Las operaciones de control de las plagas de langostas del desierto en el Cuerno de África y Yemen lanzadas desde enero consiguieron eliminar cerca de medio billón de esos insectos y lograron evitar que fueran devoradas un millón de toneladas de cultivos, informó este miércoles la Organización para la Alimentación y la Agricultura (FAO) que participa de estas acciones.
Con esa acción se ha logrado salvar comida suficiente para alimentar a casi siete millones de personas.
Aunque las operaciones para terminar con la plaga de ese insecto arrojan un balance positivo, la Organización para la Alimentación y la Agricultura advirtió que las lluvias primaverales “crearon las condiciones ideales para la reproducción de las langostas”.
Nueva oleada
El director general de la Organización, QU Dongyu, agradeció una contribución de la Unión Europea por un valor de 15 millones de euros que servirán para luchar contra el recrudecimiento de la langosta del desierto en el África oriental, donde se está produciendo una nueva oleada de estos insectos.
Pese a este éxito de las operaciones de control en medio millón de hectáreas, la Organización advierte que las fuertes lluvias registradas durante la primavera “crearon las condiciones ideales para la reproducción de las langostas”.
La destrucción que puedan llegar a ocasionar los nuevos enjambres “provocaría una crisis humanitaria a medida que golpeen a Etiopía, Kenya, Somalia, Sudán, Sudán del Sur y Yemen”.
Un reciente informe mundial sobre crisis alimentarias advertía que, incluso antes del recrudecimiento del brote de langostas, unos 25 millones de personas en África oriental y 17 millones en Yemen se enfrentaban al hambre aguda durante el año en curso. Una situación que la pandemia de coronavirus amenaza con agravar.
El riesgo no se acaba en África oriental
Pero el peligro de esta devastadora plaga no se limita a la parte este del continente africano y la Organización cree que alguno de estos enjambres puede propagarse a la parte occidental de África o migrar a la India y Pakistán.
La agencia de la ONU considera a la langosta del desierto como la plaga más destructiva del mundo: un pequeño enjambre de un kilómetro cuadrado puede comer en un día la misma cantidad de alimentos que 35.000 personas.
Falta apoyo financiero
Pese a agradecer la reciente contribución de 15 millones de euros por parte de la Unión Europea para luchar contra el recrudecimiento de la langosta del desierto en el África oriental, donde se está produciendo una nueva oleada de estos insectos, la Organización precisa el apoyo de los donantes internacionales.
De los 311,6 millones de dólares que la Organización busca en su llamamiento para frenar la propagación de los enjambres de langostas del desierto hasta el momento recibió donaciones o compromisos de donación por un valor de 178,9 millones.
De no lograrse financiación adicional, los esfuerzos de control podrían ralentizarse o detenerse a finales de septiembre u octubre, una situación que permitirían una nueva eclosión de las plagas devoradoras de cultivos en algunos lugares.
La FAO ayuda a los Gobiernos y otros asociados con operaciones de vigilancia y coordinación, asesoramiento técnico y la adquisición de suministros y equipo.
Además, proporciona material agrícola a los agricultores afectados por la plaga, asistencia veterinaria para el ganado herbívoro hambriento y dinero en efectivo para las familias que hayan perdido sus cultivos para comprar alimentos.