Por Martín Díaz (UNRN) para Artepolítica

La detención y encarcelamiento de la dirigente barrial y Diputada del Parlasur Milagro Sala ha generado  por estas horas un gran estupor social, un llamado de atención en las organizaciones sociales y barriales y sobre todo ha demostrado la determinación y la capacidad de daño que poseen los grupos gobernantes de derecha en nuestro país.

El Juez Jujeño Raúl Gutiérrez dispuso el arresto de Sala y el allanamiento de su vivienda, al mismo tiempo que el Gobernador Radical, miembro de la Alianza Cambiemos, Gerardo Morales ordenó al ejecutivo provincial la suspensión temporaria de la personería jurídica de las 16 organizaciones que realizan el acampe, con el argumento de que “cambiaron su objeto social”. Al suspenderles la personería, las organizaciones y cooperativas perdieron la chance de participar de los programas de viviendas y beneficios sociales, ya que hasta cerraron sus cuentas bancarias (medidas muy democráticas y populares del mandatario provincial). O sea, en resumidas cuentas, un atropello planificado y orquestado desde los tres poderes de aquella norteña provincia. Atropello que empuja al abismo de la marginalidad a cientos de militantes y trabajadores cooperativistas organizados.

La detención de Milagro es un hecho que trasciende las fronteras y los límites provinciales jujeños, los trasciende para convertirse en un foco de debate político federal, dado que es una demostración fáctica del pensamiento integral de una Alianza que no respeta siquiera el derecho a la protesta social.

Jujuy no es un caso aislado, “para muestras sobra un botón” decía mi finada abuela. Los casos de brutal represión a los trabajadores de Cresta Roja por miembros de Gendarmería Nacional y a los trabajadores despedidos de la Municipalidad de La Plata de mano de la Infantería de La Bonaerense, fijan el Norte de una Política Nacional que avasalla los derechos individuales y margina aún más a los vulnerables.

Por caso, ese Norte en las “Políticas de Seguridad” de la flamante y dionisíaca Ministra Patricia Bulrich, tuvo como puntapié inicial la eliminación por completo de los “Protocolos de Actuación del Consejo Federal de Seguridad Interior”, más precisamente de los “Criterios Mínimos de Actuación de los Cuerpos Policiales y Fuerzas de Seguridad en Manifestaciones Públicas”. En resumidas cuentas, léase: Vía libre para criminalizar la protesta social.

De mano de la ex ministra Nilda Garré, con el diseño del rionegrino Miguel Bermejo, se promovieron los protocolos para la unificación de criterios mínimos en cuestiones estratégicas de la seguridad democrática, pero al parecer el modelo de Seguridad de la Alianza Cambiemos no tomó estas consideraciones y no resultó ser del todo “democrático”. Bulrich ha demostrado que su único paradigma de seguridad es el de establecer el “orden a cualquier precio”. Léase “A Cualquier Precio” como costos económicos, políticos, sociales, etc.

Milagro Sala hoy es considerada un Presa Política, no solo por los compañeros de lucha de la Tupac Amaru, sino también por cientos de dirigentes barriales, sociales y políticos que se han manifestado por estas horas, como también lo hizo la totalidad de la Comisión Directiva del CELS; hasta Amnistía Internacional se ha manifestado al respecto. Todos ellos coinciden que la detención de Milagro es “un claro intento de criminalizar las prácticas relacionadas con el ejercicio del derecho a la protesta y a la libertad de expresión”.

También se manifestó el Presidente del PARLASUR, Jorge Taiana, quien solicitó a la Ministra de Relaciones Exteriores y Culto, Susana Malcorra, que le informe acerca de “las medidas adoptadas a fin de asegurar su integridad personal, su libertad, el debido ejercicio de sus garantías judiciales y su derecho a manifestarse libremente”, a lo cual la ministra suelta de prendas le respondió que: “este ministerio no tiene injerencia en las cuestiones vinculadas a los delitos que se le imputan a la mencionada legisladora”. En mi barrio usaríamos la expresión: ¿Qué Tul?

Mi barrio es una usina para refranero popular, también escuché en éste que: “Si el mudo habla, es porque Dios le dio permiso”, ergo: si Morales mete presa a Milagro Sala es porque Mauricio lo habilita para hacerlo. Evidentemente ambos están invadidos por un odio visceral que no les permite ver más allá de sus narices y los arrastra a la destrucción y aniquilación del adversario político, como si se tratara de un enemigo. Claro ejemplo del accionar de la antipolítica argentina.

Y hablando de presos políticos, quien mejor que el gran Nelson Mandela para dejarnos enseñanzas sobre la libertado y los ataques furtivos del odio. Mandela sostenía que: “Un hombre que le arrebata la libertad a otro es un prisionero del odio, está encerrado tras los barrotes del prejuicio y de la estrechez mental” Nuevamente apelando al refranero barrial: “Teléfono para Morales y Macri”. Y yo les diría que estén atentos los dos! Porque Madiba también decía que: “La acción de las masas tiene la capacidad de derrocar gobiernos”.

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