Se ha usado mucho el término «post-verdad» cuando se trata de describir la instalación de imágenes falseadas en el escenario de lo colectivo, cuando se manipula información a fin de obtener resultados favorables a ciertos grupos de poder.

Ese falseamiento intencional de datos, esa descarada manera de tratar de dirigir una determinada forma de representar la realidad, esa mentira burda que se intenta instalar a través de los medios de comunicación masiva, supuestamente respaldando esas informaciones con encuestas de opinión y estudios sociológicos, es lo que ha ocurrido – una vez más – ante el escenario electoral reciente en Chile.

Ya lo habíamos visto funcionar en la elección de Estados Unidos, así como en muchos otros lugares en los que se manipulan las subjetividades. En el caso chileno, se lo apoyó con las empresas que realizan encuestas y la caja de resonancia cómplice de todos los medios de comunicación. Se proyectó la imagen triunfalista y prácticamente sin competidores de uno de los candidatos de derecha, desencadenando el fenómeno del «voto útil» en grandes sectores de la población. Al mismo tiempo, se creó la ilusión de que el nuevo conglomerado, el Frente Amplio, había caído supuestamente en errores propios de su «inexperiencia política» y perdía día a día posiciones en las encuestas, logrando instalar la tramposa idea de que era imposible que esta fuerza se midiera con las demás. Buscaron desinflar a la candidata Beatriz Sánchez, desmotivar a los activistas de su campaña, hacer dudar de sus posibilidades de llegar a pasar a la segunda vuelta electoral, y al instalar la incertidumbre, frenar la acción.

Así lo denunció ayer la presidenciable del Frente Amplio cuando se conocieron los resultados de la votación, tremendamente favorables a su sector.

Ella dijo: «Quiero mandar un mensaje bien clarito a todas las encuestas que dijeron que nosotros íbamos a estar abajo: ¿dónde está ese oráculo que es la CEP, borrándonos del mapa? ¿Dónde están las otras encuestas? Por ejemplo, la Cadem, diciendo ‘están fuera’, ‘pueden llegar cuartos o quintos’. Yo me pregunto, si esas encuestas hubieran dicho la verdad a lo mejor sí estaríamos en segunda vuelta. Tuvimos una diferencia pequeña con quien hoy es parte de este gobierno. Montaron un escenario diciendo que estábamos fuera. Y eso fue falso, estábamos adentro.

Quiero una explicación de estos que se sienten los dueños de Chile, diciendo que nosotros estábamos afuera. Explíqueme, ¿en qué momento íbamos a sacar un 8% si sacamos un 20%? ¿En qué momento estábamos fuera de la competencia, si estábamos competitivos hasta el último momento? Mañana quiero una explicación en todos los diarios. Un diario dijo ‘se acabó la magia’, yo le digo: ‘ésta es la magia y llegó para quedarse’ «, lanzó una emocionada Beatriz Sánchez, tras obtener un 20,27% de los votos de la ciudadanía, ubicando así, hoy por hoy, al Frente Amplio como la tercera fuerza política del país.

«Las cosas no son como ustedes las planifican, ¿Sebastián no estaba a punto de ganar en primera vuelta?, ¿se acuerdan o no? La carrera estaba corrida para los dueños de Chile, estaba corrida para los poderosos de siempre. Nosotros les decimos ‘no’. No es la plata, son las convicciones, es la verdad y la honestidad. La gente —y entiendan bien los poderosos de Chile— los chilenos y chilenas que respaldan este proyecto y que lo van a seguir respaldando, no votan porque le pongan la plata arriba de la mesa, votan por ideas, votan por honestidad, votan por convicción, votan cuando ven el trabajo en serio. Espero que aprendan y que aprendan rápido, porque nosotros aprendimos rápido y mejor», señaló.

En todo caso, el daño ya está hecho. Beatriz pudo sin duda competir en el Balotage del 17 de diciembre e incluso ganar el sillón presidencial. Si no fuera porque desafió al poder y éste se defendió con todo lo que tiene a mano, con las peores formas de manipulación, instalando en cada una de las cabezas imágenes falseadas de una verdad que nunca fue. Ojalá – como nos dijo ella misma – aprendamos a descreer de los medios y de las encuestas, ojalá aprendamos rápido.