Por Evelyn Recinos Contreras*/20 minutos

Una de ellas cuenta que Siria, su ciudad, era tan bella como el paraíso. Otra dice que su vida era buena, que estaba enamorada y que el amor de su familia la hacía feliz. Una cuenta que se quedó viuda a los 35 y nunca se volvió a casar, porque un amor así de bueno no se encuentra dos veces en la vida. Otra nos explica que su casa en Siria era una fiesta, que ella era una excelente cocinera y sorprendía a propios y extraños con sus creaciones culinarias. Una de las más jóvenes dice que quería estudiar y convertirse en periodista. Y otra pequeña cuenta que su madre olía a rosas y que su lugar favorito en el mundo era ese, acurrucada en su regazo.

Muestran fotos en las que no las reconozco, se ven tan jóvenes y felices, me hablan de la vida que dejaron, de sus casas en el campo, de sus aventuras de juventud, de los sueños que tenían, de las bondades de su tierra.

Estas mujeres han visto morir a sus seres queridos en sus brazos, han sufrido el terror de la guerra en sus cuerpos y almas, han pasado meses enteros despidiéndose de sus hijos antes de dormir porque no sabían si sobrevivirían. Han pasado hambre, terror, calor, frío, han sido golpeadas, han caminado durante días y noches, han sido explotadas, han vivido en la calle por meses interminables, han perdido la noción del tiempo, el cabello, el hierro de la sangre, la capacidad de dormir, el apetito, han perdido tanto…

Y sin embargo se sientan delante nuestro, sin bajar la cabeza, nos ven directamente a los ojos serena y tiernamente, y nos hablan, sin titubear. Nos hablan y dan lo único que realmente poseen, su verdad.

Nos dicen que no vinieron a Europa buscando un salario, ni una casa, ni bienes, ni cosas. Con profunda honestidad nos dicen que solamente vienen buscando paz, protección, refugio.

Y yo, que no puedo darles nada que mitigue su sufrimiento, yo, frente a esas mujeres tan fuertes y admirables no puedo más que sentirme honrada de sentarme a su lado, escucharlas, tomar su mano y abrazarles. Yo que frente a tanta valentía me siento pequeña, no puedo más que agradecerles el enorme regalo que me dan al permitirme escuchar sus palabras.

Este año varias mujeres que han solicitado asilo en Europa han compartido con nosotras sus historias, y nosotras estamos buscando nuevas estrategias legales para evidenciar y denunciar la situación en la que se encuentran. Esta semana Women´s Link Worldwide ha sido galardonada por el Consejo General de la Abogacía Española con el Premio de Derechos Humanos 2016 por nuestro trabajo con mujeres refugiadas y por toda la trayectoria. Durante 15 años, cientos de mujeres han confiado en nosotras y éste premio es un homenaje para todas esas mujeres valientes que nos han permitido el enorme privilegio de transformar sus luchas, las luchas de las mujeres, en derechos.


* Evelyn Recinos Contreras es abogada en Women’s Link Worldwide

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