El miedo a la educación sexual integral (ESI), como todo miedo, paraliza y, por ahora, la sociedad ha preferido no innovar en el currículum nacional al rechazar la Cámara de Diputados y Diputadas su inclusión en los planes de estudios. Aún siendo votada favorablemente por la mayoría, no alcanzó el quorum requerido en la Ley Orgánica Constitucional.

En Chile, nos estamos acostumbrando al inmovilismo por miedo al cambio y eso puede tener nefastas consecuencias para nuestra sociedad. Tal es el caso de la necesidad y beneficios de la educación sexual integral. Por eso es tanto o más importante saber qué NO es la ESI, para que no se preste para desinformación o manipulación político-ideológica, como lo sucedido en el caso de la escuela Villa Centinela de Talcahuano.

Inmediatamente después de que Radio Bío Bío informara con el siguiente titular que: “Niños quedaron llorando: denuncian charla sexual sin consentimiento a menores en escuela de Talcahuano”, hubo una categórica declaración en redes sociales en el perfil de @chilenecesitaesi de lo que no es la educación sexual integral y que es bueno repasar.

En primer lugar, lo ocurrido tal y como señalan los apoderados, “no es ESI, es delito” y debe ser denunciado e investigado por la justicia y prestar el apoyo a la comunidad escolar, como ha sido la pronta reacción del ministro de Educación Marco Ávila y de la SEREMI de la región, Elizabeth Chávez.

En segundo lugar, cualquier actividad extraescolar, ya sea al interior o exterior del establecimiento educacional, debe ser comunicado a las y los apoderados y por ello, “si no es junto a la comunidad educativa, no es ESI”.

En tercer lugar, se informó que, durante la actividad, los estudiantes fueron expuestos a material inapropiado. Toda actividad educativa “si no es con pertinencia etaria y pedagógica, no es ESI”.

Y, por último, el medio de comunicación informó que, en lo referido a los hechos acusados, los padres de los menores afirmaron que sufrieron tocaciones en sus genitales. Ante esta situación, @chileneceitaesi concluye: “si no es respetando la intimidad y el cuerpo, no es ESI”.

La educación sexual integral no va a eliminar totalmente la violencia en contextos escolares, pero si la puede reducir de manera significativa, al asumir un rol determinante en la prevención y promoción del respeto, el consentimiento y una comprensión adecuada de la afectividad y la sexualidad.

Es importante informarnos de lo que no es y lo que sí es la educación sexual integral para que el miedo no nos paralice. Por sobre todo, la educación sexual integral es una herramienta de autoprotección fundamental para que niñas y niños se puedan defender de agresiones sexuales y de la manipulación afectiva considerando que la mayoría de los delitos sexuales en contra de menores ocurren en el ámbito de la familia.