Padre e hijo fueron asesinados el domingo 05. Los trabajadores reclamaron el acceso a tierras públicas cercadas por apropiadores de tierras

Por Catarina Barbosa/Brasil de Fato

Dos campesinos fueron brutalmente asesinados en una comunidad de Maranhão el domingo pasado 05 de enero, dentro de la casa, delante de esposa, hijos y nietos. El caso tuvo lugar en la Comunidade do Cedro, en el municipio de Arari, a 170 kilómetros de la capital São Luís. Celino Fernandes y Wanderson de Jesus Rodrigues Fernandes, padre e hijo, fueron disparados en la cara después de que la residencia fuera invadida por cuatro sicarios.

Los hombres habrían llegado a la comunidad encapuchados, con chalecos de la Policía Civil y declarando que estaban cumpliendo con una orden de arresto. Celino y Wanderson eran líderes de la asociación quilombola de Cedro. Según una nota de la Comisión Pastoral de la Tierra (CPT), los trabajadores habían denunciado el conflicto agrario entre la comunidad y los apropiadores de tierras que, rodean (incluso con cercas eléctricas) los campos públicos de la región destinados a la crianza búfalos.

Según la CPT, las familias viven del lugar ubicado en los denominados «campos naturales inundables de la Baixada Maranhense«, por medio de la pesca y la cría de animales. «Son tierras públicas de uso común para el pueblo, constituidas en Área de Protección Ambiental (APA) del Estado de Maranhão, por medio del Decreto nº 11.900, del 11 de junio de 1991», explica un extracto de la nota.

Aun así, según la CPT, desde que los moradores comenzaron a organizarse para reclamar el derecho al acceso a los campos, la comunidad ha sido amenazada y perseguida.

El asesor legal del movimiento Foros y Redes (Iriomar Teixeira), que sigue el caso, informa que hay otros campesinos amenazados de muerte en la región y que hace más o menos dos años las víctimas del asesinato habían pedido protección a las autoridades..

«De hecho, durante unos dos años la comunidad ha estado luchando por la eliminación de la cerca de los búfalos en los campos en la bajada occidental marañense, principalmente en Arari. Desde entonces, ha habido varias amenazas, tanto por parte de apropiadores de tierras y terratenientes, como por el propio sistema de criminalización de la policía de Maranhão, y luego con denuncias hechas por el Ministerio Público. Incluso los dos campesinos que fueron asesinados el día 05 fueron arrestados a principios del año debido a esta lucha», afirmó.

Celino, Wanderson y otros tres trabajadores, entre ellos Adriana de Jesús Rodrigues Fernandes, hija de Celino, presidente de la asociación quilombola de Cedro, fueron detenidos por 70 días a principios de 2019.

La CPT afirma que el encarcelamiento de los líderes corresponde a una «política deliberada de las autoridades de Arari para criminalizar a los líderes sociales, con representaciones criminales, investigaciones policiales, denuncias, decisiones judiciales favorables al latifundio» y pretende instar la acción de los sicarios como «una forma de crear una cortina de humo sobre el verdadero conflicto: la lucha por la tierra».

Según la CPT, en 2019, alrededor de 30 personas fueron asesinadas por conflictos relacionados con el campo.

“Conflicto generalizado”

El Secretario de Derechos Humanos y Participación Popular de Maranhão, Chico Gonçalves, dice que el gobierno está dispuesto a identificar a los responsables del crimen. «Estamos esperando las investigaciones de la Policía Civil para poder tomar otras iniciativas en relación con el caso. Hay un área de conflicto generalizado que, involucra cuestiones de tierra y crianza, al mismo tiempo la policía civil está haciendo la investigación del caso».

Según un oficio emitido el día del crimen por el jefe de la policía a cargo del caso, Alcides Martins Nunes Neto, el 21 de diciembre de 2019, Celino Fernandes y Wanderson Fernandes torturaron públicamente a dos personas, una de ellas menor de edad. El documento también dice que no hay información sobre si este hecho está relacionado o no con el asesinato de las víctimas.

Edición: Rodrigo Chagas


Traducción del portugués por Erika Rodriguez

El artículo original se puede leer aquí