En España, cada 5 días muere una persona sin hogar en un espacio público.

Por Francisco Vidal, presidente de RAISfundación para (des)Igualdad

Llevábamos una hora esperando con un grupo de personas sin hogar a un político, para inaugurar un acto. Estaban indignadas por el poco respeto que mostraba aquella tardanza. Al llegar, el político nos sonrió y dijo para excusarse: “Ay, perdonad, mi vida es muy complicada…” Y una de las personas sin hogar, le espetó: “¿Y nuestra vida cómo crees que es de complicada?” Podríamos preguntarnos: ¿Cómo creemos nosotros que es de complicada la vida de las personas sin hogar? Hay muchos prejuicios que están muy lejos de la realidad y son perjudiciales: pesan sobre ellos como una condena. Es buen momento para cambiar nuestra mirada y unirnos a su causa.

¿Y cómo es de complicada su vida? El sinhogarismo plantea el más grave problema de supervivencia en la ciudad. Si estás sin hogar, tu esperanza de vida se reduce en 30 años: una mortalidad 3 ó 4 veces superior al resto de la ciudadanía. ¿Qué mayor (des)igualdad que ésta? Y su probabilidad de muerte prematura aumenta si la persona pernocta a la intemperie. De hecho, en España cada 5 días muere una persona sin hogar en un espacio público (y sólo contabilizamos los publicados en prensa). Una de cada cuatro de esas muertes fue resultado de violencia directa contra la persona. A veces se desaloja, hostiga o multa a las personas sin hogar porque se dice que son un problema de seguridad ciudadana: pero los que sufren la verdadera inseguridad son ellos.

Las personas sin hogar están continuamente expuestas a nuestra vista por la calle pero nos son grandes desconocidos. Son los más visibles pero sin embargo sabemos muy poco de ellos. Ni siquiera se sabe cuántas personas sin hogar hay en España. El Instituto Nacional de Estadística contabilizó, en 2012, a 22.938 personas que fueron a un centro asistencial. Pero hay muchos que no los usan. Por ejemplo, en Madrid, en 2014, se contaron por la noche 1.905 personas sin hogar, de las cuales el 67% pernoctaban en la calle. Lo más probable es que en España haya una persona sin hogar cada aproximadamente 1.500 personas.

En contra de lo que se suele pensar, sólo el 4% de ellos ponen enormes resistencias a dejar la calle. Que el resto la dejen o no, depende de la calidad y calidez de la propuesta que hagamos. Hay métodos nuevos que logran que casi el 85% de las personas más resistentes se estabilicen en un hogar. Lo que más influye es la dignidad y aceptabilidad de lo que les ofrecemos. En realidad ofrecemos según lo que nosotros creemos que son sus capacidades. Pero sus capacidades son enormes: sobreviven en la calle, se buscan la vida con éxito; es enorme su resistencia a las miradas, la exclusión, las pérdidas, el dolor… Sus capacidades son mucho mayores de lo que nos creemos y les ofrecemos. ¿Están nuestros recursos de ayuda a la altura de sus capacidades y resiliencia? Creo que todavía no, pero está a nuestro alcance lograrlo si apoyamos su causa.

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