La posible multa del regulador estadounidense al banco alemán ha hundido aún más su cotización.
Alemania dice que no rescatará al banco pero ya se habla de que tiene preparado un plan de contingencia.
Por Miguel Carrión
Las últimas dos semanas han sido movidas en los mercados financieros gracias a Deutsche Bank, y esta vez es por méritos propios y no por contagio de los bancos italianos como hace unos meses. Se especula con un rescate y, aunque las cosas parecen haberse calmado un poco, la acción ha llegado a perder más de un 20% de su valor.
El desencadenante fue la filtración de que el Departamento de Justicia de EEUU, el equivalente a la fiscalía del Estado, había propuesto imponer una multa de 14.000 millones de dólares (12.500 millones de euros) a Deutsche Bank por haber vendido antes de la crisis derivados sobre hipotecas subprimecomo bonos de primera calidad, a sabiendas de que no lo eran.
Como el banco había dicho anteriormente que esperaba una multa de hasta 3.000 millones de dólares (2.700 millones de euros), y sus provisiones para costes legales sólo son de 5.500 millones de euros, inmediatamente los mercados se pusieron nerviosos. Al fin y al cabo, si el montante de la multa fuera de 14.000 millones de dólares podría ser comparable con el valor en bolsa de Deutsche Bank.
Las cosas parecieron relajarse un poco el viernes cuando cerca del cierre de sesión comenzaron los rumores de que la multa podría no ser tan elevada.
En estas dos semanas el Gobierno alemán ha negado por activa y por pasiva que tenga intención de rescatar a Deutsche Bank, o que sea necesario. Lo último que Alemania querría hacer es saltarse la directiva europea de reestructuración y resolución bancaria, sobre todo después de haberse puesto tan estrictos con los planes italianos para rescatar a Monte dei Paschi di Siena. Pero tampoco está el horno para bollos dentro de Alemania.
Angela Merkel se juega la reelección dentro de un año en un entorno difícil. La CDU pierde votos hacia el partido de ultraderecha AfD y la opinión pública, que ya cuestiona su política sobre los refugiados, reaccionaría muy negativamente a otro rescate bancario.
Por si Merkel no tuviese presentes los riesgos políticos, esta misma semana el director de supervisión del Bundesbank, Andreas Dombret, salió a advertir a Merkel de que el apoyo político a los bancos se tiene que acabar. Dombret comparó los grandes bancos con dinosaurios incapaces de adaptarse al nuevo entorno de bajos tipos de interés, competición de las fintech, y presión generalizada para reducir el endeudamiento con los bancos. En Alemania son muy partidarios de los pequeños bancos y cajas locales y regionales.
A pesar de los desmentidos, Die Zeit aseguró esta semana que el Gobierno alemán y las autoridades europeas preparan planes de contingencia en el caso de que Deutsche Bank necesite capital y no lo pueda obtener de los mercados. El periódico habló incluso de escenarios en los que el Gobierno alemán tomaría una participación del 25% en Deutsche Bank. El problema con cualquier inyección de dinero público es que las reglas europeas exigirían quitas para acreedores e inversores, y nadie quiere arriesgarse a la inestabilidad que eso generaría.
También el propio Deutsche Bank ha negado continuamente que le vaya a hacer falta capital, por no hablar de un rescate con dinero público. De todas maneras, esta misma semana el banco ha anunciado la venta de la aseguradora Abbey Life para mejorar su ratio de capital. En las últimas semanas también se ha sabido que Deutsche Bank y Commerzbank tantearon una posible fusión para abandonarla en el mes de agosto. Esta fusión habría creado un monstruo obviamente no del agrado de Andreas Dombret.
Es posible que Deutsche Bank continúe vendiendo activos para acumular dinero con el que afrontar una multa cuya cuantía sigue siendo incierta. Los mercados seguirán agitados y especulando a la baja con Deutsche Bank mientras la incertidumbre sobre la multa persista, pero la venta de Abbey Life estabilizó brevemente la acción de Deutsche bank.
Una muestra de los efectos que esta incertidumbre está teniendo son los movimientos de la acción sólo el viernes. El jueves, con los mercados europeos ya cerrados, se supo que algunos hedge funds que usan a Deutsche Bank como bróker habían retirado parte de sus carteras para reducir su exposición a un posible desplome del gigante alemán. Como consecuencia, Deutsche Bank perdió un 7% en la apertura el viernes. Pero al final del día la acción se recuperó más de un 10% al correrse la voz de que el Departamento de Justicia se iba a decantar finalmente por una multa de «sólo» 5.400 millones de dólares.
Durante el día, debido a las perspectivas de una retirada masiva de depósitos de los clientes institucionales de Deutsche Bank, se ha especulado con que si estaríamos frente a un nuevo Lehman Brothers. Pero, si se confirma que la multa cae dentro de las provisiones existentes de Deutsche Bank para costes legales, todo habrá sido un susto… por ahora.
No tiene nada de casual que la multa ahora propuesta sea justo lo que Deutsche Bank puede pagar. Esta semana también se ha comentado, en relación con Volkswagen, que el Departamento de Justicia norteamericano no acostumbra a imponer multas que lleven a las empresas sancionadas a la quiebra.