Por Débora Nunes

¿Por qué la racionalidad no nos defendió de lo peor en 2018? Las especulaciones holístico-chamánicas y técnicas como la constelación familiar ¿tendrán algo que decir?

Frente al resultado de las elecciones de Brasil, se han hecho análisis profundos, pertinentes e importantes para nuestra historia política y para nuestro futuro. Pero la pregunta “¿por qué la racionalidad salió del juego y no nos defendió de lo peor?” continúa martillando sin una respuesta clara. Analizar la influencia del campo sutil puede ayudar a ver cómo llegamos hasta aquí en Brasil y lo que nos aguarda, pues mucho de lo sucedido no está en el área de la racionalidad vigente. El paradigma holístico-sistémico-ecológico trae el reconocimiento de la dimensión inmaterial del mundo, como nuevo campo de conocimiento. Cuando la dimensión material fue diseccionada competentemente por el paradigma cartesiano y el materialismo histórico y dialéctico –que es parte de él–, y aún así restan tantas preguntas, es hora de ir más allá.

La racionalidad actual se basa en la capacidad de comprender la lógica de los eventos con números, comparaciones, relaciones jerárquicas entre conceptos, entre datos y con la noción de la necesaria “prueba material”. Pero eso no está resultando suficiente para comprender la realidad, porque ésta se compone también de fenómenos sutiles cuya comprensión necesita otro tipo de racionalidad. Una forma de interpretación de esos fenómenos es la que aporta la noción “campos morfogenéticos” propuestos por Rupert Sheldrake, un biólogo inglés, que los concibe como un campo universal formado por acción, pensamientos y sentimientos a lo largo de la historia individual y colectiva. Para entender ese campo es necesario traer a colación el fenómeno del “entrelazamiento cuántico” en el cual electrones, fotones y hasta moléculas, se mantienen interligados con independencia del espacio-tiempo, y se comportan de forma relacionada. Otra noción importante del nuevo paradigma es la comprensión del fenómeno del “salto cuántico”, o sea cambios de estado discontinuos e inesperados, cuando las condiciones son dadas. Esas y otras nociones de la visión cuántico-holística del mundo, ayudarán a que nuestras observaciones, deducciones y generalizaciones sobre la realidad sean más completas y más competentes.

La plantilla explicativa de las “constelaciones familiares” será usada para comprender lo que sucedió en Brasil en estas elecciones y, aunque existan muchas otras posibilidades de abordaje del campo sutil, esta parece particularmente fecunda para inspirar la necesaria acción en el campo energético. Esta acción, de contenido nuevo, será presentada más adelante y complementa la acción política humanista, ecológica y emancipadora que ya se conoce bien, el llamado “activismo” que la extrema derecha quiere extinguir y no conseguirá extinguir nunca. El activismo se traduce en educación popular de muchos tipos que estimula el pensamiento crítico, en organización ciudadana en movimientos, sindicatos, ONGs y partidos, en articulación entre diferentes grupos en una gran red progresista, en acciones concretas de la sociedad civil en el campo de la justicia social, de la ecología y en el rico universo de la economía solidaria, de las comunidades sustentables, etc. La acción en el ambiente parlamentario, las manifestaciones callejeras y las realizadas en las redes sociales, son otro tipo de activismo. La combinación de esas acciones con aquellas que alcanzan la dimensión sutil, será vital para sacar a Brasil de la situación en que se encuentra.

Bert Hellinger, el creador del método de las constelaciones familiares, defiende que el comportamiento humano está relacionado con la existencia de algo que sería como un “alma universal” o un campo morfogenético, que se alimenta de nuestras historias y que se activa cuando es suficientemente repetido para fijarse”. Él dice que nuestras emociones y nuestros conflictos tienen relación con lealtades ancestrales y también que emociones negativas antiguas, no curadas, pueden ser nuevamente vividas por personas en una familia, en un grupo, en una nación. Hellinger vivió en Sudáfrica y aprendió mucho con chamanes sobre cómo tratar con los ancestrales y con la tela de relaciones que nos une más allá del espacio-tiempo. En su método, desarrolló lo insight original de Virginia Satir, que organizaba grupos de curación en que personas extrañas interpretaban personajes del drama vivido por alguien y se sentían como las personas interpretadas, imitando inclusive gestos o repitiendo palabras comunes de su vocabulario.

En las sesiones de constelaciones familiares, las personas del grupo acceden al “alma universal” o el “archivo akáshico”, en que todo está “escrito” y que, por tanto, permitiría que una persona pudiera sentir lo que la otra siente al conectarse con ella. Por su parte las personas interpretadas, como si estuvieran cuánticamente entrelazadas con quienes las interpreta, sienten los efectos de la sesión de curación. Ellas pueden pasar a sentirse de otra forma aún sin saber del trabajo del grupo percibiéndose, por ejemplo, como habiendo sido escuchadas, comprendidas y perdonadas, etc., cuando el conflicto es adecuadamente interpretado. Ese método es ampliamente utilizado en Brasil y en el mundo, con gran éxito psicoterapéutico y sirve para la resolución, inclusive, de conflictos ancestrales que se manifiestan en la vida de las personas hoy.

Pero ¿qué tienen que ver las relaciones sutiles entre los humanos con las elecciones en Brasil? La historia brasilera está atravesada por memorias dolorosas de opresión a millones de nuestros ancestrales indios, esclavos, quilombolas, pero también a las mujeres, a los pobres, a los gay, etc. A la injusta desigualdad de nuestra sociedad, al racismo y al prejuicio, se suman los crímenes de las dictaduras que ya vivimos, las torturas, muertes y desapariciones no adecuadamente esclarecidas ni juzgadas. Todo eso, junto a los dolores de hoy, los de jóvenes negros de las periferias, de prisioneros, de humillados en todos los campos. Ese inmenso sufrimiento y rabia reprimidos, al no sean expresados para poder ser superados, crearon un “campo” que hasta hoy no pudo manifestarse en un sentido de cura y redención.

Todo esto está preso en la garganta de Brasil. Es evidente que nuestra cultura está impregnada de ese pasado, pero nuestras “almas” también lo están, y esos dolores se debaten en nosotros inconscientemente, conduciendo a comportamientos de compasión o de odio. Sin ayuda de un trabajo de curación, de perdón, esas energías estarán siempre latentes, listas para hacer un “salto cuántico” cuando se activen por situaciones externas detonantes.

Entonces, lo que creo que sucedió en Brasil, además de todo lo que ya fue objetivamente dicho en análisis bastante cuidadosos, realistas y pertinentes, fue completado por un intenso movimiento en el campo sutil. Por razones que tienen que ver con lo que muchos llaman de cambio de la era que vivimos actualmente (inicio de la era de Aquarius, fin de la Kali-yuga, fin del mundo del calendario maya, activación colectiva del chacra del corazón, etc.), tenemos un gran movimiento de luz y sombra en el campo sutil. Algunas personas conectan más el campo de luz, otras más el campo de sombra, y eso está vinculado a la alineación del cuerpo, mente y corazón y al consecuente sentimiento de aceptación de sí mismo/a. Esa aceptación sucede cuando estamos más alineados con lo que el “propósito mayor” quiere para nosotros: la alegría de ejercer nuestros talentos para armonía de unos con otros, de nosotros mismos y de la evolución de todos/as.

Foto Kenneth Bok

Vamos al movimiento de las energías negativas: toda esa herencia en el campo morfogenético brasilero fue activada en estas elecciones en las personas más susceptibles, por la intensa manipulación del odio por las redes sociales. Como se sabe, esas personas fueron identificadas fácilmente a través de sus publicaciones en las redes sociales, por los algoritmos de inteligencia artificial. La reacción de odio de esas personas no podía combatirse con nuestros argumentos racionales, con los datos y palabras coherentes que decíamos, porque esas personas estaban embotadas por el campo sutil negativo. Por otro lado, el maravilloso movimiento femenino —Yin– que representa una acción luminosa de curación, de equilibrio de las energías cósmicas Yin y Yang, también “asustó” y activó el campo de la dominación del Yang descompensado –masculino– que todavía domina el mundo. Frente al miedo, el deseo de dominio sobre la elección libertaria de los/las otros/as, junto con el deseo de protección en la búsqueda de un “salvador de la patria”, abrió las puertas a la extrema derecha. En otros términos, el cerebro reptiliano y límbico accionó el odio y la racionalidad del neocórtex no funciona,  por eso los argumentos sólo sirvieron en el intercambio con personas más conectadas consigo mismas, con sus corazones, que respondieron afirmativamente al alejarse del odio, que es la faz más visible de las energías negativas.

El movimiento “oscuro” se daba en el campo sutil de las personas más frágiles, pero esos fenómenos también suceden positivamente y eso también se dio en Brasil. Estimulados por acción generosas, por sentimientos y pensamientos amorosos en nuestra historia ancestral y por el equilibrio espiritual de cada uno/a de nosotros, el movimiento de la nueva era que se basa en la horizontalidad y consideración de los colectivos, se activó. En nuestras conversaciones respetuosas con familiares, en las meditaciones y oraciones por la victoria de Haddad, en las prácticas de perdón Hoponopono, en el reconocimiento mutuo de valores humanistas y ecológicos compartidos, un movimiento vertiginoso de energías positivas llenó las calles para evitar el retroceso. Sin que hubiera una dirección material objetiva (pero probablemente con dirección amorosa en el campo sutil) y en contacto con el sentimiento de responsabilidad de cada uno/a con el destino de todos/as –la tela de araña de la vida cuántica– millones salimos al mundo y el fenómeno de dar vuelta (muchos) votos se produjo.

No hubo tiempo suficiente, pero las posibilidades de renovación de la política por esos nuevos colectivos ciudadanos siguen en nuestras manos. Saber usarlas será fundamental para que los tiempos difíciles que ya vivimos sean superados más rápidamente.

Es importante añadir otro elemento para observaciones futuras, otro dato en el campo sutil que está actuando en todo el mundo y que se relaciona con la idea más conocida de inconsciente colectivo, de Gustav Jung. Se trata de un tipo de conocimiento sutil que no depende de la cultura local, que llega como el aire, sin fronteras, y ayuda a interpretar el mundo a partir de lo que Jung llamó “arquetipos”. Entre esos arquetipos están las ideas de que el cielo está en lo alto y es luminoso y que el infierno está abajo y es tiniebla, o que la vida vino de la lama (o del barro, en la acepción cristiana), comunes en la mayoría de las culturas. Es probable que un nuevo arquetipo esté construyéndose en ese momento, relacionado con el colapso de la civilización actual en términos ambientales, financieros, políticos, en la crisis sistémica que se vive hoy y que está agravándose. Las personas están cada vez más informadas, pero niegan la posibilidad de colapso sistémico, no hablan del tema y hacen de cuenta que nada está sucediendo. Pero el inconsciente colectivo está informado y se abre a un miedo primordial y al deseo de sobrevivencia. El miedo siempre lleva al deseo de protección y dominio y así, todo lo que se habló antes sobre Brasil se refuerza y tiene dimensión planetaria.

La salida para la manipulación de las mentes y de las energías sutiles por parte de las fuerzas de la extrema derecha que manipulan el miedo y el odio ya se esbozó en Brasil. La ciudadanía comprometida del planeta entero está atenta, sabiendo que cada país está amenazado por las mismas armas que fueron usadas en los Estados Unidos de Trump, en el Brexit de Inglaterra y en otras partes. Muchos advierten que la transformación (incompleta) de votos que hicimos, muestra el camino a seguir. Reforzamos las fuerzas democráticas con nuestra claridad acerca del peligro inminente para la democracia, con nuestra alegre unión en las calles y con el sentimiento de responsabilidad individual con el destino de todos, que ocupó Brasil. Nuestro esfuerzo de diálogo y respeto para dar vuelta la votación, fue un ejemplo para el mundo.

Además de todo eso, algo nuevo sucedió: nunca en una elección brasileña hubo tanta acción en el campo sutil. Nunca se vieron tantas meditaciones individuales y colectivas, tantas emanaciones de luz en dirección a nuestro pueblo y a nuestro territorio hechas por gente del mundo entero. Nunca se vieron tantas visualizaciones activas de la realidad a ser co-creada en el campo sutil para manifestarse en el campo material, como la imagen del candidato con la faja presidencial o la fiesta de su asunción. Haddad fue un digno representante de energías positivas que siempre se manifiestan de forma cordial, serena y alegre. Movidos él y nosotros por el coraje de ser responsables de nuestro destino, por la convicción de que sólo el amor puede vencer el odio, hicimos lo que fue posible en el mundo material y en el mundo sutil. El reconocimiento creciente de la existencia de ese aspecto de la realidad, redoblará nuestras fuerzas humanistas, ecológicas y libertarias rumbo a una forma complementaria de hacer política. Hare Om Tat Sat. Lo manifiesto y lo no manifiesto son parte de la realidad. Namasté.

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