué permitir todo tipo de desperdicios químicos, aguas negras y basura? ¿Por qué negarnos a nosotros mismos? ¿Cómo resarcir tanto daño? Tanto daño generado hacia nosotros mismos…

A veces siento que somos como una gran garrapata en tu superficie. A veces me siento como un coronavirus en tu organismo. Y ansío que logremos, en conjunto, transmutarnos y pasar de garrapata a un bello lunar.

Mundo, nos mandaste un paso hacia atrás y el vértigo nos despertó del ensueño con lágrimas ¿Cuál será nuestra respuesta conjunta? ¿Hacia dónde se inclinará la balanza?

Por lo pronto mi respuesta está en poner toda mi atención, en no permitir que mi umbral de dolor se eleve y nuble mi mirada, preferible sentir a no sentir; mi respuesta está en no permitir que las cifras de infectados se queden en eso… números, en tener presente las palabras de Silo cuando lo cuestionaron sobre si “…todo lo hecho había valido la pena…”

Tener presente esa respuesta…

“si esto que estamos haciendo le ayuda, incluso… tan solo a una persona… entonces… entonces habrá valido la pena…” que aumente el afecto y que baje el antagonismo social, que vayamos más al interior y que nos catapulte hacia la intersubjetividad.

Y…  “aprendamos a ver procesos y a confiar, ellos son sabios…”  (algunos comentarios de Mario en charla informal. Mendoza, 29 de abril de 1989).

La revolución se está dando entre las personas, en el trato directo” (Simoné Casu)


* Parques de Estudio y Reflexión Joquicingo. Centro de Estudios Humanistas Hipatia.
¹ La modificación de situaciones y relaciones oprimentes: Centro de gravedad. SILO, 1975; En el contexto de los principios de acción válida.