Todavía no existe la definición de criptomoneda en el diccionario de la Real Academia de la Lengua Española. El diccionario de Oxford, incluyó la definición de su traducción en inglés (cryptocurrency) en mayo de 2014:

“Una moneda digital que emplea técnicas de cifrado para reglamentar la generación de unidades de moneda y verificar la transferencia de fondos, y que opera de forma independiente de un banco central”.

El diccionario de Cambridge, por su parte, ha definido con estos términos la palabra inglesa:

“Una moneda digital producida por una red pública en lugar de cualquier gobierno, que utiliza la criptografía para asegurar que los pagos se envían y reciben de forma segura.”

El bitcoin es la primer criptomoneda concebida en 2009. Nadie quiso asumir su creación hasta que en agosto de 2015 una investigación apuntaba al australiano Craig Steven Wright como su creador. Craig se mantuvo en el anonimato -bajo el pseudónimo japonés Satoshi Nakamoto- por temor a acabar imputado por un delito federal (en Estados Unidos), ya que se podría considerar que atentaba contra la estabilidad del dólar.

El Bitcoin es un sistema monetario descentralizado, anónimo e independiente de las fluctuaciones que alienten las políticas de gobiernos y bancos centrales. Tras el bitcoin, aparecieron cientos de monedas digitales como namecoin, ethereum, ripple, litecoin, e-dinar, etc.

Uno de los grandes admiradores del bitcoin es Max Keiser, junto a Stacy Herbert conducen el programa financiero Keiser Report emitido en RT.

Solemos ver representado a un bitcoin con un símbolo dibujado en una moneda, pero su verdadera apariencia es algo menos estilizada.

Fragmento de uno de los códigos de funcionamiento del bitcoin.

Crecimiento exponencial

El primer gran salto de la criptodivisa se produjo en 2013 –gracias a la blockchain technology (cadena de bloques)– cuando en el mes de febrero el procesador de pagos Coinbase, informó que vendió un millón de dólares en bitcoins en un solo mes a un precio de más de 22 dólares por bitcoin. Esto produjo múltiples reacciones, tanto adversas como favorables.

En un primer momento se produjeron incautaciones y bloqueo de cuentas por parte del Departamento de Justicia de los Estados Unidos y del FBI, así como la prohibición de la criptodivisa en China, Bangladesh, Bolivia, Ecuador, Rusia, Islandia, India, Suecia, Tailandia y Vietnam. De otra parte el bitcoin siguió batiendo records a nivel tecnológico y, en 2014 gano aceptación principalmente en los casinos de Las Vegas, en St Petesburgo para el comercio en Internet, incluso Microsoft aceptaba el pago en bitcoins a fines de 2014.

A partir de agosto de 2015, se estima que 160.000 comerciantes asumian pagos en bitcoins. Barclays anunció que se convertiría en el primer banco comercial británico en incorporarlos.

La carrera en el uso del bitcoin fue seguida por Japón y Sudáfrica para el comercio en internet. Pero también llegó al mundo tangible: en septiembre de 2016, el número de cajeros automáticos bitcoin se había duplicado durante los 18 meses anteriores hasta alcanzar los 771 en todo el mundo. Europa cuenta actualmente con 90 cajeros automáticos bitcoin, 27 de los cuales están en España, Reino Unido cuenta con 47 y en EEU hay 554.

Las noticias del pasado mes de agosto revelan una carrera frenética por parte de los gobiernos para tomar algo de ventaja en nueva economía mundial. Rusia quiere destronar a China y convertirse en la potencia criptominera o Mineros de Ethereum alquilan Boeing 747 para transportar tarjetas gráficas , son ejemplos de este frenesí.

A partir de 2013 los fundadores de criptomonedas, así como algunos informáticos emancipados, al tiempo que hackers –a través del robo virtual– se hicieron inmensamente ricos; pero el salto exponencial de estas neodivisas sigue…

En este gráfico podemos ver el gran hito del que se habla por todas partes del 19 de mayo de 2013 en relación al momento actual en que un bitcoin roza la cotización de los 5.000 dolares.

Un artículo pseudopublicitario de un Broker online mostraba el pasado mes de agosto el llamativo titular: “Si hubiera comprado 5 € de bitcoins hace 7 años, ahora tendría 4,4 millones de euros”.

Varios analistas apuntan a que no es un tren que haya pasado, sino que las criptodivisas continuarán multiplicando su valor, el cual podría estar actualmente entorno a un 5% del mismo.

A juzgar por la corta historia de estas neodivisas y por su reciente aceptación gubernamental, así como el escaso conocimiento por parte del gran público, estos datos no parecen exagerados.

El altísimo valor que puede llegar a tener un bitcoin tiene su sentido en que su producción quedará limitada en las 21 millones de unidades, pudiéndose fraccionar hasta una millonésima parte, de modo inverso al funcionamiento de nuestras actuales monedas.

“Se puede deducir que el dinero, tal como lo conocemos, está pronto a dejar existir, por lo menos en cuanto a su propiedad física: aun antes de la aparición de las nuevas monedas virtuales, el dinero ya había mutado hacia una nueva forma electrónica. Trillones de dólares se mueven hoy día a día entre los distintos países de manera virtual”, concluía el artículo de La Nación de junio de 2013.

Las criptodivsas son: descentralizadas, anónimas, internacionales, seguras, rápidas, sin intermediarios y, precisamente por ello imprescindibles; un estado podría no aceptarlas, pero con ello tan solo lograría él mismo quedar fuera del nuevo mundo.

En una segunda parte analizaremos las consecuencias sociológicas y geopolíticas de la nueva economía mundial.