El tiempo apremiaba, así que no iba a ser posible intercambiar argumentos y apreciaciones con el periodista y famoso locutor uruguayo. Apenas si pudimos presentarnos y decirle que había estado acompañándolo durante la conciliación dictada por los jueces ante la querella iniciada en su contra por Héctor Magnetto, CEO del Grupo Clarín, el multimedio más importante de la Argentina. En palabras del relator deportivo “el cáncer moral” y “mayor mafia que existe en el país”. Tras 25 años de lucha implacable contra la posición dominante y hegemónica del multimedio, la política empresarial destructiva de toda la competencia, las alianzas espurias con las dictaduras y la extorsión a los gobiernos democráticos. Todo eso se resume en lo que significa Clarín para la Argentina. Víctor Hugo Morales fue el acusador permanente de esta situación y cuando el gobierno nacional se atrevió a enfrentar ese poder, el uruguayo no lo dudó y acompañó esa disputa que significaría la recuperación del poder de la palabra. Pocas personas hacen mejor uso de ese elemento del lenguaje que Morales. Aquí unas pocas preguntas que pudimos hacerle.

Pressenza: En Argentina se están dando otro tipo de respuesta a los problemas, incluso hay en los gobiernos latinoamericanos una consciencia nueva que se está manifestando. ¿El rol de la Argentina dentro de la economía global podría servir como modelo para otros países para salir de la recesión y la crisis?

Víctor Hugo Morales: El caso argentino no es igual al del resto del continente. Por lo tanto, si bien América Latina tiene un comportamiento mucho más progresista, hay matices. La Argentina sigue el camino de lo que Roosevelt propuso desde el punto de vista económico. El Estado que da trabajo, el Estado que da apoyo a los emprendimientos, de los cuales también consigue trabajo, la obra pública actuando de una manera muy agresiva, también para generar trabajo y el mercado interno. Y eso el mundo no lo quiere, como no lo quiere Estados Unidos. Porque Estados Unidos lo desechó hace 30 años cuando llega Reagan, aunque ya venía con los demócratas también un poquito. Y desregulan todo y hacen estallar por el aire lo que había creado Roosevelt en los ‘30 y ’40, se terminó ese mundo de capitalismo más humano, más serio, más responsable y se entra en la salvajada de los años ’80 y ’90 con Reagan y Thatcher llevando la bandera. Eso marcó el apogeo del neoliberalismo y el desastre natural que esto conllevó en Latinoamérica que fue la que sintió más devastadoramente los efectos. En el año 2001 cuando todo concluye con una gran insatisfacción social se produce el lugar, el momento histórico más interesante para cambiar de perspectiva. Esto sucede y se va acentuando con los años, se van estableciendo diferencias con un mundo que no ha podido apartarse de esas recetas neoliberales. España hace 3 años con el PSOE estaba recibiendo al FMI bajo palio con expresiones de agradecimiento, o sea, se traicionó. La salvajada de los alemanes con los griegos, todos los estados que prestan dinero sin preguntar cómo lo van a pagar porque de alguna forma lo van a cobrar. Eso que ha hecho Alemania históricamente con Grecia y con el resto de Europa, lanzada en el mundo de los bonos, de los negocios. Los bancos son los que han enloquecido al mundo, la desregulación primera que se hizo en Estados Unidos fue aquella que permitió que los bancos que eran bancos, donde uno lleva el dinero, el banco lo toma y presta hasta cierto punto y el interés es su ganancia. Después están los bancos que hacen apuestas, que trabajan con el dinero de los clientes. Es absolutamente incalculable el dinero que le han robado a los clientes. Normalmente se trata de clientes que están en posición off side, como diríamos en el fútbol, están en un lugar incómodo, mucho no pueden decir, se lo tienen que callar, aunque sean derrotas impresionantes como las que hubo cuando todavía no estábamos en crisis, estoy hablando del año 2000, 2001, 2002.

Pressenza: Cuando directamente se quedaron con toda la plata de la gente.

VHM: Así que ellos consiguen que esos bancos que juegan, que timbean con el dinero de la gente se mezclen con los bancos en serio, que era lo que no podían hacer. Una cosa era un banco que tomaba riesgos y otra cosa era un banco que tomaba dinero. Permiten que se unan y ahí terminó el mundo con seriedad. Paralelamente, los empresarios que daban trabajo detectan que el dinero con dinero hace dinero y no necesitan hacer una fábrica, darles trabajo a 200 personas, tener 300 tipos de problemas distintos para hacer su diferencia. Hacen más dinero con el dinero que con el trabajo. Y entonces se produce esta locura del mundo dentro de la cual es indudable que la Argentina ha hecho todo lo posible por quedar afuera. Lo ha pagado muy caro interna y externamente.

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Pressenza: Esas serían las decisiones de una economía, de una especie de, como lo llamó Cristina Kirchner, capitalismo serio, que vuelva a ocuparse de la gente. Pero yo también encuentro otros ingredientes que empiezan a aparecer, que empiezan a emerger, que por ahí tienen que ver con las nuevas generaciones. Entonces, me parece que tenemos un nuevo acercamiento hacia los pueblos originarios por un lado, una nueva consciencia ecológica por otro, comprendiendo que la ecología tiene que servir para cuidarnos a todos, no sólo cuidar de las foquitas, sino que este planeta pueda seguir albergándonos a todos. Me parece que estos gobiernos latinoamericanos empiezan a tomar parte de esa, no sé si llamarlo sensibilidad o esta nueva consciencia. Me parece que eso también es un punto muy favorable, pero que también se generan ahí grandes grietas que se abren como el tema del fracking en Neuquén o la relación con ciertos pueblos originarios en la Argentina, ¿cómo se puede ver eso? Lo pregunto como militante, saber un poco cómo entender esos avances y retrocesos permanentes cuando esa nueva sensibilidad se manifiesta y sin embargo están todavía los intereses del pasado en disputa.

VHM: ¿A qué te referís vos, a las cuestiones ecológicas?

Pressenza: Sí, pero que tiene que ver también con las relaciones con la propiedad de la tierra, con los pueblos originarios, por ejemplo, con la sojización del territorio.

VHM: Se hacen esfuerzos en la Argentina pero creo que todavía el tema no penetró culturalmente. Todo son batallas culturales. Hay que dar una batalla cultural, ganarla y después implementarla. Mientras tanto, sin batalla cultural, lo que hay son buenas intenciones de algunos pero no siempre exitosas.

Pressenza: Y esa batalla cultural bien sabemos que se da también en los medios de comunicación, por lo tanto, necesitamos la aplicación de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual y la desmonopolización.

VHM: Los medios de comunicación es un tema en el que ayudan bastante. En líneas generales tienen una actitud culposa frente a todos los desmanes que se cometen porque ellos son los representantes de las empresas que cometen esos desmanes. Pero es un ámbito donde vos podés declamar lo que sea y después hacés nada, simplemente das a conocer lo que está ocurriendo. Pero por lo menos ayudan. Es indudable que culturalmente hemos evolucionado en 20 años de una manera extraordinaria. Yo creo que en el mundo, pero mucho más en la Argentina. El caso Botnia ayudó enormemente a despertar una consciencia ecológica en la Argentina, la discusión. Yo creo que es una discusión, que a veces es desgastante y dolorosa, pero que termina siendo útil para entender los temas, para profundizarlos, para ir un poquito más abajo de la superficie. Estamos mejor, por lo menos la cuestión ecológica está sobre el tapete. La tomás, la dejás, la tomás de vez en cuando, los gobiernos también la tienen sobre sus mesas de trabajo, es ineludible.

Ahora, si aparece una situación como la de la minería a cielo abierto, en la cual hay una serie de intereses muy importantes contrapuestos a los intereses de quienes abierta y casi radicalmente luchan por los valores ecológicos y entran en pugna. Porque también es ecológico, voy a usar un criterio de alguien cuyo nombre he olvidado ahora, una persona muy importante, ¡qué lástima la memoria! Pero él dice que “contaminación es también la pobreza”. Contaminación es irte de San Juan porque no te dejan trabajar en las minas a cielo abierto para cuidar el ambiente a vivir en el ambiente fétido de los márgenes de las grandes ciudades del país. Eso también es contaminación, eso también hay que luchar desde lo económico. Y en esa pugna hay que buscar un raro, difícil, casi imposible, equilibrio, en eso están los gobiernos. En ese tema yo soy menos manejador del dedo acusador para los gobiernos.

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Pressenza: Hay algo en la actualidad argentina que, con la cantidad de temas que aparecen en la agenda cada día, se pierde el trabajo que ha hecho Cristina para evitar el ataque en Siria que es extraordinario. En línea general todas las instancias diplomáticas y el discurso por el desarme, o por lo menos para mantener Latinoamérica libre de armas nucleares, me parece que ahí tenemos una estadista de un nivel planetario y nos la perdemos en la Argentina porque tiene que estar discutiendo si usa calzas o no las usa o cuestiones totalmente menores.

VHM: La Argentina ocupa un papel más interesante en el mundo, por supuesto que no decisivo. Nadie dejó de atacar Siria por lo que dijo la Argentina, pero sumó, mostró un perfil interesante, que ya lo viene delineando hace mucho tiempo y sobre todo hacia dentro, tomar una posición permite que la gente entienda mucho mejor ese mundo que después vuelve, después se ve reflejado. Yo tengo un programa de televisión que mira mucho al mundo, pero permanentemente pensando que el mundo es uno y estamos dentro del mundo. Entonces, mirando lo que ocurre afuera estamos mirando permanentemente adentro. En el tema Siria fue eso. No pesó, porque lo que pesa es Rusia frente a Estados Unidos. Sumó, aportó, una parte importante de América Latina con una buena presencia en el G20, pero nadie va a pensar que se dejó de atacar a Siria por lo que dijo Argentina o por lo que dijeron 70 países. No se atacó Siria por lo que dijo Rusia y por los peligros latentes que eso imponía. De todas maneras cuando juega esas fichas a favor de no atacar a Siria, porque ni siquiera se puede decir que es a favor de Siria, es a favor de mantener un respeto internacional por los pueblos, por sus decisiones, etcétera, es un conglomerado de ideas. Bueno, eso está ahí, al servicio de la gente que quiere, más o menos, interiorizarse de estos temas a partir de lo que dice la Argentina, lo puede hacer. Si se es indiferente, es un problema de cada uno, pero los elementos están para que, hoy día, tomemos nota de lo que pasa en el mundo con una mirada hacia la Argentina. En todos los órdenes, de lo económico, de lo político, todo lo que se hace tiene una connotación internacional, hasta por la excepcionalidad de algunas de sus medidas. Como por ejemplo el prosperar en la idea de que el Mercado Interno es la gran salvación, que la obra pública y la construcción son los factores fundamentales de la economía y que hay que buscar el traspasamiento de los que más tienen hacia sectores más desprotegidos, con la ley en la mano, por supuesto. Pero me parece que América Latina, en eso, ha hecho vanguardia, tocando intereses que nunca se tocaron. Ni siquiera los países más progresistas de América Latina han tocado tantos intereses como Venezuela, Ecuador, Bolivia y Argentina. Uruguay y Brasil no han tocado tantos intereses teniendo gobiernos de clara manifestación progresista, pero han irritado menos a lo que llamamos el establishment, lo establecido. La Argentina ha hecho un estropicio en ese sentido porque los ha desafiado abiertamente en estos años, ha puesto sobre el tapete una verdadera confrontación de los gobiernos, no importa si es este u otro, y las corporaciones. No lo habíamos visto nunca, ¿por qué? Porque siempre ganaron las corporaciones sin que nos diéramos cuenta, porque las corporaciones nunca salen a festejar diciendo “les ganamos a los gobiernos”. Por el contrario, los usan a los gobiernos y los medios de comunicación están al servicio de las corporaciones, no de los gobiernos democráticamente elegidos. En todo caso están a favor de los gobiernos dictatoriales, como ha sucedido en América Latina. Y el triunfo de la actualidad en la Argentina es el pleno esparcimiento de quien quiere tenerlo. Están los indiferentes, los cómplices, los vivos, los satisfechos, si están satisfechos nada quieren saber, pero el que quiere puede entender muy bien el mundo a través de la Argentina. A través de los medios de comunicación, la lucha de las corporaciones y el gobierno, a través de los conflictos ecológicos que tiene hoy día, lo que es el mercado interno y el mercado externo. La gente ha tenido para enriquecerse desde el punto de vista del conocimiento de la política y la economía, enormemente. Yo en estos 5, 6 años, he tratado de saber, de leer, de entender, de relacionarme con la historia, etcétera. He mejorado mucho como periodista, no sé si he podido salir del “mal periodista”, pero sí sé que si soy un mal periodista es porque hago una mala lectura de lo mucho que me ocupo de estos temas, pero no porque no me haya ocupado y la diferencia es esa, para mí, entre lo que antes resolvíamos un poco más con las cuestiones de la superficie en charlas de café, en ese café que tomamos arreglando el mundo pero, por supuesto, tiene otra finalidad que no es otra que matar el tiempo con nuestros amigos y el entendimiento bastante interesante que ahora podemos llegar a tener si nos esmeramos y si la lucidez nos acompaña.