«Existe la necesidad de plegarse a esta loable iniciativa de los jóvenes para reverdecer las esperanzas y las ilusiones que todavía es posible generar mundos alternativos donde los humanos se respeten los unos a los otros y los humanos respeten a los no humanos (…) La huelga global del 20 de setiembre puede ser un bello inicio de un gran despertar colectivo. Estamos invitados a ser parte de la historia». Así lo afirma Rodrigo Arce en el siguiente artículo:

Llaman a los mayores a sumarse a la lucha contra el cambio climático

Por Rodrigo Arce Rojas*

15 de julio, 2019.- La activista sueca Greta Thunberg conjuntamente con un grupo de adolescentes y jóvenes europeos está convocando a una huelga global para este 20 de setiembre con el propósito de llamar la atención de los políticos para que se tomen medidas inmediatas y efectivas para hacer frente al cambio climático.

La niñez y la juventud se han sumado al concierto de voces quienes cansados de ver que los tomadores de decisiones no asumen reales compromisos para adoptar medidas que detengan y reviertan los procesos del cambio climático han decidido, como verdaderos tomadores de decisiones, levantar la voz de manera firme y contundente para decir basta ya de dilaciones, de tibieza, de indiferencia frente a los graves problemas que está causando el cambio climático y que está condenando a las generaciones presentes y futuras a sufrir las consecuencias del poco compromiso para hacer frente al cambio climático.

Esta inédita propuesta (…) es muy esperanzadora porque demuestra que la ciudadanía no se adquiere con la edad sino con el ejercicio activo de los derechos.

Esta inédita propuesta que surge de la juventud, de las mujeres, de los que siempre han sido invisibilizados, es muy esperanzadora porque demuestra que la ciudadanía no se adquiere con la edad sino con el ejercicio activo de los derechos. Los jóvenes nos están diciendo a los mayores que no podemos seguir como hasta ahora pues los efectos del cambio climático ya lo vemos en diferentes partes del mundo y los que más sufren son las poblaciones vulnerables. Dramáticas son las imágenes del derretimiento de los polos y la lucha de los animales por buscar alimentos cada vez más escasos.

Es un mensaje a la conciencia de la sociedad para que no sigamos pensando que la tierra solo es una canasta de recursos para explotarla infinitamente o es un gran depósito de residuos que ha superado largamente la capacidad de procesamiento de la tierra. El modelo de desarrollo, que muchos mayores defienden como la única alternativa posible, es el gran causante de esta crisis civilizatoria. Seguimos pensando que los bosques, mares y suelos son para explotarlos y generar riqueza aún a costa de sacrificar personas y al propio ambiente. En nombre del progreso, con un falso entusiasmo optimista, seguimos dependiendo de los combustibles fósiles y no hacemos los esfuerzos necesarios para buscar alternativas al desarrollo más conectadas con la naturaleza.

El modelo de desarrollo, que muchos mayores defienden como la única alternativa posible, es el gran causante de esta crisis civilizatoria.

Los jóvenes nos están diciendo basta ya de indiferencia, basta ya de la política barata de mercado que hace de la corrupción un modo institucionalizado de vida y que busca enfermizamente el lucro y el beneficio personal en desmedro del bien común y los intereses de las grandes mayorías. Los jóvenes nos están diciendo basta ya de actuaciones teatrales sobre acuerdos para detener el cambio climático pero que no se condicen con la vida real en tanto siguen las presiones contra la naturaleza en nombre del mercado y del crecimiento económico.

Greta Thunberg en la huelga por el clima de Bruselas, el pasado febrero. Fuente: twitter Greta Thunberg

 

Los jóvenes están haciendo la diferencia. De manera legítima nos están diciendo que no les robemos el futuro. Que la acción es ahora y no cuando sea demasiado tarde. Nos están diciendo que el modelo civilizatorio que nos hemos construido no es amigable ni con la sociedad ni con el ambiente y que solo permite el crecimiento desmedido de la riqueza de unos pocos. Con legítima indignación nos están diciendo que no continúe la desidia, la desesperanza y que es hora de levantar la voz para decir alto ya al grave daño que le estamos causando al planeta y a las poblaciones más vulnerables. Al final los impactos del cambio climático nos alcanzarán a todos y es por ello que no podemos seguir indiferentes.

Los jóvenes están haciendo la diferencia. De manera legítima nos están diciendo que no les robemos el futuro.

Siempre habrá voces que digan que el cambio climático es un cuento inventado por los ambientalistas o por las fundaciones para conseguir recursos económicos, dirán que los cambios climáticos son consustanciales al sistema planetario, dirán que es el pretexto para detener la inexorable marcha del desarrollo económico e incluso hablarán en nombre del progreso para todos. Pero más allá de aquellas voces que, consciente o inconscientemente, descalifican a los activistas para hacer frente al cambio climático, los efectos ya lo estamos viendo y sufriendo y cada vez los impactos serán mayores y más costosos de revertir. Por todo ello existe la necesidad de plegarse a esta loable iniciativa de los jóvenes para reverdecer las esperanzas y las ilusiones que todavía es posible generar mundos alternativos donde los humanos se respeten los unos a los otros y los humanos respeten a los no humanos. Esto requiere una gran transformación de pensamiento, de sentimientos, de discursos y de acciones.

La huelga global del 20 de setiembre puede ser un bello inicio de un gran despertar colectivo. Estamos invitados a ser parte de la historia.


* Rodrigo Arce Rojas es miembro del Centro de Estudios Humanistas Nueva Civilización y doctor en Pensamiento complejo por la Multiversidad Mundo Real Edgar Morin. Correo electrónico: rarcerojas@yahoo.es

** Artículo original: Servindi, comunicación intercultural.


 

El artículo original se puede leer aquí