La caída del muro de Berlín fue un momento histórico que cambió el escenario global, el sistema comunista, la mitad del mundo que funcionaba bajo ese socialismo, bajo ese ejemplo que era la Unión Soviética y la también comunista China, para el resto del planeta, se empezó a desintegrar. Porque la URSS que era el gran precursor y, por así, decirlo, el alma mater e incluso el financiador de todos los proyectos comunistas del planeta, por decisión de Mijaíl Gorbachov comenzó un proceso que se llamó la Perestroika para ir desarmando todo lo que tenía que ver con el partido único y una forma de organizar, tanto la economía como la política del país. Y eso derivó, justamente, en que en el año 1989 la Alemania Oriental, la que se había quedado del lado de la “cortina de hierro”, junto a Moscú, tomara la decisión de sumarse a la Alemania Federal, la potente, la industrial. De la que había salido también toda la atrocidad que tiene que ver con la Segunda Guerra Mundial y que intentó limpiarse la cara de toda esa contradicción tan potente, tendiéndole la mano a sus hermanos orientales.

Se festejó el 9 de noviembre, fecha aniversario de los 25 años de la caída de un muro que cuando se construyó dividió Berlín en dos, dejó una parte pequeñita en el interior, que era la parte donde funcionaba la capital histórica de la RFA, que tenía su otra capital donde estaba el Parlamento en Bonn. En este acto se soltaron 7000 globos que marcaban todo el perímetro del muro y a lo largo de la ceremonia esos globos gigantes, llenos de helio, se fueron soltando mostrando que el muro ya no existía más.

Se pueden sacar muchas consecuencias de todo esto, en un momento donde se vuelve a agitar el fantasma de la guerra fría, donde el Presidente ruso vuelve a ser señalado como un personaje que atenta contra la estabilidad planetaria, como alguien que no cede y que no permite que haya paz en Ucrania. La paz hegemónica que quiso instalar Estados Unidos con esta victoria sobre el comunismo que significó la desintegración de la URSS, de donde vinieron un montón de naciones, muchas de ellas incluidas hoy en la Unión Europea, otras que forman parte de grupos económicos y políticos asiáticos.

Gorbachov en escena

Fueron fuertes algunas declaraciones de Gorbachov que salió a defender a Vladimir Putin, al que él consideró como el líder que está defendiendo a los rusos, dijo que “tratan de llevar a los rusos a una nueva guerra fría” y que “hay nuevos muros”, porque se han construido nuevos muros después de la caída del de Berlín. Sirvan de ejemplo el que separa a EUA de México, las vallas cortantes de Melilla o el enorme muro que segrega a Palestina de Israel.

El ex mandatario ruso agregó que en Ucrania “están cavando un pozo” y que estaba convencido que “Ucrania era utilizado por EUA como un pretexto para ingerir”. “El peligro sigue presente” continuó, “hoy los occidentales quieren comenzar otra nueva carrera armamentista” y se negó a demonizar a Putin, muy al contrario, está “absolutamente convencido que Putin defiende mejor que nadie los intereses de Rusia. Por supuesto, su política puede ser criticada, pero yo no lo voy a hacer y no quiero que nadie lo haga”. Todavía con algún resabio de esta idea del partido único y que no se puede criticar al líder.

Pero esto sería entrar en una crítica sin mucho sentido porque, hoy por hoy, justamente la voz de Putin es una de las pocas que se enfrenta, claramente, contra el establishment financiero internacional, contra el poder del complejo militar industrial estadounidense que quiere seguir motorizando su economía a través de las guerras, a través de la ocupación de territorios, de un terrorismo, muchas veces, provocado y muchas veces financiado para poder justificar ese gran negocio de las armas. Así que en ese sentido que Putin acuse a EUA y a occidente de desestabilizar el equilibrio y el orden mundial, que diga que EUA se autoproclamó ganador de la guerra fría y que intenta promover un orden unipolar, me parece que es una crítica interesante y más interesante son pequeñas propuestas que están lanzando, juntamente con China para salir de la trampa que le pone EUA al planeta que tiene que ver con la dolarización del comercio internacional.

Dólar: el patrón del mal

El hecho de que esta cosmogonía norteamericana se esté desdolarizando a través de los esfuerzos de Rusia y China, que también incentivan otros países, generando acuerdos como los SWAP con Argentina, que permiten a través de monedas alternativas como pueden ser el rublo o el yuan, permiten salir de las reglas de juego impuestas por esa victoria que se adjudicaron los EUA, que se adjudicó el capitalismo y el neoliberalismo de querer imponer su ley, que es la ley del más fuerte. Pareciera que el capitalismo es una ley de la selva donde se impone el que tiene más fuerza, más poder de fuego y estamos en un momento donde Putin fustiga a los EUA diciéndole que “en Ucrania dejaron salir al genio de la botella”, que “con sus revoluciones de colores y caos controlados en los países que antes fueron parte de la Unión Soviética, EUA está cortando las ramas donde se sientan”. Una frase que nos tiene que dejar pensando.

Hay que entender que cuando la Unión Europea y los EUA insisten tanto en las sanciones económicas contra Rusia, ya no encuentran la complicidad del resto del planeta, sino que hay otros países que siguen dispuestos a mantener sus relaciones intactas, tanto con Rusia, como con China. Un ejemplo claro se dio con Polonia o Hungría que han insistido en mantener su comercio bilateral pese a las sanciones propuestas desde Bruselas.

Así que ese orden tan monopólico que han querido instaurar, Vladimir Putin es uno de los que más fuertemente se está oponiendo. Lo que no invalida las críticas por sus políticas internas donde es más fácil encontrarle los puntos negros, la persecución de los derechos humanos de la población, la libertad de prensa amenazada, las libertades sexuales de los rusos, incluso las enormes exportaciones de armas del propio Putin. Pero eso formará parte de otro artículo.