Por Annie Castro/Sul21. Traducción de Pressenza

El escritor indígena Daniel Munduruku participó en la programación de la Feria del Libro de Porto Alegre el pasado martes 12.

Para el profesor y escritor Daniel Munduruku, la literatura indígena orientada a niños y jóvenes es una forma de romper con las ideas prejuiciosas y estereotipadas que se perpetúan sobre los pueblos indígenas en el país. «Con la literatura creamos posibilidades para que los niños aprendan nuevos conocimientos, tengan nuevas informaciones y por lo tanto crezcan más conscientes y menos prejuiciosos», dice el escritor, que participó en el programa de la 65ª Feria del Libro de Porto Alegre en la tarde del martes 12 para hablar sobre educación y literatura de los pueblos indígenas.

Con más de 50 libros publicados, Daniel escribe principalmente para niños, jóvenes y educadores. Licenciado en Filosofía, Historia y Psicología, con una maestría en Antropología Social, un doctorado en Educación y un postdoctorado en Literatura, Daniel le dijo a Sul21 que no se imaginaba que algún día llegaría a ser escritor, ya que al graduarse como profesor había elegido la educación como forma de contribuir con la sociedad y como una herramienta para combatir los prejuicios vividos por los pueblos indígenas.

«Mi participación en la sociedad brasilera siempre fue muy problemática por causa de todos los estereotipos, apodos que recibí y prejuicios que viví. Yo quise ser maestro justamente para combatir ese tipo de situación, pero después descubrí que la literatura era otro instrumento para esto y para transmitir conocimiento» explica Daniel, que decidió convertirse en escritor para contar las historias que escuchaba desde niño sobre los pueblos indígenas y, especialmente, sobre el pueblo Munduruku.

Por entender la literatura y la educación como instrumentos para combatir el prejuicios, Daniel también produce obras dirigidas a los educadores. Según él, su objetivo es tratar de complementar la formación de los docentes con informaciones y reflexiones sobre las ideas prejuiciosas que la sociedad brasilera tiene sobre los pueblos indígenas, que a menudo terminan siendo reproducidas en el ámbito académico y, en consecuencia, por los educadores del país.

«Estos conocimientos son casi siempre equivocados, nacieron de una visión romántica de las poblaciones indígenas o, muchas veces, son reforzados por estereotipos. A lo largo de toda nuestra historia hay errores que se reproducen a causa de esta narrativa única, hegemónica. Mi idea es ir más allá de esta visión que tenemos –que es la visión colonizadora–, en que la colonización cuenta la historia, nos mete la historia en la cabeza y nosotros creemos que es verdad», dice.

En este contexto, el escritor utiliza la literatura para generar reflexiones y «provocar al profesor para que  aprenda cosas que no sabe o que cree saber, pero que sabe mal». «Los indígenas nunca han tenido la oportunidad de hablar con sus propias voces. Entonces la literatura nos da esta posibilidad y yo uso este instrumento como una forma de provocar».

Resistencia a través del arte

Debido a las narrativas existentes sobre los pueblos indígenas, la propia literatura indígena sufrió en un principio un proceso de invisibilización, según Daniel: «La gente no cree que los indígenas sean capaces de escribir, precisamente porque nuestra tradición es una tradición oral. Cuando la sociedad advierte que podemos aprender a escribir y crear cosas interesantes, comienza a abrirse y, con ello, comenzamos a participar en ferias de libros, actividades culturales, seminarios en las universidades».

Según Daniel, el aumento de visibilidad de la literatura indígena en eventos como la Feria del Libro de Porto Alegre, por ejemplo, es resultado de un trabajo de concientización realizado durante décadas por escritores y pueblos indígenas. «La presencia de los indígenas en las ferias de libros y en las actividades culturales se debe precisamente a que los indígenas comenzaron a llegar a un lugar donde era imposible mantenerlos invisibles», dijo el escritor.

Para Daniel, la literatura indígena funciona como una forma de resistencia frente  al escenario de ataques sufridos a lo largo de los años en el país, y al mismo tiempo es una forma de acercar la sociedad brasilera a los saberes indígenas.

Señala que en este escenario la escritura indígena busca romper con la narrativa única que surge del proceso de colonización del país. «La literatura es nuestra forma de hacer resistencia, pero una resistencia que pasa por la poesía. No es una resistencia política, para la cual hay otro movimiento indígena, un movimiento que es político. Nuestra resistencia es una resistencia por el arte”, dijo.

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