Hoy cumple tres meses de cárcel Agustín Santillán, wichí, 35 años, preso político del gobierno de Formosa.

Está preso por defender tenazmente los derechos de su pueblo y negarse a aceptar las condiciones miserables que pretende imponerles el gobernador Gildo Insfrán en ejercicio de su sexto mandato.

Desde que comenzó su lucha y cuando se hizo evidente que no iba a dejar de reclamar, Agustín perdió su empleo como maestro de educación bilingüe y comenzó a sufrir una persecución persistente. Hoy acumula en su haber 28 causas apoyadas en acusaciones injustificadas, que sin embargo la “justicia” de Formosa sostiene: intimidación pública, instigación a cometer delitos, asociación ilícita, robo en banda, amenazas, lesiones, agresión y usurpación.

Fue detenido el pasado 14 de abril en el Barrio Obrero de Ingeniero Juárez donde se habían producido violentos enfrentamientos entre criollos e indígenas. Agustín, ajeno a los hechos, se acercó a una reunión en esa comunidad para interiorizarse de lo que había pasado. Más tarde su esposa relataría: “cuándo se estaba yendo, la policía lo llamó con la mano y él se detuvo. Cuando la policía llegó a él, le metió una trompada en la cara y él se cayó de la moto; …el policía vio caer a Agustín, lo empezó a golpear y como diez policías cayeron sobre él. Lo llevaron entre muchos. Lo arrastraron por el suelo. Tiene las manos y los brazos marcados. Fue brutalmente golpeado. Tiene cortes en la frente y la boca hinchada porque le pegaron; golpes en las costillas, la espalda y los hombros…”. No lo detuvieron porque hubiera participado en lo que sucedió, sino porque es un luchador conocido y era una buena detención a mostrar. Desde entonces lo recluyeron en la Alcaidía de Las Lomitas, en sus propias palabras “en un calabozo de 2 x 3, sin baño, donde sólo entra una cama”.

El Estado no le brindó la defensa gratuita que manda la ley para quien no tiene recursos. A través de su presidente, Félix Díaz, el Consejo Consultivo¹ reclamó hasta conseguir que el INAI accediera a pagar los honorarios del abogado que ahora lo representa, quien solicitó sin éxito la excarcelación y denuncia las acusaciones infundadas y el armado de las causas.

Agustín con Félix Díaz en Asamblea del Consejo Consultivo, diciembre de 2016. Foto Reinaldo Ortega

Huelga de hambre y hostilidad

El 26 de junio Agustín inició una huelga de hambre. Explicó su decisión en una breve carta dirigida a sus amigos, en la que pide ayuda para difundir su situación, “para que llegue a todos que estoy preso por los políticos que quieren tapar la corrupción y el genocidio de los wichí. Estoy preso injustamente. Los que hacen mal están sueltos y yo tengo que andar sufriendo en calabozo día y noche.”

Ayer Gabriela Torres, su esposa, nos dijo por teléfono que está muy preocupada por su salud: en su última visita le impidieron verlo, pero supo que habían tenido que llevarlo al hospital porque le dolía mucho el pecho. “Si le pasa algo a mi vida, ellos son los culpables”, decía él en una carta previa.

Como Gabriela, tampoco pudieron verlo los comunicadores populares de La Retaguardia que viajaron para interiorizarse de la situación. Ellos terminaron teniendo, claramente, una muestra del acoso y la hostilidad que sufren los opositores al gobierno provincial.

Efectivamente, quien va a Formosa y se interesa puntualmente por la situación de algún referente indígena o alguna comunidad, es seguido ostensiblemente por los patrulleros provinciales, por ejemplo, o interrogado en el lugar donde se aloja o en la calle. Pero esas son apenas muestras parciales de la democracia local. El paquete completo es el que sufren permanentemente los opositores a Insfrán que viven y se quedan ahí, muy especialmente los pueblos indígenas. Para ellos la violación sistemática de derechos, la inseguridad jurídica y el desamparo son el trato habitual.

Precisamente por eso está preso Agustín: porque lo que reclama es cierto y el gobierno necesita desalentar a los que luchan, demostrar lo que les pasa si se atreven a mantenerse en pie. Por eso pide ayuda para difundir su situación, porque sabe que si su reclamo queda encerrado en Formosa el que va a seguir encerrado indefinidamente es él.

Él persiste valientemente en su intento. Otros sentimos que no podemos hacer menos que responder a su pedido y acompañarlo.

Integrantes de comunidades de Formosa piden la libertad de Agustín Santillán. Asamblea del Consejo Consultivo, Junio de 2017. Foto Resistencia Qom


¹ Consejo Consultivo y Participativo de los Pueblos Indígenas de Argentina