En el marco de los gravísimos hechos en el sur argentino en que se criminaliza y mata  al pueblo mapuche, Gustavo Figueroa propone testimonios y muestras de convivencia. Y propone sobre todo reflexionar honestamente, algo del todo contrario a lo que incitan periodistas de los grandes medios que mienten «enfrentamientos» y afirman datos sin comprobación.

 

“Mientras los konas salen a defender el territorio, vendrán por las pillan cushe y los pichikeche”

Por Gustavo Figueroa

Tukulpayiñ tayiñ kvpal es el título de un diccionario de lengua mapuche (mapudungun) elaborado en 2016 por mujeres y hombres originarias del Puel Mapu (tierra del este). Específicamente esta frase, certera y oportuna, quiere decir recordemos nuestro origen. El título representa un pacto de lectura inicial. En su recorrido nos propone repensar la(s) identidad(es) que nos atraviesan como personas. Cuando un che (gente) transita el rüpü del kimün mapuche empieza a reconocer otro pensamiento y otro orden de principios dentro de una cosmovisión que dista y se diferencia casi radicalmente de la filosofía occidental. En contradicción con esto, el Estado nacional argentino, desde su gestación, nunca ha aceptado, ni siquiera en su seno más íntimo, el reconocimiento de las diferencias identitarias–culturales dentro del país; más bien, y para ser estrictos en la lectura histórica, el Estado nacional argentino se ha ocupado fervorosamente de intentar extinguir toda tipo de huella o signo (índice) que nos pueda conducir a pensar que nosotros somos algo distinto al ser nacional argentino.

Precisamente hoy el Estado nacional argentino sale a buscar, a través de distintos allanamientos y acciones represivas, esos signos (visuales y comunicacionales) que intentan irrumpir en la realidad identitaria del país. ¿Somos otra cosa? ¿Portamos otra(s) identidad(es)? ¿Nuestras dudas pueden ser reconocidas, por este Estado, como actos sospechosos que vulneran la soberanía nacional? ¿Por qué un diccionario mapuche puede ser reconocido, por parte de un Estado Nación, como un elemento subversivo, vinculado con el terrorismo? ¿Qué tipo de Estado Nación reconoce un diccionario como un elemento subversivo, vinculado con el terrorismo?

Más adelante, y siguiendo con la lectura de Tukulpayiñ tayiñ kvpal leemos: “los epew, cuentos o fábulas, son relatos de ficción. En algunos de ellos intervienen animales que hablan y tienen actitudes humanas, a veces representando virtudes y a veces defectos, según en la historia en la que participen”. El Estado nacional argentino, así como su par chileno, también proyecta ficciones, ilusiones, escenarios cinematográficos (burdos), montajes indignos. Pero estas ilusiones no son para transmitir la cultura de generación en generación como lo propone el epew mapuche. El único objetivo del Estado nacional es proyectar ilusiones que favorezcan mantener un Estado monocultural y monolingüe, que no duda en servirse del sistema económico extractivo y acaparador mundial actual. “Nosotros, los mapuche ni siquiera tenemos el derecho a hablar la lengua mapuche”, afirmó la pilla cushe Carmen Antilef, luego de sufrir un allanamiento en su casa, por parte de las fuerzas represivas del Estado nacional. A esta autoridad filosófica y espiritual de 70 años le destrozaron su ruka (hogar) y la acusaron de participar de un incendio de características terroristas. Sin embargo está no es la primera vez que se producen, en Puel Mapu, escenarios de ficción, en donde los signos, como parte de un relato (visual y comunicacional), asumen un rol protagónico inclusive mayor al de las propias personas. Ya durante 2015 la lof Colhuan Nahuel de furilofche (Bariloche) sufrió un allanamiento ilegal por parte de la policía de Río Negro y el Cuerpo de Operaciones Especiales y Rescate (C.O.E.R.). En ese “operativo” las fuerzas represivas del Estado buscaban pañuelos rojos y panfletos. Para esta búsqueda dedicada y comprometida fue “necesario” golpear y arrastrar por el piso a una mujer embarazada. Antes de retirarse de la escena, varios integrantes del grupo COER, encapuchados, no se privaron de, a modo de burla, fotografiarse junto a los pichikeche de la comunidad, hijos de los mismos padres a los que acababan de ultrajar. Nunca la lof Colhuan Nahuel pudo hacer una denuncia, ni visibilizar el hecho. Permanecieron dos años con el registro fotográfico sin poderlo difundir por ningún medio (véase «Los ojos testigos de la pichimalen«) ni local, ni nacional. ¿Quién querría escuchar su versión de los hechos?

Para concluir esta triada de abusos y ultrajes, luego de transcurrido dos años de ese allanamiento ilegal, las fuerzas represivas del Estado volvieron a reprimir y encarcelar a los integrantes de la comunidad Colhuan Nahuel, matando, como si se intentara imponer un mensaje más profundo e irrevatible, a un sobrino (Rafael Nahuel) de la logka de la comunidad. ¿La muerte es una forma de invisibilizar? Para un Estado que ha dedicado su vida y su historia a homogeneizar los saberes, las identidades y los signos, ¿hablar mapudungun puede ser interpretado como un acto subversivo? ¿La palabra y el conocimiento mapuche pueden atentar con el status quo establecido? Tukulpayiñ tayiñ kvpal fue parte de los elementos secuestrados de una de las 7 casas particulares allanadas el 18 de noviembre de 2017 dentro de ciudades de las provincias de Río Negro y Neuquén. “Se llevaban los carteles como si fueran fusiles”, me aseguró la abogada querellante de los jóvenes militantes comprometidos. A continuación una crónica que intenta no sólo convertirse en un documento histórico de distintos casos ejecutados en función de la Ley Antiterrorista, sino que además intenta pensarse como un trabajo de articulación entre los distintos escenarios que se montan y ejecutan a ambos lados del füta piren mahuiza (Cordillera de los Andes) –como si éstos se trataran de distintas locaciones de filmación, de una misma película.

Los pichikeche (niños y niñas) mapuche del presente son los ojos testigos de una época represiva que ingresa a sus casas y ultraja a sus padres y madres.

“Extremistas que panfletean el campo, pintan acequias o se amontonan de a diez en vehículos que se incendian son los estereotipos de un libreto que no está hecho para ser creído sino para burlar la reacción internacional ante ejecuciones en regla mientras en lo interno se subraya el carácter de represalias desatadas en los mismos lugares y en fecha inmediata a las acciones guerrilleras.” Carta Abierta a la Junta Militar de Rodolfo Walsh.

“Cuatro soldados nos estaban cuidando a nosotros, todos estábamos agachados dentro del corral. Así fue como apresaron esa vez a Foyel con Inacayal. En ese lugar nos tenían a todos amarrados aquel día, esa era el día que nos íbamos a regresar a nuestra tierra, en esa oportunidad. Con esa clase de engaños capturaron a Foyel con Inacayal. Nosotros de verdad que no pudimos seguir hablando, ya que le tuvimos mucho miedo a los winka. ‘Si hablan, si hablan, les van a dar muerte a ustedes!, ustedes no deben conversar’. A ruego de de mi superior cacique, Antonio Modesto Inacayal de Adrián Moyano.

Foto Gustavo Figueroa

Introducción

La última vez que lo vi a Fermín Martínez estaba sentado en un silla de plástico en el medio de una plaza céntrica. Sus manos estaban manipulando las perillas de una consola, mientras cerca de él,transitaban hombres y mujeres con distintas insignias en su ropa, sosteniendo banderas. Esta escena es una secuencia frecuente en cada movilización social dentro de la ciudad de Neuquén. Lo curioso de ese día fue que las manos de Fermín estaban llenas de tierra y manchas negras: “recién llegue de trabajar”, me dijo, con un tono de cansancio superable. Fermín trabaja en la construcción. Arma y desarma casas a martillazos limpios. En cambio, Marcos Painevil, su compañero dentro de la Radio Zona Libre, se dedica a la madera. Un día me ayudó a armar una mesa con un retazo de una especie de aglomerado que sacó de la carpintería que tiene en la casa de su ñuke (mamá). La tercera parte de la Radio Zona Libre es Nadia París. Nadia hace poco me paso dos libros de Daniel Feierstein. En realidad me los pasó hace mucho, pero yo tardé en devolverlos. Le indiqué la distinción que propone el autor entre politicidio y genocidio –muy oportuno, por supuesto, en el contexto de represión actual. Con Rúben Wani nos encontramos de casualidad dos veces en lugares comunes: primero dentro de la Universidad Nacional del Comahue. Yo ingresaba a una clase de gramática y él a un seminario sobre políticas de género. La segunda vez nos encontramos en una parada de colectivos. Rubén estaba entusiasmado con las definiciones conceptuales de Rita Segato. Yo le recomendé que leyera “Crítica a la colonialidad en ocho ensayos”. Cada uno de estos jóvenes está siendo, en la actualidad, perseguido y acusado de ser células terroristas. Sus casas han sido allanadas y sus nombres han sido colocados dentro de una lista de personas peligrosas para la soberanía nacional.

Mientras que los medios hegemónicos y oficialistas del Estado nacional actual se encargan de deshumanizar a las personas que criminaliza sin pruebas contundentes, mi trabajo como comunicador –comprometido con lo que sucede en la calle– es caracterizar los gestos y acciones de los protagonistas implicados: jóvenes originarios, militantes de derechos humanos, comunicadores sociales.

Luego de los allanamientos, la autoridad filosófica y espiritual Carmen Antilef (también acusada de realizar ataques terroristas) reflexionó “Nosotros los mapuche no tenemos derecho, ni siquiera a hablar lengua mapuche”. Durante el allanamiento “me hacían callar la boca, tranquilamente me podría haber pegado o hacerme cualquier cosa, porque estaba sola”.

Retrato de la autoridad filosófica y espiritual Carmen Antilef, acusada de participar de un atentado con bombas molotov. Foto Gustavo Figueroa

Kiñe. Primer capítulo

Indicios terroristas: un vino chileno, un bombo legüero y fotografías de víctimas de desaparición forzada.

Dentro de los allanamientos se lograron constatar varias irregularidades, tanto en el proceder por parte de las fuerzas represivas del Estado, como también por parte de los fiscales intervinientes en la causa (José Gerez). No menos relevante, ocupan un lugar de privilegio dentro de la reciente película de ficción proyectada, los objetos secuestrados, muchos de ellos por demás llamativos.

En primer lugar, y luego de contactarme con la abogada Gisella Moreira, me parece significativo indicar que dentro de los allanamientos sucedieron estas irregularidades: a) en la casa de Carmen Antilef no hubo testigos; b) en la casa de Rubén Wani sólo hubo un testigo –cuando se requiere que sean, por lo menos, dos–; c) por su parte, en la casa de Osvaldo París (el padre de Nadia París) una de las testigos le indicaba a la policía por donde debían buscar –situación por demás irregular y sospechosa–; d) en ninguna de las 7 casas se dejó constancia a sus dueños de los elementos secuestrados y los procedimientos realizados.

En segundo lugar, me gustaría profundizar el análisis conceptual con respecto a la necesidad del Estado nacional de perseguir, encauzar, secuestrar y aislar cualquier signo que sea asociado o vinculado con el pueblo mapuche. Entre los indicios secuestrados más llamativos se encuentran: un vino proveniente de Chile; un bombo legüero; las fotos de los tres desaparecidos más reconocidos de la región (Carlos Painevil, Sergio Ávalos y Daniel Solano); una  imagen de la referente mapuche Relmu Ñamku; un libro titulado Ecos de la resistencia; el diccionario, ya mencionado.

Epu. Segundo capitulo

Los ojos testigos de la pichimalen y los precintos en las manos de los pichikeche

La comunidad Colhuan Nahuel es una comunidad urbana. Está ubicada dentro de una barrio de furilofche (Bariloche). Específicamente esta comunidad urbana se emplaza sobre un cerro camino a Llao Llao. La autoridad de la comunidad (longko) es una zomo (mujer) mapuche. María Nahuel lleva adelante la familia y la comunidad (constituida por sus hijos y nietos). Cuando los visité (en 2016) María y su familia me contaron que realizaban una ceremonia cada día, pero que entre otras cosas tanto una comisión vecinal cercana como también los propios vecinos, les realizan denuncias bastante seguido, fundamentalmente porque aseguraban que la comunidad durante sus ceremonias realizaban ruidos molestos.

En una segunda parte de la entrevista la comunidad Colhuan Nahuel me contó el allanamiento que sufrieron en 2015. “Buscaban pañuelos rojos y panfletos”. “Nos acusaban de incendiar el Rancho Meyer”, ubicado en el Cerro Challhuaco de Bariloche. “Durante el allanamiento nos golpearon, nos maltrataron y no nos quería mostrar la orden judicial. Nos decían que éramos indios y que la íbamos a ensuciar, que no tenía sentido porque de igual modo aunque la viéramos no sabíamos leer”.

Durante el allanamiento,protagonizado por la policía provincial de Río Negro y el Cuerpo de Operaciones Especiales de Rescate (C.O.E.R.), se llevaron detenidos los hijos de María, arrastraron por el piso a una mujer embarazada e integrantes del mismo grupo C.O.E.R. se tomaron el permiso, en tono de burla, de fotografiarse con los pichikeche (pequeñas gentes) de la comunidad, luego de haber maltratado a sus padres y madres.

Por último, y mientras escribía esta crónica y presentaba el trabajo “Los ojos testigos de la pichi malen (mujer pequeña)” en un taller de construcción de crónicas dentro de la ciudad de Fiske Menuko, nos enteramos que un familiar cercano a la comunidad Colhuan Nahuel había sido asesinado por la policía de Río Negro. Previo a este “operativo”, María había sido arrestada y como como un gesto de demostración de poder (absurdo) e impunidad la policía de Río Negro se permitió precintar cuatro pichikeche de edades inferiores a los diez años, entre ellos uno de los nietos de María.

María Nahuel y su familia fue arrestada en Bariloche durante un desalojo territorial. Foto Gustavo Figueroa

Mientras miro la fotografía que acompaña esta crónica, veo la sonrisa de Rosa, el pañuelo que porta y que cae sobre sus dos hombros. Pienso en varias frases que pronunció con un tono amable, sincero, casi tímido: “¡No ha cualquiera le cabe un allanamiento de esta medida! Acá está claro que cuando uno dice que pertenece a un pueblo que está resistiendo se ve más fuerte la represión. Ahí no hay derechos ni para los niños, ni para las embarazadas, ni para las mujeres…¡Para nadie! ¡El Estado es el único culpable! El Estado y sus fuerzas especiales. Lo que quieren hacer es sembrar terror en nuestra comunidad y en nuestro pueblo. Porque éste es un claro mensaje para que los mapuche en general dejen de resistir en sus tierras, dejen de resistir y de vivir como mapuche, y que se queden arrinconados en los pueblos, en las ciudades”.

Küla. Tercer capítulo

Felipe Durán Ibáñez: “Mi prioridad es que la cámara, como herramienta, esté al servicio de la lucha mapuche”.

Con Felipe Durán participamos de un taller de fotografía. Entre las muchas cosas que nos relató (relato que será volcado en una entrevista que publicaré luego de esta crónica) dio varias advertencias sobre un plan sistemático que en ngulu mapu se viene ejecutando desde la década de los ’90. “Sin hacer mucha memoria, puedo recordar entre 15 y 20 muertos en estos últimos años, dentro de procesos de recuperación de tierras”. “Recuerdo el caso de dos adolescentes mapuche que fueron colgados de un puente por el Grupo de Operaciones Policiales Especiales (G.O.P.E.) de Chile. Les bajaron los pantalones. A uno de ellos le metieron una escopeta en el ano, al otro le pusieron una arma en la boca. Y los obligaron a firmar una declaración porque si no los iban a matar”. “En mi caso, apenas caí preso, llegó el fiscal de la causa y me dijo: ‘Durán, yo se que tú no andas metido en esto. Si tú me firmas una declaración afirmando que las armas que encontramos en tu casa son de esa persona, tú te vas caminando de aquí’. Primero: las armas no son mías, le respondí. Tú, y tu policía pusieron esas armas en mi casa. Segundo: yo no voy a acusar a otra persona para salvarme yo”. Felipe pasó 11 meses dentro de una cárcel de Temuco. Compartió su detención con los 11 procesados que fueron acusados de asesinato, junto a la machi Linconao. Incluso, dentro de la cárcel, pudo reunirse con los hermanos Tralcal, también implicados en la causa Luchsinger–Mackay. “La cárcel es un escenario más de lucha. Uno no debe mostrarse triste, ni como una víctima. Yo cuando salí seguí haciendo lo mismo que estaba haciendo cuando entré. No cambié nada”. “Mi prioridad es que la cámara, como herramienta, esté al servicio de la lucha mapuche”.

Retrato de Felipe Durán, fotoperiodista y ex preso político de Ngulu Mapu (Chile). Foto Gustavo Figueroa

Meli. Cuarto capítulo

La ley antiterrorista, los fallos en la tierra del oeste y la réplica que se intenta imponer en la Argentina

Los alegatos de clausura del caso Luchsinger–Mackay duran más de tres horas. Me detuve a escuchar completo el alegato de la querella que acusaba a la Machi Francisca Linconao y al Machi Celestino Córdova, junto a otras 11 personas mapuche. Todos estaban acusados (ya fueron absueltos) de haber participado de un incendio con la posterior muerte de una pareja de estancieros. La única prueba concreta para sostener esta acusación fue una declaración de un hombre (José Manuel Peralino) que pasó por tres roles de protagonismo antes de llegar al juicio. Primero fue testigo (de una reunión donde supuestamente la machi Francisca Linconao dio la orden de quemar la casa de las dos víctimas). Luego fue cómplice (de participar de la quema de la casa). Por último, Peralino protagonizó el papel de víctima, desmintiendo las dos versiones anteriores, y reconociendo que lo habían obligado a firmar la declaración. Felipe Durán me advierte, en función de la Ley Antiterrorista: “los peñis que no están fuerte de mente firman esas declaraciones, porque los amenazan. Les dicen que si no firman, van a pasar muchos años en la cárcel. Pero no hay que tener miedo a eso”. “La ley antiterrorista nos beneficia, porque es muy difícil que se pueda comprobar que una persona o un grupo de personas pongan en peligro la seguridad de una comunidad”. Pero la consigna comunicacional “el mapuche es terrorista” de igual modo se instala, queda. Por eso, entendemos junto a Felipe, que la lucha también es comunicacional.

Kechu. Quinto capítulo

A propósito del silencio y la (in)comunicación

“Enojo de una mujer de 70 años por allanamiento violento en su casa”, publicó el Diario Río Negro local. Carmen Antilef es una zomo mapuche. Una ñaña. Una autoridad filosófica y espiritual. Pero el diario local eligió intencionalmente borrar de un plumazo su identidad originaria. De este modo, lo que queda en evidencia es el reclamo legítimo de una ciudadana argentina y no el de una autoridad mapuche. Este reconocimiento último, contradeciría el relato que se intenta imponer –y en el que el diario Río Negro es partícipe–, sobre el mapuche terrorista.

Por su parte, el diario Clarín fue más allá con sus omisiones. En una de sus versiones de los hechos ocurridos en Bariloche en donde fue asesinado Rafael Nahuel escribe: “El Ministerio de Seguridad publicó un informe sobre el operativo que terminó con la muerte de un mapuche. Dice que los oficiales de Prefectura se replegaron ante un ataque de aborígenes que tenían lanzas, cuchillos y cámaras antigas. Y que hubo disparos cruzados”. Una versión que claramente justifica la muerte del sobrino de María Nahuel como consecuencia fatal de un enfrentamiento. En la parte final de la nota, el diario oficial del Estado actual aclara: “el Ministerio lamenta lo sucedido, pero considera que, en esta oportunidad, no se trató de un grupo de protesta o de reivindicación sino de una metodología de violencia armada, inadmisible con la democracia y el Estado de Derecho”. Por estas horas la familia de Rafael debe estar pensando lo mismo con respecto a las fuerzas represivas del Estado.

Kayu. Sexto capítulo

“Mientras los konas salen a defender el territorio, vendrán por las pillan cushe y los pichikeche”

El título de este capítulo no es sólo la representación de un escenario actual, representa un escenario histórico. Valentín Sayweke, el último toki mapuche en presentarse en el campo de concentración de Gunko Niyeu (mal conocido como Junín de los Andes) debió hacerlo porque la milicia argentina había capturado a su familia. Pero “mientras que los konas (jóvenes valientes) salen a defender el territorio, vendrán por las pillan cushe (ancianas sabias) y los pichikeche (pequeña gente)” es una frase que puede tener una doble lectura. En las pillan cushe reside la sabiduría, el kimün (conocimiento) mapuche. Y en los pichikeche reside la continuación de ese conocimiento, de esa palabra convertida en sabiduría y rakizuam (pensamiento) mapuche. Es por ello que las fuerzas represivas del Estado argentino históricamente están tan ensañadas por estas dos figuras del Pueblo Nación mapuche, hoy representadas en la pillan cushe Carmen Antilef y en los niños precintados.

Regle. Séptimo capítulo

La conclusión final: el mapa económico

La conclusión final que realizamos con Felipe Durán es que -y ésto no es, por su puesto, para inferir miedo, sino empoderamiento- mientras en Ngulu Mapu la presión mediática, política y económica la ejercen grupos de poder cercanos a particulares y forestales. En Puel Mapu operan particulares y grupos extractivos: megaminería, petróleo, Fracking. ¿Es notable la distinción del mapa económico que portan ambos países? Si en Ngulu mapu, en los últimos años se han producido entre 15 y 20 asesinatos y decenas de presos políticos, en Puel Mapu ¿deberíamos esperar el doble de estos números? ¿Cuánto tiempo durará este proceso? Uno de los peores augurios que me dio Felipe fue que “uno no se termina de reponer de un duelo, cuando ya tiene que padecer otro”. En este sentido, todos sabemos y vamos a recordarlo toda nuestra vida, que el mismo día que la familia y la sociedad estaba velando a Santiago (Maldonado) las fuerzas represivas del Estado nuevamente ejecutaban a una persona, un joven mapuche (Rafael Nahuel).

Pura. Octavo capítulo

Trawün (encuentro), kimün (conocimiento) y dungün (palabra) mapuche

Para volver a la introducción de esta crónica y retomando la imagen (ícono) del diccionario secuestrado, es necesario entender que mientras el Estado nacional argentino intenta invisibilizar cualquier signo que represente o se asocie al pueblo nación mapuche, encontrarse para transferir el conocimiento y la palabra mapuche debe ser prioridad y una fórmula de respuesta ante tanto dolor ocasionado y venidero.