En este tercer aniversario del 15M o movimiento de los indignados, como ha sido conocido internacionalmente, trataremos de hacer un análisis desde una óptica más ‘intimista’ de aquella experiencia colectiva.

Durante unos meses a partir del 15 de mayo de 2011 vivimos enamoradas¥. Fue un amor compartido con miles de personas de diferentes latitudes, y fue tan grande aquel amor que traspasó espacios y tiempos. Despertó del letargo al gigante encadenado que se nutrió de aquel néctar durante un largo periodo, alimentando al dios que cada persona lleva dentro.

Había poesía, había mística social, había inspiración, estábamos enamoradas. Vivimos un momento de conciencia colectiva inspirada. Cuando esto se da, igual que ocurre individualmente, todo el ser o todo el conjunto/ser está comprometido. El cuerpo está disponible veinticuatro horas al día (recordemos que no dormíamos), fuimos generosas, dábamos sin cálculo (recordemos la cantidad de estudiantes que dejaron exámenes para septiembre, gente que tomó vacaciones para estar ahí…); como en el mejor de los enamoramientos, proyectamos sobre la otra/las otras nuestro mundo interno y, como conectamos y sacamos lo mejor, eso es lo que lanzamos al mundo, lo mejor de nosotras mismas. Fue un momento maravilloso, que marcó un antes y un después en nuestras vidas, que quizás muchas vivieron de modo ingenuo pero que sucedió, no fue una ilusión.

Lo que nos planteamos hoy es cómo a partir de aquella experiencia, podríamos dar un nuevo salto.

Haremos un símil con lo que ocurre en una relación de enamorados, en la cual hay una primera etapa donde todo es maravilloso, pasando por una caída de las ilusiones  para, si se aprende, construir una nueva relación indestructible superadora de la ingenuidad inicial.

Para ello, desgranaremos algunos de los elementos que caracterizaron, que fueron la esencia del 15M, con el objetivo de tratar de encontrar vías que relancen este proyecto sumando la mucha experiencia ganada.

Veamos algunos de esos elementos.

Lo más importantes son las personas. Por primera vez, vivimos que una revolución pasa por las personas y lo que todas y cada una hacemos. No es justificable revolución alguna que no tenga en cuenta a las personas o las postergue en nombre de causas, creencias, estados, dioses, etc. Nada justifica imponer y violentar a otro ser humano. Toda revolución moral hoy ha de poner como centro a las personas y su liberación. Y esto es lo que hizo el 15M.

Ya no hablamos de realidades objetivas, con unas condiciones objetivas, con unas causas que nos llevan a unos efectos, sino que corroboramos que en una situación dada los resultados serán distintos según la acción de las personas concretas que están participando en ese proceso.

Un ejemplo. No fue igual que un joven la primera noche, cuando la policía los desalojaba, reclamara dar una respuesta no violenta, porque eso cambió radicalmente lo que ocurrió después. Cierto que conectó con la sintonía de los demás, pero es la acción intencionada, es la intención de un individuo en este caso que modifica el rumbo de lo que mecánicamente podría haber sucedido.

‘No somos de izquierdas ni de derechas’. Es inclusivo. Y en esa búsqueda de la inclusividad, se busca romper con las relaciones basadas en la confrontación, se rompe con la dialéctica, en la que está basada este sistema social que nos divide y debilita. Y entonces, se busca el CONSENSO, no tiene sentido buscar lo diferente, no hay necesidad de afirmarse, de tener razón, de quedar por encima del otro e imponer mi punto de vista. No hay necesidad de nada de todo ello porque hay una intención, frente a las tendencias mecánicas en las que vivimos y nos educaron, intención que busca construir una nueva realidad que es mucho más que la suma de las realidades personales.

Ello exige la búsqueda de un objetivo común, exige una intención como repetimos, una escucha activa también, es decir, un nivel atencional alto además de cierto “corrimiento” del YO, o sea de la egolatría (recordemos que egoísmo tiene la misma raíz), para tener en cuenta el NOSOTRAS, y esto nos lleva a una experiencia que muchas vivimos, el registrar que si algo le pasa a la otra me está pasando a mí y viceversa y, por tanto, no es indiferente lo que pase a cada una. Se trata de poder sentir en una misma el dolor y el sufrimiento ajenos, como puedo sentir, experimentar también lo mejor de la otra. Así cuando una compañera tiene una idea brillante me alegra porque es bueno para ella pero sobre todo es bueno para todas.

El 15M se dice pacífico y eso va dando lugar poco a poco a que se defina como no violento (algo que queda claro en una asamblea en ese verano en el Paseo del Prado de Madrid). Aunque algunos sigan aludiendo a la no violencia como contrarrevolucionaria, lo cierto es que a partir de este momento, cuando en manifestaciones o huelgas se utiliza la violencia, ya no está tan bien vista y se dan explicaciones públicas para justificarla. Antes era impensable, por el contrario, se le daba más valor si había violencia de por medio. Y cuando hablo de violencia, hablo de violencia física pero también de cualquier otro tipo de violencia.

Es horizontal. Esto supone eliminar, de hecho, también la violencia que está en toda relación que implique que alguien esté por encima de otra u otras personas. El poder está en cada persona.

Por primera vez, se sustituye el equipo de seguridad, típico de manifestaciones, y concentraciones, por el grupo de respeto. El otro no es un enemigo, las relaciones no se sustentan sobre la confrontación, no hay que defenderse de nada, se plantea un diálogo, se hace comprender a la otra que ése es una especie de ámbito sagrado. Y no es que se prohíban ciertos comportamientos, sólo se invita a no desarrollarlos ahí.

Esto supone una mirada diferente, y todos sabemos cómo la mirada cambia un análisis y su resultado. Un ejemplo muy simple. Yo puedo tratar de describir a Enrique. Para ello, lo haré desde lo que conozco de él (por cierto, ya estoy poniendo mi subjetividad, la cual me acompaña siempre), pero la imagen que yo daré de Enrique será muy diferente si mi mirada está puesta en sus defectos o en sus virtudes, tratándose del mismo objeto de estudio.

En síntesis, todo requiere poner en marcha la intención y la atención en lo que se hace, en las relaciones, etc. y eso da lugar necesariamente a construir una realidad de otro nivel superior de la que se venía.

Otro elemento. Por primera vez –pese a protestas más o menos manifiestas- la espiritualidad se asocia a lo revolucionario, al compromiso social.

Recordemos que estaban mal vistas las manifestaciones lúdicas. Es algo que ha consolidado el 15M, que la lúdica no está reñida con la reivindicación.

Por otro lado, fue un revulsivo para casi cualquier movimiento, colectivo, partido o sindicato existentes en aquel momento, en estado de letargo todos cuando no moribundos.

Fue una denuncia constructiva. La gente expresó lo que quería y vivimos horas y horas de asambleas en búsqueda de construir modelos nuevos en cualquier campo.

Se rompieron temores. Y cuando esto ocurre, el fenómeno es como una fuerza de la naturaleza que arrastra todo a su paso. Recordemos la noche previa a las elecciones, en plena amenaza gubernamental, cómo miles y miles de personas inundaron las plazas con una alegría desbordante que desmotivó la prevista actuación policial.

De las plazas se levantaron las acampadas pero comenzaron a gestarse numerosos proyectos que llevan implícita la semilla de nuevas realidades. Basta mirar el mapa que compañeros han diseñado de esa construcción para verificarlo.

Mutaciones, Proyecciones, Alternativas y Confluencias 15M

El 15M surgió de un lugar más profundo de la conciencia de cada cual (un lugar con el que habitualmente no conectamos porque estamos perdidos en lo externo en este mundo de tantos estímulos y, por cierto, de tanta violencia), un lugar donde las conciencias se encuentran y en aquel momento miles de personas sintonizan a la vez, desde una fuerte necesidad y con una imagen movilizadora DEMOCRACIA REAL YA, que en realidad es mucho más que una frase, porque está comprometidos la indignación por todo lo que lleva tiempo sucediendo, el maltrato que recibe la población (especialmente, los jóvenes, una generación degradada permanentemente), y una fuerte necesidad de salir de donde se está, entre otros elementos. La imagen, por otro lado es propositiva, positiva, pega en algo que se anhela, moviliza a la gente en sus mejores aspiraciones.

Hoy, muchas de las personas que levantaron aquel fenómeno, lo que desde mi particular punto de vista son el ‘espíritu’ del 15M, han ido desapareciendo porque –por la actitud que les define en ese ámbito y supongo que en otros- no buscan controlar, imponer o confrontar;  simplemente aportan si la cosa va fácil y si no, no pierden energía ahí, se van. Y éste es un elemento fundamental a considerar si queremos contar especialmente con las generaciones más jóvenes, como no puede ser de otro modo, para construir un nuevo sistema a la altura del ser humano.

Pero es tiempo de celebraciones y no queremos poner el acento en la duda que nos asalta el olor a naftalina que desprenden algunos grupos vestidos con ropaje “indignado” y que buscan llevarse el gato al agua en las elecciones europeas. El tiempo dirá y anhelamos que diga más temprano que tarde a favor de la liberación de las personas. Y desde este sueño, seguiremos aportando nuestro granito intencionado y no violento para que podamos de nuevo vivir enamorados de la realidad construida.



¥ · Utilizaremos el femenino como expresión, no de género sino como alusión a las personas. Fué acuñado en los primeros días de este proceso.