Primero y directo al grano: las FFAA son el poder armado que tiene el Estado para la Defensa y no les corresponde decidir  la política. Su rol es  defender la soberanía y preservar la integralidad  territorial. La sociedad les da recursos y el derecho a usar las armas, por eso es ella la que  fija su razón de ser. Los militares ofrecen hasta su propia su vida y con razón se sienten orgullosos de hacerlo. Pero su papeles son la Defensa y no militarizar el orden interno. Sin embargo no siempre cumplieron. Por eso hay comprensibles resentimientos cuando se habla de las FFAA  pensando en la Nueva Constitución.

Varias veces en la historia, los militares asumieron un rol político interno. La última, en 1973, sirvieron a la derecha, con tal horror que, desde sus propias filas, llegó el arrepentimiento:“Nunca más” dijo oficialmente  el Comandante en Jefe General don  Juan Emilio Cheyre. Pero el compromiso político con que afirmaron la dictadura por 17 años, deformó la comprensión de ellos y del pueblo respectode su rol. Por esto, una parte del debate público mezcla emociones negativas antimilitares junto con las necesidades objetivas de  Defensa de Chile. Necesaria, porque mientras los seres humanos y los países no tengamos como costumbre el respeto mutuo, existe la amenaza de conflicto de fuerza. Y eso, por ahora, requiere fuerza armada del Estado. La Nueva Constitución debe consagrar con claridad la necesidad de la Defensa, que comienza por las RREE y para qué son las FFAA. Una  legislación establecerá el cumplimiento de las tareas profesionales militares. Pero es una definición política, no técnica.

El Estado siempre oprime, conforme a las normas que establece. Aunque lo haga democráticamente, manda, prohíbe o permite. La igualdad no es pura, es igualdad ante la ley. Pero el Estado dictatorial de cualquier color político, oprime con las FFAA, aunque  se disfrace de apolítico, en dictadura las FFAA toman partido político. El recurso de todas la dictaduras, de izquierda y derecha es militarizar la política y siempre aureoladas en nombre del pueblo.

Aunque sea obvio, hay que tener presente que  la Constitución que rige en Chile, establecida por   la Dictadura de derecha desde 1980 , es antidemocrática. Su  non plus ultra lo representó su artículo 90 diciendo  que “las Fuerzas Armadas…….garantizan el orden institucional de la República”. Les encomendó intervenir la democracia. El artículo  remplazado, quince años después de la reconquista de la democracia,  “en la medida de lo posible”, le eliminó la calidad  de garantes democráticos que la derecha le consagró constitucionalmente a quienes tenía el monopolio de las armas. La Nueva Constitución  y las leyes que devengue, tienen  la oportunidad de precisar el  rol de la FFAA en un Estado democrático, entendiendo que el  primer recurso de la defensa es una buena  política de relaciones exteriores. La guerra es el fracaso de la política.

En los Estados dictatoriales, de derecha o de izquierda y varios similares a los que yo defendí cuando era militante comunista, en esas dictaduras, las FFAA  son la fuerza  que  asegura el Estado y reemplaza al pueblo sin democracia. Chile, al  hacer su Nueva Constitución reemplazando la de la Dictadura, revive las emociones de sufrimiento que  suelen nublar el pensamiento del debate. Asumo  que   en los constituyentes y  legisladores no habrá  un antimilitarismo, porque la Defensa del país requiere de las FFAA.

Un Estado democrático tiene FFAA no deliberantes porque estas creen en las decisiones del soberano; obedecen a su  pueblo y no a dictadores. No deliberar no significa no pensar, sino FFAA comprometidas, con orgullo, de no asumir el papel dirimente de las adversidades políticas ni ideológicas que vive su pueblo. Militares no deliberantes significa seres  pensantes, convencidos intelectual y emocionalmente  que es la democracia y  no las armas la que decide quien conduce  el Estado. La no deliberación de las FFAA no es una humillación sino el honor  de ser un recurso del soberano, del pueblo que se expresa en democracia  eligiendo sus gobiernos, del color que quiera.

Porque la soberanía no reside en la nación, como dijo abstractamente la constitución del 80, sino en el pueblo. Las FFAA que respetan  el mando  democrático reciben el cariño de su pueblo y las armas en derecho exclusivo, porque juran, “servir fielmente a la patria hasta rendir la vida si fuera necesario”…y  “cumplir conforme a las leyes y reglamentos vigentes”. Por eso son parte de  la Defensa y no un poder aparte en la Constitución.

El orden interno es rol policial y la disputa política en democracia la resuelven las elecciones. Ya diferencia como pasa en los Estados totalitarios, los gobiernos nunca los deben decidir las FFAA.

El compromiso militar que causó tantos  sufrimientos en  la dictadura chilena, las violaciones de DDHH, la colusión en el desmantelamiento  del Estado, las corrupciones, los delitos y otros roles asumidos por las FFAA, actualmente avanzan en la Justicia  y en el  debate público, pero  no se resuelven  destruyendo o debilitando las  capacidades de la Defensa de Chile. Usar  el antimilitarismo  como venganza contra el  pasado cercano antidemocratico de las FFAA, no las hace más democráticas yexcerba emociones negativas. El antimilitarismo impide el pensamiento sereno que debe guiar  la Nueva Constitución y  la leyes para establecer el rol de los militares en democracia. Los militares son parte de Chile. La Nueva Constituciónles fijará condiciones de su rol de respeto y ellos  por su parte la obedecerán amando la democracia con orgullo de soldado, dejando en el pedagógico recuerdo lejano su otra historia.

La tarea  de establecersu rol, democráticamente, es tarea civil.