Desaparición(es) forzada(s): la ausencia de un periodismo de investigación local y la resistencia al diálogo intercultural claves en los procesos de despojo territorial que devienen sigilosos e hirientes.

Newenken, territorio mapuche. Durante una entrevista realizada por el medio estadounidense BuzzFeed Mauricio Macri afirmó, con tranquilidad y distancia, que no sabía si en realidad son 9 mil o 30 mil los desaparecidos que produjo la última dictadura cívico – militar en la Argentina. Los familiares de las víctimas y los militantes comprometidos con los derechos humanos no dudaron en responder con celeridad y contundencia: “son 30.000”. En contraste con esta escena imaginemos que, en un futuro próximo, seamos nosotros (historiadores, periodistas, militantes sociales, representantes políticos) los entrevistados por un medio de Europa o Latinoamérica; imaginemos que, desde cualquier parte del exterior, nos pregunten lo siguiente: ¿cuántas fueron las víctimas del genocidio originario en la Argentina? ¿Qué vamos a responder? ¿Qué no sabemos? ¿Qué no nos corresponde esa responsabilidad? ¿Qué no es nuestra función como militantes de derechos humanos hablar de “esos temas”? Transitar el piren (nieve) esparcido sobre el winkül (cerro), pedir permiso al leüfü (río) para cruzar sus aguas heladas. Encender el kütral (fuego) para ponderar el newen(fuerza) del territorio, realizar una ofrenda de respeto a la mapu (tierra). Escuchar un pewma (sueño premonitorio) de una Pillan Cushe (anciana sabia). A Santiago no lo dejaron continuar con su rüpü (camino) de kimüm (conocimiento) mapuche; a Santiago lo sancionaron por elegir ese camino de conocimiento, lo confundieron con un custodio de la naturaleza. ¡Recién se estaba formando! Lo aniquilaron como sujeto social y como ser intercultural. La sanción recayó sobre su necesidad de solidarización, pero también sancionaron la voluntad de Santiago para pensar(se) como un otro; lo condenaron por expresar su (íntima) necesidad de dejar de ver a todos los che (gente) del territorio desde la mirada winka (no mapuche). Para un Estado Nacional monocultural esta decisión resulta imperdonable. A Santiago lo obligaron a transitar un rüpü (camino) sin pedirle permiso al leüfü. El sacrilegio es doble, sobre la propia vida de Santiago y sobre los che que habitan el territorio mapuche. Los militares armados no ven, ni reconocen nada, ni siquiera a sus ancestros, que portan su misma sangre, que transitan de cerca el mogen (vida) territorial que los identifica. El acto terrorista, en un contexto de disputa territorial, resulta de la necesidad de pensarse como un otro; un otro diferente al “hombre medio” que propone el nacionalismo argentino. La desaparición forzada de Santiago Maldonado dejó al descubierto muchos vacíos, en donde el enemigo, comandado por las fuerzas represivas del Estado, logra moverse y operar con eficacia clínica. En este escrito voy a hacer referencia a tres escenarios, entiendo yo, claves para repensar y repeler las acciones del plan sistemático de despojo territorial que ya comenzó a ejecutarse y que va a proseguir constante e incontenible sobre el Puel Mapu (tierra del este).

«La palabra es el puente construido entre yo y el otro. Si un extremo del puente está apoyado en mi, el otro se apoya en mi interlocutor. La palabra es el territorio común compartido por el hablante y su interlocutor.»
Estudio de las ideologías y la filosofía del lenguaje. En el marxismo y la filosofía del lenguaje. Valentin Voloshinov.

«Para el derecho Penal la interculturalidad es un odiado embrollo que implica disquisiciones (antropológicas) que no agregarían ni quitarían argumentos válidos cuando se plantean diferentes cosmovisiones, y diferentes sentidos de la justicia, el delito y la pena justa. Estas cuestiones deben referirse a un ámbito ‘folclórico’, casi como un relicto cultural, que no son pertinentes cuando se impone un derecho dogmático y positivo. Los hechos, la realidad, el delito, intenciones, razones, y producción de un delito parecen pertenecer a un nivel meta- cultural, diríamos globalizado, sin que importen los ‘pequeños detalles’ de pertenencia étnica, religiosa, institucional o cultural.»
Beatriz Kalinsky en La interculturalidad en la trama penal: epistemología, antropología y política.

«Si sana la mapu también sanarán las personas, si la mapu anda mal, las personas van a andar mal (…) No podemos seguir conociendo el mundo como winka, debemos conocer el mundo como mapuche. El kimün (conocimiento) sana.»
Machi Adriana Pinda.

Introducción

El concepto de multiculturalidad indica o hace referencia a la presencia, dentro de un mismo contexto o escenario social, de múltiples voces culturales. Aunque estas voces no estén en contacto, ni en interacción. En cambio la interculturalidad, en condiciones ideales, si goza -o debería gozar- de esta virtud; es decir, la interculturalidad de una sociedad muestra el trato cercano, ameno y compartido de distintas formas de ver el mundo en un mismos contexto social y/o comunitario. Se trata, entonces, de diferentes voces que interactúan y se retroalimentan entre sí. Dentro del territorio argentino, específicamente dentro de los espacios públicos e institucionales, carecemos de la presencia de culturas ancestrales, o están pero no tienen derecho a “imponerse”culturalmente. ¡Saludarnos en mapudungun dentro de territorio mapuche resulta una proeza anónima! Aún hoy, a pesar de los discursos progresistas y emancipatorios, resulta casi inimaginable, dentro del sistema de salud, en el jurídico, político, o educativo, pensar otros signos (palabras) que no sean los que “otorga” la cultura occidental. El signo cambia, y si cambia el signo cambia el sistema. Pero el paradigma cultural dentro de la Argentina radica en que la noción de emancipación no permite representar otra(s) filosofía(s) u otra(s) cosmovisione(s). ¡Somos diferentes, pero exclusivamente occidentales! O mejor dicho, ¡aceptamos las diferencias, pero que esas diferencias se queden en un lugar reducido, y que no afecten nuestra forma de interpretar el mundo!

En el libro – compilación Hegemonía e interculturalidad. Poblaciones originarias y migrantes (la interculturalidad como uno de los desafíos del siglo XXI), Claudia Briones (Licenciada en Ciencias Antropológicas e Investigadora del CONICET) reconoce:

“Al decir que los conceptos de diversidad e interculturalidad son conceptos disputados, para algunos, por ejemplo, ‘interculturalidad’ básicamente significa hacer uso de las lenguas y culturas de los pueblo indígenas para facilitar su integración a los valores de una identidad nacional que se sigue pensando en singular. Por ejemplo, en el marco de fomentar una ‘convivencia pluralista y participativa’, la Ley Federal de Educación (Ley N° 24.195) de 1993 compromete al Estado argentino -en su artículo 34- a promover ‘(…) programas, en coordinación con las pertinentes jurisdicciones, de rescate y fortalecimiento de lenguas y culturas indígenas, enfatizando su carácter de instrumento de integración’. La lengua y la cultura indígena aparecen entonces como objetos a preservar, rescatar, o incluso fortalecer, no tanto por su valor intrínseco o por lo que significan para la reproducción de los Pueblos indígenas, sino como medios para otros fines.”

Movilización por Santiago en la ciudad de Neuquén. Foto Gustavo Figueroa.

Por su parte Beatriz Kalinsky (Doctora en Derecho Social e Investigadora del CONICET), dentro de la misma compilación, indica:

“En una formulación benigna, el ‘Otro’ en el Derecho Penal es quien no coincide con el preconcepto del ‘hombre medio’ codificado y aceptado en forma universal -aunque particularista- por cualquier operador jurídico. En una formulación severa el ‘Otro’ es quien no comparte del todo la racionalidad hegemónica impuesta, en general, por grupos que ostentan el poder de definir el ranking de valores que se sostendrá como válido, dentro de un grupo social; en tanto ‘el Otro’ queda desconectado (García Canclini, 2004) de la posibilidad de ejercicio pleno de sus derechos, viéndose paulatinamente privado de los beneficios que en constituciones y códigos tienen un enunciado universal pero que en la práctica se restringen fuertemente, y no sólo por la comisión de un delito tal como está definido en los mismos códigos. Se trata de un círculo vicioso que no hace otra cosa que alejar cada vez más a las personas ‘diferentes’ -diacríticos de raza, etnia, religión, color de piel, lengua, formas de concebir la vida, ideologías, y la lista continúa hasta incluir factores ‘insignificantes’ que devienen en la excusa para su exclusión lenta o instantánea de las reglas del juego social democrático”.

Kiñe. Primer capítulo

Vacíos discursivos: el periodismo de investigación local y la permanencia de una filosofía singular y monocultural.

¿Qué consecuencias severas pueden producir que en la mal llamada patagonia argentina no se establezcan plataformas comunicativas de información e investigación (relevantes) para contrarrestar y visibilizar el actual avance represivo dentro del territorio? ¿La consecuencia directa resulta dejar un extenso vacío discursivo para que operen los medios hegemónicos de Buenos Aires? ¿Existe algún vínculo entre: a) la inexistencia de una agencia de información e investigación en toda la mal llamada Patagonia argentina, b) la invisibilización de 140 mapuche desaparecidos en Chubut -por citar sólo los casos de esta provincia- y c) la instalación y presencia, en territorio ancestral, de particulares extranjeros? ¿Existe dentro de la región sur del país un vacío jurídico que puede y va a favorecer el avance de nuevos casos de arrestos ilegales y desapariciones forzadas dentro del territorio mapuche? ¿Qué consecuencias puede ocasionar que las organizaciones que habitan la mal llamada patagonia no estén dispuestas, no puedan o no quieran dar un diálogo intercultural, en donde la solidaridad logre convertirse en empoderamiento y conocimiento (originario)? ¿Por qué las organizaciones sociales y políticas, en el contexto actual, se han autoconvencido de que no es relevante, ni prioridad incorporar dentro de su conocimiento, kimün (conocimiento) mapuche?

Durante el desarrollo de estos primeros 85 días del caso de desaparición forzada de Santiago Maldonado se pueden reconocer vacíos en tres escenarios -de disputa de poder- bien distintivos y definidos. En primer lugar, lo más evidente, es que en la mal llamada patagonia argentina se demostró que no existe lo que se conoce como periodismo de investigación. Tampoco existen plataformas comunicativas (televisivas) que permitan establecer un debate y una disputa discursiva con datos reales, verificables y precisos en detrimento de las versiones absurdas, aunque peligrosas, de los líderes de opinión de Buenos Aires. Los pocos medios hegemónicos presentes en la mal llamada patagonia argentina están dirigidos por empresarios, despreocupados por hacer periodismo de investigación, más bien si interesados en establecer plataformas de publicidad que circulen en un correlato palpable (en intereses) con el mercado. Este contexto comunicativo ha avalado y permitido que, por ejemplo, la desaparición de 140 jóvenes mapuche en la provincia de Chubut pase prácticamente desaparecido, o que, por ejemplo, por citar otro caso, la causa de Sergio Ávalos se haya mantenido 10 años con la caratula de “Desapareción de persona”. En este sentido es prudente indicar que éste 15 de noviembre se realizará en Choele Choel (Río Negro) una audiencia por el caso de desaparición forzada de Daniel Solano. ¿Cuántos medios hegemónicos de la capital del país estarán presentes en dicha jornada?

El rostro de Santiago Maldonado sobre las rejas de la sede de Gendarmería Nacional de la ciudad de Neuquén. Foto Gustavo Figueroa.

Resulta notorio, por un lado, que en más de una ocasión, haya presenciado como los representantes de partidos políticos se “sientan” a esperar o dependen de una nota de medios hegemónicos locales -que se sabe van a dar una versión tergiversada de los hechos- para difundir una causa de violencia institucional. Persiste ahí un espiral vicioso en donde se pierden, en términos comunicacionales, argumentos, datos y hechos concretos de los casos. Por otra parte, durante estos primeros 85 días del caso, la proliferación de versiones -prácticamente infundadas- sobre el pueblo mapuche y Santiago Maldonado, han emergido, sin mucha oposición. Más relevante aún, fue la propia familia la que comprendió rápidamente que en esta porción del mundo, y dada la insistencia en el relato descalificador, era necesario crear un espacio virtual propio para otorgar con periodicidad datos oficiales sobre el avance de la causa. En resumen, a pesar de la extensión de este territorio, no poseemos líderes de opinión, ni plataformas comunicativas capaces de repeler la creación de mitos que continuamente construye el opresor para justificar el daño que producen los verdugos y victimarios. El debate sobre el arresto ilegal de Facundo Jones Hualas y la desaparición forzada de Santiago Maldonado se produjo a 2000 km de distancia del lugar de los hechos. Paneles y panelistas disputaron la(s) lectura(s) del caso desde una mirada antropocéntrica, eurocentrista y monolingüista. ¿Cómo repercute este escenario de hechos en la construcción y proliferación de mitos y versiones infundadas y falaces por parte de los mismos líderes de opinión de Buenos Aires? ¿Por qué dependemos comunicacionalmente de lo que construyan o no construyan los medios hegemónicos de Buenos Aires? ¿Qué es lo que impide contar con un medio digno en la mal llamada patagonia argentina? ¿Presupuesto? ¿Formación? ¿Compromiso? Lo cierto es que los nuevos casos de violencia institucional que devienen no van a esperar condiciones ideales. El gobierno nacional ya ha dado muestra claras de que está apurado -por ejecutar un plan sistemático- y que además de apurado es torpe y grosero en sus acciones. La exasperación y la torpeza sólo pueden ocasionar malas noticias.

En segundo lugar, me gustaría señalar el vínculo que se estableció con el caso Maldonado por parte de las diferentes organizaciones políticas y organismos de Derechos Humanos, pero fundamentalmente, en este punto, me voy a circunscribir a los medios sensibilizados y solidarizados con el caso. Me refiero a un vínculo que es cercano, sincero y comprometido, pero que no logra, por razones históricas, sociales y culturales, extender lazos nítidos y sólidos de interculturalidad -por el bien de todos, en un futuro no lejano, es necesario que se comiencen a dar los primeros pasos de este diálogo-. Los líderes de opinión de Buenos Aires (voceros del caso Maldonado) lograron reconocer la identidad colectiva de Santiago (joven, artesano, tatuador) y la identidad ancestral (mapuche) de la comunidad lof en Resistencia Cushamen. Pero demostraron tener serios problemas para reconocer y profundizar sobre la identidad territorial de esta porción del mundo. Concretamente llegaron hasta la frase “territorio sagrado”. Sería prudente señalar que todo el territorio mapuche es sagrado, porque dentro de él hay gnen (custodios de fuerzas territoriales) y tügül (identidad territorial) mapuche.

Como tercer escenario de disputa, se desprende de los dos anteriores, un vacío jurídico que también va ayudar a reforzar todas las operaciones que se ejecuten de acá en más por parte del gobierno nacional actual. Justamente hoy fue absuelta, en Ngulu Mapu (Chile), la Machi Francisca Linconao. Como elementos probatorios de la acusación figuraban panfletos, pasamontañas y conversaciones con personas que la machi no conocía. La sentencia pretendida era “Cadena Perpetua”. Si bien la Machi Linconao fue absuelta de todos los cargos, en la que se la relacionaba con el asesinato de una pareja mayor de personas incineradas (Werner Luchsinger y Vivian Mackay), tuvo que pasar 9 meses encarcelada como consecuencia de un montaje mediático – jurídico absurdo, aunque sostenible con complicidad del Estado chileno. A éste mismo escenario jurídico, social y comunicacional se quiere extraditar a Facundo Jones Hualas. Éste mismo escenario, jurídico y comunicacional que padecio la Machi Linconao, se quiere imponer en el Puel Mapu (Argentina).

Figura del logko Facundo Jones Hualas durante una de las movilizaciones realizadas en Neuquén. Foto Gustavo Figueroa.

¿Dado el contexto actual y los casos de disputa territorial que se avecinan incontenibles, tendrá alguna relevancia jurídica, cultural y política que nos esforcemos por formarnos sobre identidad(es) ancestral(es) y territorial(es)? ¿Nuestra solidaridad multicultural estará dispuesta a transformarse en conocimiento intercultural?

Epu. Segundo capitulo

Nuestra resistencia, las barricadas y el rüpü (camino) hacia el kimün (conocimiento) ancestral.

Si estamos en territorio mapuche, si las disputas que vienen asomado con un grado de violencia extrema son territoriales -jurídicas y comunicacionales-; si las principales víctimas que van a padecer esta disputas son personas pertenecientes al propio Pueblo – Nación Mapuche, ¿qué relevancia mediática, histórica, política y cultural pueden asumir estos datos (esenciales) si nosotros como militantes sociales, sensibilizados con todas las formas de violencia que ejerce el Estado, no estamos dispuestos a comprender con responsabilidad que significan los conceptos de küme mogen (buen vivir), ngen territorial y tügül mapuche? Mejor aún, como che (gente) que hemos nacimos en territorio ancestral, ¿estamos dispuestos a pensar  como nos atraviesa, de forma individual y colectiva, la identidad ancestral mapuche? ¿Podremos, frente a las imposiciones del Estado y el sistema capitalista, emprender un camino hacia el conocimiento intercultural?

El enemigo ha demostrado actuar de forma metódica y operativa. Existe un plan sobre el territorio que no será cubierto sólo con los dos años de mandatos que le quedan a Mauricio Macri. Existe un plan sistemático que ya estaba pautado antes de que él iniciara a gobernar. Sin embargo, por ahora, por diferentes razones, no estamos dispuestos a dar el diálogo intercultural necesario para formarnos judicial y culturalmente. Aún no estamos dispuestos, ni organizados, ni concientizados para pensar, por ejemplo, como sujetos de derechos a los ngen del territorio (ríos, lagos, volcanes, cerros). Mucho menos estamos formados para pensar a estos ngen como che. Con este vacío de conocimiento, ¿cómo se favorecen las empresas extractivas, los particulares extranjeros, la sociedad rural, los caudillos políticos?

¿La resistencia al diálogo intercultural es sólo comunicacional y cultural?

Es verdad, nos hemos formado durante todo una vida sobre una filosofía monocultural y monolingüística. El español y la filosofía occidental nos ha impedido pensar otras lenguas (signos), y con ello otras filosofías. Pero como che de este territorio mal llamado patagonia argentina, ya hemos tenido una primera advertencia de lo que se vendría. El pacto YPF – Chevron se produjo en 2013. Hoy se ha producido una desaparición forzada en territorio mapuche, aunque, como nos advirtió Soraya Maycoño, en Chubut existen 140 mapuche desaparecidos. En Ngulu Mapu los presos mapuche arrancados de sus territorios han alcanzado las cifras significativas de 10 años como presos dentro de causas armadas, infundadas. Hoy la machi Francisca Linconao fue absuelta junto a 9 mapuche más. Los pruebas en su contra giraban en torno a panfletos, capuchas y diálogos inexistentes. Pruebas absurdas e inconsistente, que lograron mantener a la Machi 9 meses encerrada dentro de una cárcel, reforzando, comunicacionalmente, la figura falaz del mapuche terrorista, salvaje y delincuente. La sociedad chilena odia tanto al mapuche como lo odia la sociedad argentina. Ambos Estados nacionales han logrado crear desde la diferencia cultural una figura delictiva.

“Lo que no se ajuste al  ‘hombre medio’ e ideal, será perseguido como si se tratara de un criminal. Mientras el pensamiento intercultural intenta dialogar, pensar su identidad en función de esas otras identidades. Los Estados argentinos y chilenos aíslan y encarcelan a esas otras identidades, con conocimientos diferentes. En definitiva, encerrar una Machi, significa encerrar el conocimiento en sí de la cosmovisión mapuche”.

¡Como militantes sociales y defensores de los derechos humanos debemos estar predispuestos a dar un salto hacia el pensamiento intercultural!

Küla. Tercer capítulo

La torpeza y celeridad del victimario: del escándalo a la impunidad en un sólo movimiento.

Las escenas de impunidad y torpeza escandalosas que protagonizó el Estado Nacional, en conjunto con las fuerzas represivas, son dignas de ser enumeradas como registros documentales. Las escenas escandalosas son muchas, desde los exabruptos de Elisa Carrio hasta el sospechoso silencio del presidente de la Nación, es por ello que me voy a detenerme en tres escenas concretas:

La primera gran escena escandalosa la protagonizó el propio Mauricio Macri. Mientras que Santiago Maldonado llevaba 15 días desaparecido el mandatario se permitió tomarse vacaciones, sin que antes haya pronunciado un mensaje o declaraciones en cadena nacional para informar sobre la situación de la investigación sobre el caso. El agravante: el presidente viajó a Villa la Angostura, es decir a 360 km de distancia de Esquel.

La segunda gran escena escandalosa la protagonizaron los verdugos de Santiago. En las filmaciones se pudo ver como un grupo de gendarmes corrían por el centro de una ruta nacional, de forma desorganizada e improvisada al grito de “fuego, fuego, fuego, al negro”.

Una bandera mapuche de color azul (kalfü) con dos hojas de canelo en el centro, atravesando una movilización, resulta un acto de intervención visual digno de documentar. Foto Gustavo Figueroa.

La tercera gran escena tuvo como protagonista a los líderes de opinión de los medios hegemónicos de Buenos Aires. Las frases, sentencias y operaciones mediáticas aún continúan. La más reciente tiene como protagonista a un testigo inexistente. Pero también se inventaron escenas y personajes que aseguraron ver a Santiago en puntos diferentes del país.

Finalmente, Santiago Maldonado apareció muerto sobre las aguas del río Chubut. Lo que resta por saber es cómo y de qué murió. En ese proceso investigativo, como si se tratara de una especie de laboratorio, se continuarán elaborando nuevas “estrategias” para incriminar nuevamente a distintos referentes de comunidades originarias que habitan la Argentina.

Meli. Cuarto capítulo

“A Santiago lo castigaron por transitar el rüpü del kimün mapuche”.

Transitar el piren (nieve) esparcido sobre el winkül (cerro), pedir permiso al leüfü (río) para cruzar sus aguas heladas. Encender el kütral (fuego) para ponderar el newen (fuerza) del territorio, realizar una ofrenda de respeto a la mapu (tierra). Escuchar el pewma (sueño premonitorio) de una Pillan Cushe (anciana sabia). A Santiago no lo dejaron continuar con su rüpü (camino) de kimüm (conocimiento) mapuche; a Santiago lo sancionaron por elegir ese camino de conocimiento, lo confundieron con un custodio de la naturaleza. ¡Recién se estaba formando! Lo aniquilaron como sujeto social y como ser intercultural. La sanción recayó sobre su necesidad de solidarización, pero también sancionaron la voluntad de Santiago para pensar(se) como un otro; lo condenaron por expresar su (íntima) necesidad de dejar de ver a todos los che (gente) del territorio desde la mirada winka (no mapuche). Para un Estado Nacional monocultural esta decisión resulta imperdonable. A Santiago lo obligaron a transitar un rüpü (camino) sin pedirle permiso al leüfü. El sacrilegio es doble, sobre la propia vida de Santiago y sobre los che que habitan el territorio mapuche. Los militares armados no ven, ni reconocen nada, ni siquiera a sus ancestros, que portan su misma sangre, que transitan de cerca el mogen (vida) territorial que los identifica. El acto terrorista, en un contexto de disputa territorial, resulta de la necesidad de pensarse como un otro; un otro diferente al “hombre medio” que propone el nacionalismo argentino.

La sensación que tengo es que podría haber sido cualquiera de nosotros. Santiago podría haber sido cualquiera de los jóvenes sensibles y comprometidos con las luchas territoriales y las problemáticas que padecen las distintas comunidades mapuche pertenecientes a el Puel Mapu. Más de un joven viajó y va a continuar viajando a solidarizarse con los procesos de despojo territorial que se avecinan sigilosos e hirientes.

Movilización en Neuquén al cumplirse dos meses de la desaparición de Santiago Maldonado. Foto Gustavo Figueroa

Sin embargo, muchas organizaciones sociales y políticas no sólo que crean barricadas de resistencia cada vez más severas ante un enemigo inquisidor y acaparador que refuerza su filosofía utilizando la imposición de violencia, sino que además impone barricadas ante el conocimiento intercultural, cerrando sus filas de lucha sobre una filosofía del conocimiento exclusivamente occidental y europeo, omitiendo -como si intentará construir una muralla de silencio y ceguera- sus propios apellidos, color de piel; su identidad territorial -por haber nacido en territorio mapuche- y las prácticas culturales que han heredados de sus abuelos y abuelas -identificadas como prácticas culturales propias del ser argentino. ¿Qué constituye la identidad del ser argentino?-.

Atravesar nuestro conocimiento por las cosmovisiones ancestrales y originarias que habitan la Argentina debería ser, dentro de la lucha territorial que se avecina, prioridad no sólo para fortalecer la(s) identidad(es) que nos constituyen, sino además para fortalecer los recursos comunicacionales y discursivos necesarios para enfrentar la campaña militar, judicial y comunicacional que se está llevando adelante en Puel Mapuy Ngulu Mapu.

Los ríos ocupan el mismo lugar que nuestros antepasados, y nuestros abuelos y abuelas; se encuentran los ríos abandonados como si fueran piezas de un museo, una muestra de exhibición, arropados como miserias en las periferias de las instituciones estatales.

Resulta perjudicialmente contradictorio pensar establecer una lucha territorial cuando contemplamos a los ríos como si estos fueran materia prima, fuerza de producción o un recurso natural digno de explotar.

¿De cuántas operaciones mediáticas sobre el caso Maldonado fuimos testigos? ¿Cuántas operaciones más deberemos padecer en un futuro próximo? ¿El futuro de los líderes originarios de Puel Mapu (Argentina) son los que padecen hoy machis, logkos y pillan cushe de Ngulu Mapu (Chile)?

El rostro de Santiago Maldonado enfrente de la sede de Gendarmería Nacional de la ciudad de Neuquén. Foto Gustavo Figueroa