Por Giacomo Vicenzo

Recientemente Trump decidió no renovar el acuerdo nuclear con Irán, que impide que el país vuelva a producir armas nucleares a cambio de no recibir sanciones económicas de EEUU.

Irán y Rusia son los principales aliados de Siria al lado del gobierno de Bashar al-Assad que recibió bombardeos en la madrugada del 13/04 en represalia al supuesto ataque químico que según los países que se unieron en la respuesta bélica (EEUU, Francia y el Reino Unido) fueron ordenados por Assad.

Siria vive en estado de guerra desde 2011, cuando diversas fuerzas (incluido el Estado Islámico y Yihadistas) se unieron contra el gobierno de Assad, que es sucesor de su padre, el cual estuvo por 30 años en el poder del país.

Desde el inicio del conflicto unas 400 mil personas han muerto de ambos lados. La decisión de Trump trae más tensión al escenario global, ya que «afloja» la posibilidad de producción de armas nucleares por un país realmente muy próximo al conflicto y con desacuerdos internacionales.

Como toda guerra, hay una serie de intereses y otras perspectivas a ser analizadas. Entrevistamos a Hugo Albuquerque, abogado, maestro en derecho constitucional y editor del libro «El Origen del Estado Islámico – El fracaso de la guerra al terror y ascenso Jihadista» (5º ed.) del autor y periodista Patrick Cockburn. Hugo traza un paralelo sobre los porqués del conflicto y sus desdoblamientos. Lea continuación:

Pressenza: ¿Cuál fue el detonante que inició el conflicto en Siria?

Hugo Albuquerque: El detonante fue la primavera árabe, cuando grandes manifestaciones multitudinarias derribaron dictaduras en el norte de África. Eran dictaduras pro-americanas, como la de Ben Ali en Túnez o Mubarak en Egipto, o históricamente antiamericanas como la de Gadafi en Libia (aunque en aquel momento él hubiera hecho las paces). Esto llegó a la Siria de Assad, históricamente enemiga de Estados Unidos.

Pressenza: ¿Quién está contra Assad?

Hugo Albuquerque: Grupos bastantes diferentes entre sí resolvieron derribar el régimen, pero no tenían acuerdo entre ellos: socialistas, liberales, fundamentalistas islámicos; jóvenes occidentalizados de ciudades como Aleppo, kurdos de izquierda y derecha y agricultores religiosos que odiaban a Assad por motivos distintos e incluso antagónicos.

Pressenza: ¿Cómo y por qué Estados Unidos se involucró en el conflicto?

Hugo Albuquerque: Estados Unidos, también, pasaron a manipular el conflicto, ya sea porque veían a Assad como el único aliado ruso en Oriente Medio, ya sea porque deseaban una alternativa geográfica a Egipto. Si la revolución egipcia tomara rumbos antiamericanos, el Canal de Suez, esencial para transportar petróleo a Europa, caería en manos no occidentales, la alternativa sería el transporte por tierra, precario y de emergencia por el territorio sirio. Esto no sucedería, o al menos no de forma económica, con Assad en el poder. Con Assad fuera, sería posible cruzar enormes redes de oleoductos y gasoductos de la Península Arábiga directamente hacia el Mar Mediterráneo a medio plazo. Junto con eso, Arabia Saudita pasó a estimular grupos que profesaban su ideología religioso-política a tomar el poder en Siria, como el Estado Islámico, por ejemplo. La estrategia fue errónea porque los grupos anti-Assad no tenían identidad entre sí ni los aliados estadounidenses en la región (Arabia Saudita y sus Estados vasallos, Turquía e Israel) presentaban ninguna unidad de acción.

Pressenza: ¿Cómo explicar la intervención rusa y la especulación del precio del petróleo en el mercado global?

Hugo Albuquerque: Rusia, sin embargo, intervino y presentó un poderío bélico que Occidente ignoraba además de que lograron que Irán e Irak cooperaran con Assad, lo que podía poner fin a la guerra, dado también que derribar el precio del petróleo no es interés republicano. Sin embargo, no fue así, porque el establishment estadounidense, ligado a los demócratas, y la derecha europea no quieren que la guerra acabe. Porque ellos quieren el petróleo barato, no sólo por cuestiones comerciales y de los sectores que ellos representan en el capital, sino también porque eso valora el precio del dólar en el mercado externo, ayudando a la balanza comercial europea y la especulación financiera en Estados Unidos.

Por el momento la guerra está aún muy lejos de acabar. La principal reivindicación de las fuerzas rebeldes es que Assad renuncie al poder que está en manos de su familia desde hace décadas. Solo queda esperar un mínimo de sensatez por parte de las potencias involucradas en estos conflictos para evitar la muerte y el sufrimiento de civiles.

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Posted by QuatroV – 4V on Wednesday, 27 December 2017