Por Assessoria de Comunicação da Justiça Global y Cimi | Traducción de Pressenza

La lucha de los Xukuru para garantizar su territorio tuvo un importante capítulo este  martes 21 de marzo. Por primera vez, un pueblo indígena consiguió procesar al Estado brasilero por las reiteradas violaciones que comete. El juicio, en la Corte Interamericana de Derechos Humanos, tuvo un carácter especial no sólo para los Xukuru sino para todos los indígenas del país, como recordó el cacique Marcos Xukuru en su discurso frente a los jueces. Ahora será necesario esperar 30 días para que la Corte de su veredicto, que podría oblibar al Estado a finalmente cumplir la garantía del territorio de los indígenas en Pernambuco.

“La situación Xukuru es un caso clásico de lo que sucede con los demás pueblos de nuestro país. Tenemos relatos de tierras indígenas que hace más de 50 años están tramitando, muchas que están demarcadas, homologadas, como es el caso de los Guaraní Kaiowas, que están viviendo a la vera de las BRs porque el Estado no saca los latifundios y reubica a nuestros hermanos en sus territorios. Si dependiéramos del Estado Brasilero, ya no existiría ningún indio en este país”, afirmó el cacique Marcos en su disertación.

El proceso de demarcación del territorio se inició en 1989 pero todavía hoy es motivo de disputas, con ocupantes no indígenas que deben ser removidos. La situación se complica todavía más porque hay 45 procesos judiciales de antiguos ocupantes que piden sus tierras de vuelta, creando una gran inseguridad jurídica para los indígenas que viven ahí.

“El caso Xukuru revela el cuello de botella de la estructura normativa, destacada en esa corte por el propio perito del Estado, al destacar que en el sistema actual, aun después del reconocimiento formal, el Estado no ejerce la protección de los pueblos y sus tierras. Eso significa que la demarcación es un acto declaratorio y no demarcatorio, como reconoce la Constitución”, afirmó la abogada del Consejo Misionario Indigenista (CIMI), Carloline Hilgert, durante el juicio.

Esta inseguridad en la garantía de los derechos indígenas llevó a una larga sucesión de conflictos entre los Xukurus y los ocupantes. Entre 1992 y 2003, cinco indígenas fueron muertos en directa relación con la lucha por la tierra, que inclusive hizo víctima a un abogado de la Fundación Nacional del Indio (Funai). “Siempre hicimos presión para que el gobierno cumpliera su función. Tuvimos que exponer a nuestros líderes, a nuestro pueblo en el proceso de reocupación. Por tanto, hay violencia creciente en nuestro territorio. Vi a mi padre ser asesinado, vi al hijo de nuestro chamán recibir un tiro de escopeta. Eso llevo hasta hoy en mi memoria, el sufrimiento que todavía perdura en nuestro territorio. Hoy vivo con escolta policial por luchar por nuestro territorio”, afirmó el cacique Marcos a los jueces de la Corte.

Durante el juicio los representantes del Estado trataron de argumentar que el proceso de demarcación no demoraba por su falta de actuación. Según ellos la demora respondería a los procesos sobre los que el gobierno no tendría poder. La abogada de Justicia Global Raphaela Lopes rechazó esa tesis, recordando que tanto la Constitución como la Convención Americana de Derechos Humanos –de la cual Brasil es firmante–, dejan claras las obligaciones del Estado frente a los indígenas. “La obligación del Estado no termina con el registro de la tierra. Brasil no puede huir de su obligación de expulsar a los ocupantes de la tierra indígenas”, afirmó Raphaela.

En la tierra Xukuru, en Pernambuco, el juicio fue seguido a través de una pantalla instalada en el colegio Milson y Nilson Xukuru. La escuela recibió el nombre de esos dos indígenas que fueron muertos en una emboscada en 2003, en la disputa por sus tierras.

“Nunca es tarde para pedir justicia frente a la persecución que nosotros, pueblo Xukuru, sufrimos. Yo fui una de las que sufrió esa persecución y creo que ya es hora de decir basta”, afirma Zenilda Xukuru, que seguía el juicio por la pantalla. “Nuestros líderes fueron muertos, nuestros seres queridos, y prácticamente quedó impune lo que sucedió con nuestro pueblo, lo que yo llamo masacre. Es eso lo que veo y siento”.

Audiencia CIDH

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