Por Leonardo Buitrago

Advierten que el vertido de agua radioactiva tratada podría afectar a los ecosistemas marinos y la reputación sanitaria de los productos pesqueros chilenos.

El pasado jueves 24 de agosto, Japón comenzó a verter al océano Pacífico las aguas residuales tratadas de la central nuclear de Fukushima, que sufrió un grave accidente tras el terremoto y el tsunami de 2011.

El proceso, que tardará décadas en completarse, forma parte del plan que ese aprobó hace dos años para desmantelar dicha central.

Según gobierno de Japón y la compañía Tokio Electric Power (TEPCO), el agua va a ser vertida al mar en partes, comenzando con cantidades pequeñas y con un mayor nivel de control. La primera descarga, de 7.800 metros cúbicos (7,8 millones de litros), el equivalente a tres piscinas olímpicas, se llevará a cabo en un periodo de 17 días. Sin embargo está previsto que se siga vertiendo agua de Fukushima por unos 30 años.

Tokio asegura que el vertido es seguro y cumple con los estándares internacionales, pero la decisión ha generado una fuerte oposición y protestas, tanto dentro como fuera de la nación, especialmente entre los países vecinos y los sectores pesquero y turístico.

Las autoridades japonesas aseguran que el agua que se verterá al mar tendrá una concentración de residuos radiactivos muy por debajo de los límites establecidos por la Organización Mundial de la Salud (OMS) para el agua potable. Además, indican que el agua se diluirá en agua marina y se dispersará por las corrientes oceánicas, lo que reduciría su impacto.

Se trata del agua que se ha usado para refrigerar los reactores dañados y fue filtrada para eliminar la mayoría de las sustancias radiactivas, excepto el tritio y el carbono-14. El tritio es un isótopo radiactivo del hidrógeno que se genera de forma natural en la atmósfera y que solo es peligroso en dosis muy altas.

Sin embargo, algunos expertos y activistas cuestionan la confiabilidad de los datos proporcionados por el Gobierno japonés y el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) y advierten que el vertido podría tener efectos nocivos sobre la vida marina, la cadena alimentaria, la pesca, el turismo y la salud pública.

El vertido cuenta también con la oposición de China, que en un comunicado del Ministerio de Exteriores ha afirmado que se opone y condena firmemente la decisión de Tokio, considerando que el vertido de agua contaminada es un asunto importante de seguridad nuclear con implicaciones más allá de las fronteras japonesas y de ninguna manera un asunto interno de Japón.

Un portavoz de la administración de seguridad nuclear calificó el movimiento del Gobierno de Japón como “extremadamente egoísta e irresponsable”, que pone “sus propios intereses por encima del bienestar de la humanidad”.

Pekín adelantó que tomará las medidas necesarias para proteger el medioambiente marino, la seguridad alimentaria y la salud pública y que monitorizará de cerca el nivel de radiación en las aguas tras el vertido.

Greenpeace ha denunciado que el vertido viola el derecho humano al agua y al medio ambiente sano y ha advertido de que podría tener efectos negativos a largo plazo en los ecosistemas marinos y la biodiversidad.

Mientras que la Asociación Nacional de Laboratorios de Biología Marina de Estados Unidos (NAML), ha llamado a detener el vertido al considerar insuficientes los datos aportados para justificar su seguridad.

Algunos estudios han demostrado que la radiación puede causar daños genéticos, mutaciones, enfermedades y cáncer en los organismos expuestos. También existe el riesgo de que el agua contaminada llegue a otras zonas del océano o las costas de otros países, lo que podría generar conflictos diplomáticos y legales.

Gracias al agua vertida se pueden registrar daños en el sistema inmunológico, nervioso y reproductivo. Se puede registrar también efectos psicológicos como ansiedad, depresión y estrés postraumático. Así como se puede registrar la contaminación de los alimentos y el agua que consumen las personas y los animales. También daños en los ecosistemas marinos y terrestres, con posibles consecuencias para la biodiversidad y la pesca.

Organizaciones piden a Chile presentar reclamo diplomático a Japón

Desde Chile, más de 30 organizaciones medioambientales solicitan al Gobierno del Presidente Gabriel Boric presentar un reclamo diplomático a Japón por vertimiento de agua radioactiva de central nuclear de Fukushima al Océano Pacífico.

A través de un comunicado público, señalan que lo que se inició como un desastre natural, se ha ido convirtiendo en un desastre social y ambiental provocado por intereses políticos y económicos, unido a las sucesivas fallas de los sistemas de seguridad dela planta de energía nuclear Fukushima Daiichi.

En el texto recuerdan que doce años después del terremoto y tsunami, los ciudadanos japoneses aún sufren los efectos del desastre, al existir más de 340.000 personas que debieron abandonar sus hogares y trabajos, convirtiéndose en refugiados nucleares. «El gobierno japonés mantiene cerrada un área de 360 km. cuadrados denominada eufemísticamente “zona de difícil retorno”, ya que sólo un26% de la población ha retornado a sus municipios», explican.

En el texto indican que el gobierno y los intereses corporativos de Japón «están implementando una activa campaña comunicacional para convencer a la opinión pública nacional e internacional que el vertido al Océano Pacifico de un millón de toneladas de agua radioactiva tratada es “inevitable”, y que según ellos es la “la única solución”, ya que la capacidad de sus estanques de almacenamiento de agua contaminada habría llegado a su límite».

«Si el agua radioactiva tratada de la planta nuclear de Fukushima cumple con los estándares de inocuidad y seguridad para el medio ambiente y la salud humana, ¿Por qué Japón no la utiliza en sus actividades agrícolas, acuícolas, mineras u otras actividades productivas?, o ¿Por qué el primer ministro de Japón, los miembros del gobierno, de la Dieta (parlamento), no consumen dicha agua para demostrar su inocuidad al pueblo japonés y a las comunidades de la Cuenca del Pacífico?», son partes de las preguntan que plantea.

El océano Pacífico constituye un espacio geográfico, político, económico y cultural, compartido por una comunidad de Estados independientes, por lo tanto las organizaciones medioambientales chilenas manifiestan qeue el vertido de agua radioactiva tratada no puede ser un asunto unilateral, donde primen los intereses de la industria de energía nuclear y del gobierno japonés.

«La irresponsable y neocolonial actitud del gobierno japonés no es respetuosa del valor del océano Pacífico como un ser vivo, fuente de vida, salud, y base de la subsistencia de millones de pescadores y comunidades costeras», afirman en el comunicado.

«La anunciada decisión del gobierno y el empresariado nuclear japonés no ha sido consultada con los Estados del Pacífico Insular y Latinoamericano. Tampoco aplica el criterio precautorio y el enfoque ecosistémico en su administración oceánica, amenazando los intereses de la ciudadanía, comunidades costeras, y de los pueblos pescadores, quienes no tienen por qué pagar las consecuencias de la opción de vertido nuclear, mediante la cual el gobierno japonés y la Tokio Electric Power intentan disminuir y transferir los costos de su desastre nuclear a las naciones de la Cuenca del Pacífico», agregan.

Riesgo para los ecosistemas marinos y las pesquerías chilenas

Entre las costas de Japón y de Chile distan 17.000 km. de distancia, estando sus sistemas oceánicos vinculadas, por lo que vale recordar hecho que el tsunami de Fukushima afectó a las costas chilenas el 2011.

Por tal motivo, argumentan que para los ecosistemas marinos y las pesquerías chilenas, el vertido de agua radioactiva tratada, tiene el riesgo de incorporar estos isótopos de manera acumulativa en la cadena trófica, «afectando la biodiversidad marina, a los diversos consumidores finales, la seguridad alimentaria, y la reputación sanitaria de los productos pesqueros -sector clave de las economías costeras de Chile-, tal como ya ha ocurrido con los pescadores del norte de Japón».

Ante este escenario, las organizaciones medioambientales chilenas plantean lo siguiente:

  • Llamamos al gobierno chileno a presentar una queja diplomática al gobierno japonés por su anuncio de vertimiento de un millón de toneladas de aguas radioactivas, acción unilateral que amenaza la paz y el medio ambiente marino, siendo un factor que incrementará las tensiones en la Cuenca del Pacífico, en un contexto de creciente inestabilidad política.
  • Instamos a la Comisión Permanente del Pacífico Sur (CPPS) a discutir las implicancias de esta potencial amenaza y sus consecuencias socio-ambientales y económicas con los gobiernos ribereños, sociedades civiles, comunidades costeras y pueblos originarios del Pacífico.
  • Apoyamos el rechazo de los pescadores del norte de Japón al anuncio de vertido de agua radioactiva tratada de la central nuclear de Fukushima en el océano Pacífico.
  • Solicitamos al gobierno de Japón a suspender el anunciado vertimiento de un millón de toneladas de aguas radioactivas tratadas en el océano Pacífico, aplicando el criterio precautorio y enfoque ecosistémico en el manejo de sus residuos nucleares; asumiendo las legítimas y razonables preocupaciones de la sociedad chilena en defensa de la vida y biodiversidad del océano Pacífico, la protección de la salud de sus ciudadanos y ciudadanas mediante el aseguramiento de la inocuidad de sus alimentos de origen marino, y la protección de sus pescadores, comunidades costeras y pueblos del mar.

Organizaciones firmantes:

Centro Ecocéanos

Centro de Conservación Cetácea (CCC)

Movimiento por el Agua y los Territorios (MAT)

Observatorio Latinoamericano de Conflictos Ambientales (OLCA)

Red de Acción en Plaguicidas y sus Alternativas de América Latina (RAP-AL)

Chile Mejor sin TLC

América Latina y el Caribe Mejor sin TLC

Defendamos Chiloé

Observatorio Ciudadano

Comité Nacional Pro Defensa de la Fauna y la Flora (CODEFF), Aysén

Federación de Sindicatos Marítimos (FESIMAR)

Agrupación Ambiental Putaendo Resiste

Chile Sin Ecocidio

Comunidad Indígena Diaguita Costera Punta de Lobos

Red Austral de Acción Territorial (AAT)

Comunidad Kawesqar Grupos Familiares Nómades del Mar

Comunidades Kawesqar at´ ap

Comité de Derechos Humanos y Ecológicos de Quilpué

Escuela Superior Campesina Curaco de Vélez

Agrupación Aysén Reserva de Vida

Red de Mujeres Originarias por la Defensa del Mar

Asociación Mapuche Pewu Antu

Comunidad Pipiukelen de Pargua

Comunidad Mapuche Williche Kechalen de Queilen, Chiloé

Comunidad Mapuche Williche de Apeche de Queilen. Longko Victor Mañao Guala y Werken Lorenzo Pérez Teiguel.

Lof Kechalen de Queilen. Longko Clara Chiguay Teiguel y Werken Jaime Velasquez Cárcamo.

Lof histórico de Weketrumao de Quellón. Apo Ulmen Rosa Neipan Guenteo y Werken Milton Neun Neipan.

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