Por Carolina Vigneaux Lobato

Amplias críticas a la escasa información en el proceso constituyente que se vive en Chile, lo que impide participar de manera informada.

El proceso constituyente que se vive producto de la revuelta popular ocurrida en Chile a partir del 18 de octubre de 2019 pretende democratizar un sistema que hereda sus principales pilares de la dictadura cívico militar. Fueron años de movilizaciones sectoriales y protestas callejeras para que una gran mayoría comprendiera que cambiar la constitución es indispensable, pues es liberarse de una camisa de fuerza que dejó el régimen y que a través de las décadas ha impedido mejorar la legislación para garantizar el cumplimiento de los derechos humanos de corte social.

Sin embargo, el pacto firmado en el parlamento que hizo legalmente posible el plebiscito y la Convención Constituyente está plagado de letra chica lo que dificulta el camino a los independientes que buscan postularse como constituyentes. Al basarse en el sistema electoral vigente, legitima prioritariamente a los partidos políticos, los mismos que han sido blanco de numerosas críticas por parte de la población que considera que legislan para sus propios intereses o en beneficio económico en lugar de hacerlo por el bien de la comunidad a la cual se deben.

Uno de los derechos más vulnerados en Chile es el derecho a la información lo cual resulta fundamental para el ejercicio de una democracia plena. En Chile los escasos medios de comunicación masiva que aun sobreviven funcionan como plataforma para los poderes fácticos y las grandes empresas, de esta manera mantienen a una ciudadanía desinformada o que se informa según los intereses de ese sector.

Entonces, en el proceso constituyente que se está viviendo no se ha difundido de manera íntegra, los obstáculos que existen para quienes no están amparados por los partidos, que de no cumplir los requisitos no podrán siquiera presentarse como candidato. Uno de ellos es lograr las firmas (patrocinios) requeridas de ciudadanos de los distritos correspondientes.

Tampoco se ha comunicado a la ciudadanía quienes son los posibles candidatos, sus ideas y proyectos para que el ejercicio del voto sea efectivamente democrático. Los grandes medios, como era de esperarse, se han interesado principalmente por los posibles candidatos que son personajes públicos.

Actualmente, a la gran desconfianza que existe hacia cualquier autoridad se suma un fuerte desconocimiento de las condiciones del proceso y de las alternativas constituyentes a pocos días del término del plazo para patrocinar a las campañas independientes.