El gasto medio anual de una residencia conlleva la generación de esa cantidad de de dióxido de carbono, según el Instituto de Diversificación y Ahorro Energético.

La auto producción eléctrica, recientemente regulada por el Gobierno, supone un nivel nulo de gases de efecto invernadero.

España está avisada por la Unión Europea sobre las dificultades para alcanzar objetivos de obligatorios de emisión para 2020.

Por Raúl Rejón

Cada hogar español acogido al autoconsumo eléctrico mediante sus propias placas solares ahorra, de media, hasta 1,3 toneladas de CO2 liberadas a la atmósfera, uno de los gases responsables del efecto invernadero y el calentamiento global. Esa es la cantidad de dióxido de carbono que se asocia, según los cálculos del Ministerio de Industria, a la producción de electricidad de fuentes convencionales. Las renovables tienen una emisión nula.

El recientemente aprobado Real Decreto sobre la generación energética particular (al margen de las empresas comercializadoras), tiene sus efectos colaterales ambientales.  España es el tercer país de la Unión Europea donde más han crecido las emisiones de efecto invernadero. De hecho, la Agencia Europea del Medio Ambiente ha reprendido al país por no estar «ni siquiera en el camino» de alcanzar sus objetivos obligatorios para 2020.

La nueva normativa diseñada por el Ministerio de Industria –pasada por el Consejo de Ministros viernes pasado– ha sido especialmente analizada desde un punto de vista económico. Un, llamado por la oposición, «impuesto al sol» que desincentiva la creación de electricidad por medio, esencialmente, de placas fotovoltaicas privadas. El texto establece que aquellos que produzcan esta energía paguen peajes para mantener la red a la que estén enganchados.

El ministro de Industria, José Manuel Soria, ha contado que «lo que se busca es impulsar, en primer lugar, la generación distribuida». Su secretario de Estado, Alberto Nadal, dijo en agosto pasado durante una comparecencia en el Congreso que «el autoconsumo sin cargos es lo más antisocial que hay». De ahí que el decreto haga pagar a los autoconsumidores para sufragar las infraestructuras. La organización ecologista Amigos de la Tierra opina que «estos costes son desproporcionados y se amparan en el mantenimiento de un sistema eléctrico aberrante».

Más carbón que placas

Así que este sistema que hace más difícil, más complicado administrativamente e incluso más gravoso en lo económico, que las casas aprovechen la radiación solar para generar energía también lastra el medio ambiente: buena parte de las fuentes de energía convencionales utilizadas para alimentar la red eléctrica produce grandes cantidades de dióxido de carbono. Según los datos de Red Eléctrica Española, el mix de generación de electricidad está encabezado por la de origen nuclear (un 21,9% desde enero) pero, inmediatamente después, está el carbón (un 19,5%) e incluso las centrales de ciclo combinado (que emiten menos pero sí producen CO2) rozan el 10%. La fotovoltaica se queda en el 3,5% de ese mix desde que empezó el año.

«Llama la atención lo farragoso del texto, la complejidad de los trámites y las sanciones que se imponen a quienes no cumplan la norma», cuenta el responsable de Energía de Ecologistas en Acción, Rodrigo Izurzun. «No contribuye, como debería, a fomentar la instalación de energías renovables. Lo suyo sería por economía, ecología y sentido común, que las instalaciones estén conectadas a la red y cuando hay excedentes se consuman en la zona y se puedan compensar en momentos en que se consuma de la red».

Un 25% de toda la electricidad

El Instituto Español para Diversificación y Ahorro de Energía (IDAE), dependiente del Ministerio de Energía, ha calculado que cada hogar consume al año, de media, cerca de 3.500 kilowatios-hora (kwh). Enchufar la televisión, tener frigorífico o utilizar la lavadora implica liberar gases de efecto invernadero a la atmósfera. Es un peaje, a día de hoy, casi inevitable. Así que el mismo IDAE ha creado un documento (aún en borrador) para calcular cuánto CO2 supone el consumo eléctrico.

Los factores de emisiones para «la electricidad convencional peninsular» están en 0,372 kilogramos de CO2 por cada kwh que se usa en las casas. De esta manera, un hogar medio en la península ibérica aporta esas 1,3 toneladas de dióxido de carbono –lógicamente, el factor de emisión para el origen 100% renovable es 0–.

Los enchufes de las casas no son poca cosa desde el punto de vista energético. Los hogares suponen el 25% de toda la demanda eléctrica final en España. El IDAE explica la tendencia al alza de este consumo en «el incremento del número de hogares, el mayor confort requerido por los mismos y, consecuentemente, el aumento de equipamiento».

La relevancia de este sector ha crecido tanto que la Comisión Europea atribuye a las familias un potencial muy grande a la hora del «ahorro energético» que se puede generar en la Unión Europea. Hasta un 27% del total. La mayoría de la electricidad consumida en los hogares se va a los electrodomésticos (un 55%, el frigorífico es el líder). El siguiente apartado es la iluminación pero ya lejos (11,7%). A partir de ahí, los consumos van descendienco en calefacción, cocina… La función stand by se lleva un 6,6% de la factura.

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