La victoria de Donald Trump en las elecciones presidenciales norteamericanas representa sin duda el triunfo del anti-humanismo en su forma más racista, xenófoba, fanática, misógina y neo-fachista, respecto a la versión “light” de Hillary Clinton, respetuosa de los derechos de las mujeres los gay, pero impulsora de las guerras y neo-liberal.

Después del primer shock, habrá tiempo para análisis y reflexiones, sobretodo para comprender cómo fue que millones de personas eligieron lo que parecía ser una nota histérica y conservadora sin ninguna posibilidad de victoria. ¿Rechazo del establishment, representado a la perfección por la arrogancia de Hillary Clinton? ¿Odio hacia lo diverso, búsqueda del chivo expiatorio, temor del futuro, respuesta visceral y simple frente a los complejos problemas del momento?

Estamos en medio de un período oscuro y peligroso, es inútil negarlo, pero justamente por esto es fundamental no descorazonarse ni ceder al pesimismo. Ahora más que nunca debemos dar voz y espacio a todas las experiencias positivas, basadas en la solidaridad y la no-violencia y alimentar la esperanza de que pueda surgir, desde este momento oscuro, algo nuevo y luminoso. El campo del humanismo es amplio y variado – va desde los movimientos pacifistas a aquellos por el ambiente, los de derechos humanos, la justicia social, la defensa de las minorías, así como a tantos más. Favorecer la convergencia y la unión entre todas estas tendencias es otra tarea fundamental que nos aguarda.

Los procesos históricos y humanos no son lineares. Tantas veces pareció que la humanidad había perdido el hilo de su evolución, cayendo en una profunda intolerancia y violencia, pero luego ese hilo se ha siempre recuperado y el ser humano se ha vuelto a poner en marcha para avanzar. E incluso en los momentos más oscuros, como el que estamos viviendo actualmente, cada uno de nosotros puede convertirse en un faro de luz y hacer su aporte a la acumulación de bondad y compasión que ha logrado que la historia avance y que le dará continuidad aún después de nuestra época.