Al fin llegó el día. Mientras hacemos esta nota, están asumiendo sus cargos los delegados encargados de redactar una nueva Constitución para Chile, que reemplace a la actual, que fuera impuesta en 1980 por la dictadura pinochetista y ha estado vigente durante los últimos 40 años.

La marcha, convocada por diferentes movimientos sociales y centrada en exigir la liberación de los presos políticos del estallido de octubre de 2019, que siguen en la cárcel a pesar de los cambios políticos de los últimos meses, estuvo llena de banderas, consignas y bullicio. Abundaban las banderas de los pueblos originarios, especialmente el pueblo Mapuche, de las diversidades LGTBQ, los familiares de presos políticos y organizaciones que los apoyan, colectivos de defensa del medio ambiente y el derecho al acceso al agua, dirigentes del Colegio de Profesores, etc. Todos al ritmo de bandas con bailarines vestidos con trajes de distintos pueblos originarios, tambores y trompetas.

A medida que la gente iba avanzando hacia el centro de Santiago, los alrededores de La Moneda y el ex Congreso (donde se estaba realizando la ceremonia) estaban bloqueados por las fuerzas policiales, produciéndose disturbios entre estas y los manifestantes.