Por lavaca.org (publicación original de Revista Cítrica) 

El momento del homicidio del joven Rafael Nahuel por un balazo de plomo disparado por personal de Prefectura en Bariloche fue reconstruido por la revista Cítrica. Lo publicamos como parte de la cobertura colaborativa establecida entre lavaca.org, Cítrica y Tiempo Argentino frente a la situación represiva vivida en la zona de Villa Mascardi en los últimos días. 

Desde la Lof Lafken Wincul Mapu, un integrante de la comunidad, herido de bala, describió cómo fue la represión del grupo Albatros de Prefectura, y el asesinato del joven mapuche de 22 años.

“La represión empezó el jueves, cuando ingresaron al territorio, de madrugada. Empezaron a agarrar a las lamienes (mujeres) y a los niños. A nosotros nos persiguieron por todo el monte. Eran los del grupo especial Albatros, de Prefectura. Salieron a cazarnos. Nosotros nos defendimos con piedras y palos, nada más. Y ellos nos tiraban con municiones de plomo, sin medir consecuencias”.

“Pese a ese operativo seguimos resistiendo dentro del territorio. Estuvimos escapando durante toda la noche. Nos seguían con drones, con linternas. Los Albatros estaban con la cara pintada, camuflados, y arrastrándose por el suelo”.

“Ayer pudimos descansar un poco, y comer algo. A las cuatro de la tarde, cuando estábamos reunidos, escuchamos un grito: “¡Quietos, al piso!”, aparecieron de la nada y nos tiraron a matar. No dijeron quiénes eran”.

“Nosotros respondimos con piedras, pero enseguida nos dimos cuenta que estaban tirando con plomo. Ahí hirieron al primer peñi (hermano). Él gritó: “¡Me dieron, me dieron! Nos dimos cuenta que estaban tirando con munición 9 milímetros. Nos agachamos, y las balas rebotaban por todos lados. Otra lamién (mujer) fue herida en el hombro, la bala le pasó de lado a lado”. “En un momento sentimos un grito, cayó el peñi (hermano) Rafael al piso, y gritaba: “¡Ahhh, no puedo respirar, no puedo respirar!”. Y cuando lo arrastramos para ver lo que tenía, se le había cerrado el pecho. El tiro le había entrado por ahí (y se señala el tórax a la altura de las costillas), y le había salido por atrás, por el pulmón. Pero en verdad no le terminó de salir, quedó encajado en la espalda, tenía como hinchado, como sobresalido, y estuvo agonizando un tiempo”.

“Cuando llegamos a la base nos quisieron seguir reprimiendo. Nos apuntaban con sus fusiles, y la Policía Federal estaba con pistolas en la mano, como si fuéramos terroristas. Nosotros veníamos con las manos levantadas, pidiendo por favor que nos dejen sacar el cuerpo, porque el peñi (hermano) se nos murió a la mitad del camino, en nuestros brazos”.

“Bajamos al peñi y dejamos el cuerpo, porque nosotros no nos queríamos entregar. Ellos nos apuntaban con fusiles y pistolas. Nos dijeron “déjenlo ahí y vengan”, como una forma de señuelo para cazarnos. Ahí lo dejamos, y lo tuvieron como hasta las 12 de la noche, tirado, como a un perro”.

“Lo que le pasó a Rafael Nahuel es una tristeza; se nos fue un peñi (hermano) que tenía 22 años. Mataron a un jovencito. Fue el grupo Albatros el que empezó a los balazos. No hubo un enfrentamiento. Y ahora quieren tapar la realidad de lo que pasó. Ellos vinieron a cazar mapuches. Quieren hacer lo mismo que en la Pu Lof, es decir, lavarse las manos. Pero en este caso no van a poder hacerlo, porque nosotros estamos todos baleados, y ellos no tienen ni un solo herido”.

“Nosotros teníamos piedras y palos. ¿Qué podíamos hacer con eso? ¡Una bala mata!”

“No es verdad que haya habido diálogos de negociación ni nada por el estilo. Acá vino la fiscal el miércoles, se rió de nosotros, y dijo que si no desalojábamos pacíficamente, iba a reprimir y mandar a todos los efectivos que fueran necesarios. Estaban los niños jugando frente a ella, pero no le importó. El jueves por la madrugada, a eso de las 5, empezó el desalojo. A las mujeres que se quedaron allá arriba les pegaron, y a los nenes les tiraron gas pimienta en los ojos”.

“Ayer no dejaban pasar a nadie. Recién hoy, como a las 10 de la mañana, liberaron los accesos. Nosotros no tenemos celular ni cámaras, ni ningún medio, y queremos comunicarle a la gente de Bariloche, a la gente consciente, que nos venga a brindar apoyo. Hoy perdimos al peñi (hermano) Rafael, y podrían haber sido más los asesinados».

Entrevista y Producción: Gioia Claro

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