Diversas lecturas, como es habitual, tiene la última encuesta del Centro de Estudios Públicos (CEP). Por un lado están los que quedaron contentos porque el apoyo a Piñera subió cuatro puntos y su desaprobación descendió uno. Por otro, sonríen los que siguen a Golborne porque según la medición un 11 por cuento de los encuestados cree que él será el próximo mandatario de Chile. También sonríe Velasco porque un dos por ciento de los consultados dijo que le gustaría que el ex ministro de Hacienda de la administración pasada fuera quien “habitara” en La Moneda de 2014 en adelante. Y están los que ya se soban las manos sin pudor festejando el 53 por ciento que arrojó la encuesta apoyando la idea que la actual directora de la ONU Mujer, Michelle Bachelet, volverá a ser Presidenta del país. Pero sin lugar a dudas que esta última encuesta CEP no ha hecho otra cosa que dar la partida extraoficial a la carrera presidencial -casi junto con el inicio del nuevo año-, tal como lo señala el profesor e investigador de Comunicación Política Fernando García Naddaf.

“Es correcto, e incluso yo me aventuraría a más por el efecto que tiene la publicación de este tipo de mediciones, porque si bien cuestionamos muchas veces lo que miden las encuestas, sus errores muestrales y su forma de medir, una encuesta de este tipo tiene un nivel de credibilidad tan alto que lo que realmente hace es condicionar muchas veces las intensiones de voto, pues más allá que la gente tenga o no una decisión tomada, la sola publicación de este tipo de instrumentos hace que los ciudadanos adopten o modifiquen su intensión de voto en uno u otro sentido, en relación a lo publicado”.

“Y bajando en el tema, digamos que el que esta encuesta de una diferencia tan grande a Michelle Bachelet, evidentemente genera un efecto político en si mismo. Esto hace que se reordenen, no solamente los tipos de campaña, sino que además las mismas preferencias electorales de los votantes, lo que hace que hoy la ex presidenta Bachelet esté prácticamente forzada a ser candidata y en un escenario en el que será muy difícil que alguien pueda ganarle”.

Así parece, porque muchos de los que desean ir a primarias de la Concertación saben que no tienen opción, y esta encuesta lo ratifica…

Claro, si gente que estaba debatiendo ayer, el caso de Orrego, el caso de Rincón, Velasco, todos juntos no suman un cinco por ciento. Parisi y otros más que quedan a la retaguardia y sin muchas opciones. Eso si que del punto de vista de las fuerzas progresistas la buena señal es que probablemente esta va a ser una campaña que se va a izquierdizar bastante en términos de comunicación política. Es que está tan escapada Michelle Bachelet que incluso a los competidores de la Derecha les va a costar mucho ir a quitarle votantes, porque cada vez que le peguen les va a afectar su propia capacidad de crecer en ese electorado. Entonces, los candidatos de la Derecha tendrán que optar entre mantener su discurso tradicional, conservador y típico, o tratar de disfrazarse con los mensajes políticos de Bachelet, que además va a estar influida por todo un escenario que está cruzado por el voto voluntario y los movimientos sociales, lo que hará también que su discurso se izquierdice.

“La parte mala de este cuento es que efectivamente va a lograr ser elegida con un discurso bastante progre, pero dadas las condiciones del sistema político chileno al final va a tener que someterse a esta gente a la que nadie la de mucho apoyo -ni a nivel de encuestas y a nivel electoral- que son los partidos de la Concertación. Y es que para gobernar hoy en Chile se necesita contar con el respaldo de un Congreso binominal, con el sustento de partidos políticos que son capaces de nominar y designar a los parlamentarios. Por lo tanto, es muy probable que lo que viene vuelva a ser un camino conocido, donde se elige con un discurso progresista o de Izquierda, pero al final termina usando un corset político conservador y de tipo binominal”.

Ahora, considerando lo “arrancada” que está Bachelet, ¿es posible que las elecciones parlamentarias sean lo más importante de los próximos comicios, sobre todo por la persistencia del sistema binominal?

Ojala sea ese el caso, pero lo que estamos viendo es nuevamente una historia conocida, pues hoy los partidos de la Concertación -o la ex Concertación, que al final es lo mismo- ya están definiendo sus listas parlamentarias, y prácticamente ya están celebrando, lo mismo que en la Derecha. Es que con un sistema binominal el Parlamento es designado por los partidos políticos, y las fuerzas que levantaron el malestar ciudadano estos últimos años, los movimientos ciudadanos, las nuevas agrupaciones, los movimientos de carácter mucho más progresista, quedan postergados. Y probablemente si es que esos nuevos movimientos no logran establecer una negociación con las fuerzas concertacionistas quedarán fuera del Parlamento. Por lo tanto, se volverá a repetir la estructura de poder que hemos vivido en los últimos 23 años en Chile. Entonces no es muy optimista el escenario. Tampoco tenemos modificaciones al financiamiento de las campañas, ni a los tiempos en los medios de comunicación. Así, todo apunta a que se mantenga la situación de poder así como hoy la tenemos.

Esta situación de statu quo favorece a las intenciones del partido Comunista de instrumentalizar y utilizar a la Concertación, a pesar del presidente de la DC?

Claro que si, y no es primera vez en la historia chilena que el partido Comunista hace esto. La participación parlamentaria del PC durante el siglo XX siempre ha sido parecida. Si bien los comunistas establecen por un lado una acción bastante bastante activa a nivel de movimientos sociales, de calle, etc, también ellos terminan negociando con las estructuras de poder para tratar de entrar al Parlamento, pero lamentablemente cuando están allí no logran hacer las modificaciones que muchas veces ellos enarbolan en la calle. Por lo tanto, se genera una especie de estrategia de cuerdas separadas. Por un lado, lo que ellos tratan de levantar en la calle y por el otro lo que ocurre cuando empiezan a ejercer el poder. Sólo hay que mirar lo que está pasando con Teillier y con Carmona, que al final no logran materializar esas posturas que son bastante más progre en las calles que en sus sitiales de poder.

Entonces, ¿para los movimientos sociales la salida sería una Asamblea Constituyente?

Lo óptimo sería una Asamblea Constituyente, pero eso va a depender de cómo los movimientos sociales sean capaces de articularse y no fragmentarse, como pareciera ser la tendencia de hoy. Si nos damos cuenta, en la actualidad los movimientos sociales no logran materializar todo aquello por lo que han trabajado en los últimos dos o tres años. Por el contrario, se advierte que hay una proliferación de liderazgos que no llegan a encarnar en una acción concreta que pueda definirse de manera clara hacia una Asamblea Constituyente. La única forma de romper, en cierta medida, el statu quo del sistema político es a través de los movimientos sociales, ya que internamente el sistema político ya ha dado muchas pruebas que no va a cambiar. Por lo tanto lo único que queda es la organización de los movimientos sociales, pero estos también se ven atomizados hoy.

“Y hay casos como los de Camila Vallejo y Camilo Ballesteros que también empiezan a coquetear con el poder. Vamos a ver si ellos logran después traducir esas acciones que lideraron en las calles en el Congreso. Pero, bueno, también esa acción va afectando el movimiento social, así es que veremos si acaso ese vuelve a fortalecerse, lo que es bastante poco probable porque vamos a estar en período eleccionario. Así que es difícil que los movimientos sociales vuelvan a tener esa fuerza que tuvieron el 2011. Pero, claro, estos son procesos y ojala que la frontera simbólica que surja de los movimientos sociales sea la Asamblea Constituyente, porque el sistema político no tiene incentivos para modificarse desde adentro”.-