Trataremos en pocos minutos de dar un panorama general del pensamiento de Silo expresado a través de sus libros, conferencias, entrevistas y charlas que incansablemente ha brindado a lo largo de 50 años.

Su producción es extensa y aborda en profundidad los grandes temas de la existencia humana, dando una nueva perspectiva acerca del ser humano y el sentido de su existencia.

En esta línea, nada importante ha dejado de ser objeto de sus reflexiones, lo que hace que su obra se involucre en muy variados temas ligados por la más rigurosa coherencia.
En ellos se puede transitar por las bases filosóficas de su pensamiento, su visión sobre el ser humano, la sociedad, la historia y la proyección espiritual de la existencia.

Simultáneamente ha desarrollado un completo sistema de prácticas de trabajo personal que facilitan al interesado la comprensión y mejora de su funcionamiento y de sus conductas. Dicha mejora se dirige a normalizar la vigilia, ganando en actitud atenta, coherencia interna (pensar, sentir y actuar en la misma dirección) y desarrollo de la conducta en sentido solidario.

También en este terreno ha desarrollado un completo sistema de trabajo que, enmarcado en una Psicología Trascendental y organizado en cuatro disciplinas, conduce al operador, a través de pasos sucesivos, a tomar contacto con los espacios profundos de su conciencia.

En el campo social, ha inspirado e impulsado la formación de organizaciones de acción en el mundo, que forman parte del Movimiento Humanista y se hallan enfocadas a la búsqueda de nuevas respuestas a los problemas de la violencia, la discriminación y la falta de igualdad de oportunidades en la sociedad actual. Así, han surgido La Comunidad para el Desarrollo Humano, el Partido Humanista, Mundo sin Guerras, Convergencia de las Culturas, Centro de Estudios Humanistas e innumerables Frentes de Acción.

Todo ello a partir de colocar al ser humano como valor y preocupación central, en dirección a la construcción de una Nación Humana Universal, haciendo eje en la “No violencia activa” como metodología de transformación social. .

Finalmente a través de El Mensaje de Silo ha desarrollado, de un modo simple, un conjunto de textos, reflexiones y ceremonias que orientan la experiencia de la espiritualidad humana trascendiendo culturas y creencias particulares.

Como se ve, son amplios y variados los temas desarrollados, pudiendo los interesados tomar contacto con los diferentes grupos que trabajan en cada una de las temáticas antes mencionadas.

Dado el tiempo destinado a esta presentación, no vamos a hacer aquí un comentario de cada uno de sus libros, que se hallan al alcance del lector en la web o en las librerías, sino que nos limitaremos a comentar algunos aspectos de su pensamiento que ha expresado en libros, escritos y presentaciones.

Esta amplitud de fuentes, nos ha planteado, en el Centro de Estudios Humanistas, la necesidad de organizar en diferentes áreas el estudio de sus planteos, con la intención de facilitar su abordaje a los que quieran acercarse al conocimiento de su pensamiento y propuestas.

Para esto hemos dividido sus trabajos, en tres áreas.

Una referida a las bases filosóficas de su pensar, otra referida al ser humano como estructura psicosocial en permanente cambio y una tercera donde se estudia la posibilidad de trascendencia de la conciencia habitual y la experiencia de contacto con los espacios profundos de la conciencia humana.

Comencemos por los fundamentos filosóficos de sus planteos.

Lo primero que Silo define es su posición existencial., explicando que su doctrina no parte de ideas o teorías, sino de la experiencia interna misma.

Es desde ese punto de vista existencial que Silo toma la experiencia como base para todos sus desarrollos afirmando que para estudiar cualquier fenómeno uno debe considerar que previamente al estudio, el operador se halla en una situación dada.

En ese sentido su punto de vista privilegia una visión desde dentro del fenómeno cuando se trata de estudiar el fenómeno humano.

Los temas centrales de la filosofía se refieren a la ontología, el conocimiento y la ética.

Respecto a la ontología, Silo plantea que el Ser de la filosofía clásica es una abstracción y que lo experimentable es la estructura conciencia-mundo, en permanente transformación, impulsada por la dinámica de los actos de conciencia.

En relación al conocimiento, hará un prolijo y pormenorizado estudio sobre el pensar, no partiendo de una teoría del conocimiento sino de la observación de los mecanismos del pensar. Estos se presentan como un encadenamiento de diferenciaciones, complementaciones y síntesis, que permiten a la conciencia humana comprensiones crecientes en un proceso sin límites.
Es a partir de esta comprensión del funcionamiento del pensar, que organiza un método estructural y dinámico que facilita el conocer y hacer, desarrollando la coherencia del pensar.
En cuanto a la ética, entendida como los valores que ponderan la conducta y opuestamente a una moral externa y convencional, afirma que el valor de la acción no se halla en el acuerdo con regulaciones externas sino en el registro interno de unidad o contradicción que producen en quien la realiza. Destaca que las acciones que se experimentan como válidas tienen como característica que producen distensión al ser realizarlas, que buscan ser repetidas y que generan sensación de crecimiento interno. Por último y como guía, postula Principios de acción válida que dan orientación a la conducta en sentido evolutivo, tomando como principio rector el que afirma: “trata a los demás como quieres ser tratado”

Pasemos ahora a su visión del Ser humano.
Lejos de considerarlo como animal racional y no negando su sillar biológico, define al Ser humano por la intencionalidad de su conciencia, activa y abierta al mundo. Así, definirá al ser humano, como el ser histórico cuyo modo de acción social modifica su propia naturaleza.

Desarrolla para su estudio una psicología descriptiva que no se basa en la interpretación de los fenómenos psíquicos, sino en el desarrollo de la capacidad de observación y descripción del operador de sus procesos internos. Como apoyo, organiza un esquema del psiquismo similar a un circuito informático, que sirve de base para explicar la producción de los fenómenos internos a partir del estudio del funcionamiento y la relación de los aparatos del psiquismo. Estos aparatos son los sentidos internos, los sentidos externos, la memoria y los centros de respuesta (motriz, emotivo e intelectual), mediados por un coordinador (la conciencia) que trabaja según niveles de sueño, semisueño y vigilia.

Desarrolla también el concepto de Espacio de representación como la espacialidad interna en donde se ubican las sensaciones de los fenómenos de percepción, memoria e imaginación, que explican cómo, según el nivel de trabajo de la conciencia, las imágenes se emplazan en un lugar desde donde puedan disparar acciones a través de los centros de respuesta abriéndose al mundo a través de la conducta.

También es destacable la idea de que todo esto funciona por la acción de una energía psicofísica que, cuando no circula correctamente, trae aparejado distinto tipo de alteraciones. Estas situaciones se buscan resolver a través de prácticas con imágenes y con el trabajo con esa energía intentando restablecer su normal fluir.

Todo este conocimiento está orientado a lograr en la persona, la superación de las contradicciones y un nivel psicológico de vigilia atenta, lúcida y crítica que permita desarrollar una conducta coherente en el medio en que le toca actuar.

Por otra parte, el ser humano es intención y no está aislado sino en relación con otros seres humanos portadores también de intención, por lo que la sociedad aparece como un espacio de relación de intenciones humanas.
Según sean estas intenciones, las relaciones serán de destrucción, de dominio, de cooperación o de integración, entendiendo esta última como la que se corresponde con una sociedad humana donde no exista un ser humano que se ubique por arriba ni por debajo de otro.

Respecto de la historia humana, no es vista por Silo como un relato desde fuera, donde aparecen las acciones de los hombres como escenas de una película, sino que destaca la temporalidad como una ubicación desde dentro, viendo la intencionalidad humana en su permanente intento de superar las condiciones de origen, y de liberarse progresivamente del dolor y sufrimiento personal y social, siendo la imagen de una Nación Humana Universal la meta de referencia para orientar las acciones.

Por último, hablemos de su visión sobre la espiritualidad.
Existe en el ser humano un tropismo que va más allá de la mera respuesta de adaptación al medio. Podría alguien dar correctas respuestas frente a los cambios del medio en que se encuentra, manteniendo la integridad de su estructura y esto, que sería suficiente en cualquier organismo vivo, no lo es en el caso humano.

El ser humano tiene además necesidad de Sentido que va más allá de lo estrictamente psicológico. La conciencia puede comprender e integrar crecientemente las situaciones en que se encuentra, pero proyectada a futuro, choca con la evidencia de la muerte y es justamente la necesidad de superar esa última barrera, que la lleva a buscar caminos que la trasciendan.

Hay un sentimiento religioso que, como fuerte tropismo, busca superar el sin sentido que impone la muerte. “No hay sentido en la vida si todo termina con la muerte”.

Este hecho lleva a plantear diferentes caminos que, organizados como disciplinas, ponen al operador en camino a suspender el yo psicológico y tomar contacto con los espacios profundos de la conciencia, donde se resuelve el problema del sin sentido y se encuentran las últimas respuestas.

Hemos resumido los aspectos que consideramos más relevantes de su enseñanza dejando de lado muchos otros, que también importantes, harían que excediéramos los límites de esta presentación.

Jorge Pompei
CEHBA – Centro de Estudios Humanistas de Buenos Aires
Casa de Mendoza
Buenos Aires, 4 de Mayo de 2018