Pleno corazón de Santiago, en las faldas del Cerro Welen, al atardecer de este domingo 2 de febrero. Vamos llegando de distintos lados, adultos, jóvenes, algunos niños,  madres con sus bebés,  suavemente, sin apuros, con el corazón y la mente dispuestos.

Carabineros llega puntual a la cita, apostados unos por aquí, otros por allá, los más, en la subida al cerro. Nos acompañaron en todo el Llellipun, creemos que ya han comprendido en que radica la fuerza de nuestros  pueblos originarios.

Es tarde de LLellipun, nos convoca la necesidad de pedir, de orar, de rogar para que el Machi Celestino Córdova sienta que no está solo en el juicio que se inicia este lunes 3 de febrero en Temuco.

Las lamngen buscan el sitio apropiado para realizar la rogativa donde nos acompañen los ngen del lugar; puede ser que por ahí ande el ngen de los árboles, o el ngen del agua, de los pájaros o del viento… ¿quién sabe? Se siente paz, armonía, newen. Y en el lugar indicado, -un frágil y pequeño sauce-,  en medio de un espacio abierto,  se planta la bandera, con predominio del verde esta vez, porque esa mancomunión con la naturaleza es lo que se necesita para elevar el pedido.

Y van disponiéndose alrededor de este rehue así instalado los cacharritos de greda con trigo, con harina, con mote, las jarritas con mudai de granos diversos, agua, vasos para compartir con los participantes y con la madre tierra. Las uvas, los yiwin kofke y el pebre nos esperan para finalizar.

Y comenzando con nuestros ruegos hacia el este, vamos tornando al norte, para continuar rotando al oeste y terminar con el sur en nuestras miradas. Los cuatro puntos de la tierra. Meli witran mapu. Así pedimos con fuerza, con convicción para que la verdad salga a la luz, cual es que el Machi Celestino es inocente de lo que se le quiere imputar, que sólo es otra estrategia más para intimidar y enlodar, estigmatizar al mapuche a través del ataque a las autoridades espirituales de su pueblo.

Finalmente un trawün: intercambiamos, conversamos, compartimos los alimentos y las bebidas que nos da la mapu ñuke y con saludos afectuosos vamos regresando tranquilos, cada cual a su hogar, sabiendo que éste es un intento que da alegría vivirlo.

 

Gloria Mujica Ascui

Miembro de La Comunidad para el Desarrollo Humano