No se puede abordar el conflicto de Ferguson sin contextualizar el país donde se ubica esta ciudad y los pormenores que caracterizan dicha sociedad.

La brecha que existe entre blancos y negros ha ido menguando desde que la esclavitud fuera abolida y, más adelante, con el fin de la segregación. Sin embargo, la asociación United for a Fair Economy calcula que al ritmo de evolución de esta brecha entre 1982 y 2004, la paridad se alcanzaría dentro de 594 años.

En el país de las desigualdades, el Institute for Policy Studies informa que un alto ejecutivo medio de cualquiera de las empresas que figuran en la revista Fortune 500, recibe 364 veces el salario que recibe un trabajador promedio. Estados Unidos tiene 45.000 personas que detentan más de 50 millones de dólares en su patrimonio. Son el 49% de los ultramillonarios que existen en el planeta, mientras que el 30,7% de su población adulta vive bajo el índice de pobreza, un porcentaje que entre los menores de edad es aún mayor.

Según Sam Pizzigati, del prestigioso boletín informativo Too Much, en 2004 el 1% más rico de la población estadounidense poseía por encima de 2,5 billones de dólares netos más que todo el 90% más bajo de esta misma población. En el país más rico del mundo: hay 49 millones de pobres y 97 millones más, están a punto de serlo. En total 146 millones, casi la mitad de la población estadounidense.

Por cada homeless que duerme en las calles norteamericanas, hay 22 casas desocupadas. Hay más de 18 millones de casas vacías y se calcula que hay 842 mil homeless. Ese es el nivel de desigualdad que viven los habitantes de Ferguson y del resto del país del norte.

En la ciudad de Ferguson, más del 60 % de los 20 mil residentes son afrodescendientes, pero sólo hay tres negros entre los 56 policías locales y uno en el gobierno municipal.

Liberaron a Wilson

Darren Wilson, el policía que el 9 de agosto mató a Michael Brown, pese a que éste estaba desarmado, fue considerado inocente por el juzgado de su ciudad, lo que provocó grandes altercados, no sólo en Ferguson, sino en más de 170 ciudades, desde Nueva York hasta Los Ángeles y San Francisco. Miles de personas que protestaron por la decisión del jurado, a la que consideraron racista y por la actuación del Fiscal que basó toda la acusación en el alegato del propio acusado.

En el día de hoy Darren Wilson ha dado a conocer su renuncia a la fuerza policial por temor a que continúe habiendo personas lastimadas por su culpa. El joven de 28 años, que dijo que volvería a actuar de la misma manera, cierra así, su ciclo en la policía de Ferguson.

Pero ni la reacción antes el homicidio de Brown en Ferguson, ni las protestas tras el fallo del juicio que absolvió al policía, ni los asesinatos recurrentes contra la comunidad negra son nuevos.

En julio de 1967, por poner un ejemplo, se desencadenaron disturbios raciales por la actuación policial contra la población negra, causando la muerte de 43 personas en Detroit y 26 en Newark o el tristemente célebre Bloody Sunday ocurrido en Alabama a principios de la década del 60. El asesinato de Martin Luther King el 4 de abril de 1968 provocó una oleada de violentos disturbios en 125 ciudades norteamericanas, provocando la muerte de 46 personas, 2800 heridos y más de 26.000 arrestos.

En mayo de 1980, al menos quince personas murieron en Miami por los incidentes que siguieron a la sentencia que absolvió a cuatro policías blancos acusados de matar a un afroamericano tras cometer una infracción de tráfico. En Los Ángeles en 1992 se desató una ola de violencia por el asesinato de Rodney King a manos de varios uniformados, dejando 55 muertos y más de 2000 heridos.

En 2013 también hubo masivas protestas cuando se absolvió al vigilante voluntario George Zimmerman que le había quitado la vida a un adolescente desarmado en Florida.

Esta dolorosa lista simplemente descubre la impunidad en la que se mueve la policía para quitarle la vida a los afroamericanos. Aunque en realidad todo el sistema represivo y carcelario norteamericano se ceba con la comunidad negra. La primera minoría en Estados Unidos son los latinos y tienen 3 veces más probabilidades que los blancos de ser llevados en prisión, pero la estadística salta en el caso de los negros a 6,5 veces más probabilidades. Dicho de otro modo: 1 de cada 15 negros está tras los barrotes, 1 de cada 35 latinos y 1 blanco de cada 105.

Las cárceles de Estados Unidos siguen aumentando su población a una tasa del 3% anual. En 2006, se calculaba que entre las cárceles federales, estatales y locales había más de 2.300.000 reclusos. Esta aberración es más palpable cuando se tiene en cuenta que el 25% de los prisioneros del mundo están en EUA, mientras representan sólo el 5% de la población mundial.

Prisioneros ilegales

En otros países la pena de muerte está abolida y en algunos Estados del país del norte también es así, pero se calcula que hay 2500 menores condenados a cadena perpetua, en muchos casos por delitos cometidos antes de cumplir los 11 años.

Desde 1977 más de 1.400 personas han perdido la vida a manos del estado en Estados Unidos. Al menos cien de estas personas padecían enfermedades o problemas mentales graves, ya sea antes de los delitos por los que fueron condenadas a muerte, o bien en el momento de su ejecución.

En las cárceles estadounidenses se calcula que al menos 25.000 reclusos están en centros de aislamiento de “supermáxima seguridad”. Algunos llevan 20 años en aislamiento, otros llevan 10 años sin recibir visitas de sus familiares. Las celdas suelen tener menos de 8 metros cuadrados y permanecen encerrados más de 22 horas diarias.

De todos estos datos se pueden sacar muchas conclusiones y lanzar hipótesis en muchos sentidos, pero quisiera solamente hacer pie en el sentido de la impunidad, los Estados Unidos mantienen 155 prisioneros en Guantánamo, los cuales nunca fueron juzgados, ni tienen cargos en su contra, sus arrestos, además, quebraron todas las leyes internacionales existentes. El estado norteamericano se maneja en estos términos de prepotencia contra su propia gente.

La segunda enmienda

Por algo la segunda enmienda de la Constitución de los Estados Unidos sigue siendo tema de debate y de militancia política. Dicha enmienda le otorga el derecho a cualquier ciudadano a la portación y uso de armas de fuego, incluidas armas de grueso calibre y de guerra. Esta política sólo puede ser entendida en un país de desconfianza absoluta hacia su sistema jurídico y su democracia. Cada cual se convierte en el único garante de su propia seguridad y la de su familia. Esto queda demostrado también en el rol que cumple el estado en cobertura social, mínimo y en lo que se refiere a garantizar educación y sustento a sus habitantes.

Los viernes que siguen al día de acción de gracias son llamados “Black Fridays” (viernes negros) y son famosos por el gran caudal de ventas que manejan los comerciantes. Ayer, se batieron todos los récords en lo que se refiere a venta de armas de fuego. El FBI, que controla las solicitudes de autorización para la compra de dichas armas tiene un promedio de una solicitud por segundo cada día, el viernes negro esta cifra se triplicó.

El año pasado el FBI completó 21 millones de peticiones de verificación de antecedentes y únicamente rechazó la compra de un arma en un 1,1 % de los casos, según datos de la propia agencia, dice un artículo de Télam.

Pero el estado estadounidense tiene la misma compulsión armamentística. Los gastos militares de los Estados Unidos son casi idénticos a los del resto del mundo sumado. Mientras tanto las ventas de armas de 38 empresas norteamericanas alcanzan el 60 % del comercio mundial total.

El gran problema con las armas es que si se tienen, se utilizan. Y pueden utilizarse de la manera en que está previsto o accidentalmente. La Campaña Brady calcula que mueren 30.000 personas al año relacionadas con armas de fuego, contando suicidios, masacres, homicidios y muertes accidentales. Los heridos llegan a 100.000 y la aritmética dice que el 89% de la población de Estados Unidos está armada. Otro dato escalofriante es que se pueden adquirir 50 balas por la módica suma de 16 dólares. Con poco más de 30 centavos de dólar se puede terminar con la vida de un ser humano.

¿Modelos?

Por supuesto que el ejemplo de uso y abuso de estas armas se magnifica en la pantalla de los cines y de la televisión a una escala morbosa y excesiva, pero también se ejecuta desde la Casa Blanca y el Pentágono. Tienen el triste y vergonzoso galardón de ser la única nación que ha atacado a otras con armas atómicas.

Desde el fin de la Segunda Guerra Mundial, Estados Unidos ha bombardeado 26 países y a algunos de ellos hasta en 4 ocasiones diferentes: Guatemala y Libia. O más de una, como a Afganistán, China o Irak. Laos, país prácticamente borrado de la faz de la Tierra, recibió una lluvia de 2 millones de toneladas de explosivos, unas 260 millones de bombas entre 1964 y 1973.

Mientras no se pueda avanzar en la inclusión de todos los norteamericanos que están viviendo en la pobreza y en situaciones dramáticas, no se va a poder resolver estos conflictos raciales, que tienen buena parte de su raíz en las desigualdades sociales y económicas. Mientras las políticas del estado no vayan en una dirección de abandonar el saqueo y expolio y sus paradigmas de crecimiento perpetuo y a todo costo, es muy difícil pensar en una población que bombardeada por la ideología imperante a través de sus medios de comunicación y de sus sistemas educativos y de relación entre las personas pueda salir de esta espiral de violencia.

Buena nota de esto han tomado una fuerte representación de las nuevas generaciones que rescatan, justamente, las viejas fórmulas de la lucha no violenta, que siempre fueron más exitosas para resolver los conflictos internos que los atentados o la violencia antisistema. Esperemos que el espíritu Occupy vuelva a emerger y reestructure las fuerzas transformadoras que tiene la fantástica sociedad civil norteamericana que es víctima del, quizás, estado más totalitario que existe sobre la Tierra.

I Have A Dream

“Ahora es el tiempo de elevar nuestra nación de las arenas movedizas de la injusticia racial hacia la sólida roca de la hermandad” dijo Martin Luther King en 1963. “No habrá ni descanso, ni tranquilidad en Estados Unidos hasta que el negro tenga garantizados sus derechos de ciudadano. Los remolinos de la revuelta continuarán sacudiendo los cimientos de nuestra nación hasta que emerja el esplendoroso día de la justicia” profetizó el líder por los derechos de los negros.

“No saciemos nuestra sed de libertad tomando de la copa de la amargura y el odio. Siempre debemos conducir nuestra lucha en el elevado plano de la dignidad y la disciplina. No debemos permitir que nuestra protesta creativa degenere en la violencia física. Una y otra vez debemos elevarnos a las majestuosas alturas de la resistencia a la fuerza física con la fuerza del alma.

Esta nueva militancia maravillosa que ha abrazado a la comunidad negra no debe conducir a la desconfianza de los blancos, ya que muchos de nuestros hermanos blancos, como lo demuestra su presencia aquí hoy, se han dado cuenta de que su destino está atado a nuestro destino. Se han dado cuenta de que su libertad está ligada inextricablemente a nuestra libertad” expuso el 28 de agosto de 1963 en Washington D.C., uno de los más grandes activistas por la paz, la noviolencia y la no-discriminación.