Aquí reproducimos la segunda parte de la entrevista que realizamos en Quito a Gabriela Rivadaneira, Presidenta de la Asamblea Nacional de Ecuador. Analizamos las transformaciones que vivió la Asamblea a partir de su gestión y de cómo romper la hegemonía del desarrollismo ideológico por encima de los valores del buen vivir. También comentó su satisfacción por la victoria de Dilma Rousseff en Brasil.

P: Una de las ideas que más me impresionó en el inicio de su gestión fue la idea de descentralización de la Asamblea y buscar cumplir un rol para educar. Me parece que eso es imprescindible para la concientización de la gente, que es de lo que estamos hablando. Porque, me parece que hay un interés muy fuerte de los medios hegemónicos y de las corporaciones haciendo lobbys para generar una gran desinformación que desvirtúa el trabajo legislativo. También lo que uno ve en estos años de cierto progreso, de desarrollo, mejoramiento de las condiciones de vida de los pueblos de la patria grande hay como una tendencia a un acomodamiento de la población, las clases medias que crecen. ¿Cómo se puede incentivar a una población que pareciera que al perder esa hambre de lucha se conformara? ¿Te parece que ese rol de la Asamblea descentralizado y educando puede ayudar y de qué manera podría hacerlo?

GR: Por supuesto que suma. Ojalá todas las instituciones públicas hiciéramos lo mismo. Pero lo que estamos haciendo desde la Asamblea suma absolutamente a esta necesidad de tener una ciudadanía más consciente, que identifique claramente. No basta con que la ciudadanía sepa qué estamos haciendo las escuelas del milenio, las mejores carreteras de nuestra región o que sepa que estamos haciendo y mejorando los sistemas de salud, si es que eso cualquiera lo puede hacer. Es qué estamos provocando con eso, estamos provocando que nuestros recursos sean utilizados en el Buen Vivir. Porque creemos en una sociedad que construye felicidad, que construye armonía, convivencia, donde ya el individualismo dejado por el sistema capitalista, sea simplemente una cosa más que pasó por el país, pero que no se quedó. Y que aquí volvemos a recuperar la solidaridad, eso es, realmente, lo que queremos sumar desde aquí, que todos seamos exigentes y, además, la sociedad ecuatoriana ha madurado tanto en los últimos años que nos hemos vuelto muy exigentes también con nuestra instituciones. Y eso es bueno, es positivo, pero hay que seguir canalizándolo adecuadamente para que podamos tener la defensa de lo que estamos consiguiendo. A mí me parece y uno de los objetivos que nos hemos planteado como parte de este proyecto político es establecer y visibilizar claramente cuáles son los ejes de la restauración conservadora y debatir sobre esto. La restauración conservadora, cualquiera con mínima lógica puede seguir haciendo la inversión que se viene haciendo desde el gobierno de la revolución ciudadana, pero hay una diferencia, que es la diferencia de la no venta del país, de soberanía, de dignidad, de izquierda para todos, de socialismo para todos, de un desarrollo para todas y para todos. Eso jamás ningún representante de la derecha lo puede dar. Y lo que vivimos en nuestros países de la región es una desestabilización camuflada a través de los mismos medios de comunicación monopólicos que han permanecido durante nuestros años de gobierno totalmente contrarios, opuestos y manipulando la información, además anclados a organizaciones y corporaciones internacionales, anclados supuestamente a la defensa de los derechos comunicacionales que también están financiadas por organizaciones que quieren esa desestabilización, es decir, hay que tener una visión absolutamente amplia para saber que lo que pasa en un tema puntual en uno de nuestros países no es fortuito o no es por el azar. Y es por eso que ahora mismo nos parece totalmente irracional que la SIP, que es una corporación internacional, ahora trate de exigir al gobierno y a la Asamblea Nacional derogar una ley (la de Comunicación) que, por sobre todas las cosas, pone el derecho del ciudadano. Hoy ha hecho su exigencia y es ahí donde nosotros vamos a hacer un llamado a los países de Latinoamérica para defender la soberanía y la toma de decisiones. La SIP dentro de sus objetivos dice claramente defender los intereses de la prensa. Pues, perfecto, es respetable, es una organización privada, pero nuestros gobiernos, esta Asamblea nacional no está para defender los intereses de la prensa, está para defender los intereses de los ciudadanos y ciudadanas. Y ahí es donde se van a topar con una absoluta firmeza de defensa de nuestra soberanía y esta posición que ahora tenemos, identificar claramente quiénes son parte de esta campaña sistémica de la restauración conservadora para saber claramente, también, cómo guiar nuestros proceso de revolución, cómo guiar nuestros procesos de transformación y cómo hacerlos más fuertes. Todavía somos muy vulnerables, por más años que podamos pasar, todavía somos vulnerables hacia la lógica del capital y esa tiene que ser la alerta más grande que tengamos. No solamente el Ecuador, sino todos los países en la construcción de esta patria grande, de las instituciones que la sostienen, es fundamental fortalecerlas hoy que estamos aquí y que duren para el mañana, que posiblemente tengamos que regresar nuevamente a la vereda de enfrente para seguir haciendo que nuestras patrias y nuestros recursos nos correspondan a los que habitamos en la patria grande.

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P: ¿Cómo podemos generar desde la política, desde la comunicación, la organización social de las bases, cómo hacemos para que el cambio de paradigmas sea profundo, sea definitivo, sea un paso evolutivo? ¿Que ponga por delante el buen vivir y se rompa con la lógica exógena del desarrollismo?

GR: Sin miedo. Nosotros estuvimos acostumbrados a ser oposición y como oposición fuimos excelentes en nuestra historia y cuando pasamos a ser gobierno nos atemorizamos frente a la grandeza que significa hacer gobierno, ser Estado, ser instituciones. Y ante eso, lo que más debemos tener es actuar con firmeza, sin miedo, sin temor, sin tapujos, sin complejos. Somos sociedades, además, bastante acomplejadas, parte justamente de esas visiones muchas veces religiosas, políticas, pero eso es lo que ahora nos corresponde. La misma frase “sin miedo” que utilizábamos cuando éramos oposición es la misma que debemos aprovechar también y traer a colación para, sin miedo, seguir enfrentando los retos que se nos vienen. O sea, nunca, por ejemplo, en nuestro país un Presidente había mandado sacar una embajadora norteamericana o había sacado las fuerzas armadas del territorio ecuatoriano, ese sin miedo es lo que nos ha hecho llegar ahora donde estamos, ese sin miedo es lo que le hace a Cristina enfrentarse a Inglaterra para el rescate de las Islas Malvinas, ese sin miedo es lo que nos ha hecho tomar políticas soberanas en temas económicos, en temas de producción, en temas de soberanía, es eso lo que toca seguir fortaleciendo y yo creo que ahí está el rol militante desde las juventudes, el saber que estamos en un momento en el que todas las juventudes de toda la región tienen que sumarse y tienen que ser, realmente, las bases en donde se sustente y se sostenga este proceso, que sea un empuje para nuestros presidentes, que seamos, realmente, quienes brindemos alegría a las revoluciones, quienes estamos impregnando en nuestros procesos esa irreverencia, esa crítica fuerte, pero para seguir construyendo algo que nos merecemos, algo que heredamos de nuestros padres, de nuestros abuelos y algo que es nuestra responsabilidad heredar a nuestros hijos y a las futuras generaciones. Y yo creo que ese debe ser el motor más fuerte que nos mueva hoy por hoy en toda la región para sostener esto que estamos construyendo.

P: Un poquito menos de miedo nos da que Dilma haya ganado el domingo.

GR: Yo creo que todos estábamos muy tensos esperando eso.

P: Era un problemón.

GR: Con lo que haya sido, nosotros decíamos “por un voto”, pero no importa, o sea, que Dilma se sostenga ahí. Sí, sí, sí. Bueno, veamos ahora a Tabaré en su segunda vuelta, también es un tema reñido, pero yo creo que seguimos sosteniendo ahí, como dé lugar, pero tenemos que seguirlo haciendo. Y ese es el reto que nos viene a nosotros en el 2017. Es un año sumamente duro. Bueno, hay que seguir ahí, viendo cómo hacemos.