Hoy es el Día Nacional de la Paz a través de la Cultura, las Artes y el Patrimonio con la Ley N° 21.099 – D.Oficial 30/07/2018 donde se incentiva a conmemorar, celebrar, festejar y redescubrir el significado, importancia y, por, sobre todo, el valor imperecedero de la paz.

Así es como desde el poder legislativo de la Nación se establece «Entre sus consideraciones, la iniciativa da cuenta de la importancia de la paz como un elemento determinante de la armonía social e internacional que, a pesar de ser alcanzada solo en ciertos períodos de la historia, se erige siempre como un ideal de todo pueblo y de toda época, base sobre la que se erige cualquier posibilidad del desarrollo humano pleno»[1].

Este día nacional se inspira en otra conmemoración que es el aniversario número 88 de la firma del Pacto Roerich, 15 de abril de 1935 en Washington, un acuerdo trascendental para humanidad suscrito entre Estados Unidos y las naciones de América Latina que posteriormente, sirvió como base para la «Convención Internacional de la Haya» en 1954 sobre la protección de los valores culturales en caso de conflictos armados.

¿Qué establece este acuerdo internacional?

El Pacto Roerich es un tratado sobre identificación y la protección de instituciones artísticas y científicas y monumentos históricos garantizando su protección y respeto en tiempos de paz como de guerra. Es un gran reconocimiento legal del hecho de que la defensa de los bienes culturales de importancia sea más prioritaria que la defensa como necesidad militar. Siendo un ejemplo de cómo la cultura, la educación y la paz pueden ser promovidas a través de la cooperación internacional y la protección del patrimonio cultural común de la humanidad.

Este pacto, propuesto por Nicolai Roerich (1874-1947), Pintor y filósofo ruso que inició el movimiento moderno para la defensa de los bienes culturales, con su idea de «La paz de las Civilizaciones». Que evidencio la destrucción de las ciudades y su patrimonio tangible por sendas guerras en la Primera Guerra Mundial. Como decía N.Roerich: «Donde hay Paz, hay Cultura. Donde hay Cultura, hay Paz». Debemos aprovechar y apoyar la cultura para lograr un mundo y un ser humano mejor.

Sobre los bienes culturales

Más allá de su aplicación real (un caso emblemático se supone el respeto de los hospitales en tiempo de barbarie) y su valor propositivo, el rol de la ciudadanía en la defensa de la diversidad cultural y en la promoción de espacios para el diálogo constructivo sobre la realidad. El patrimonio Cultural es vital para las futuras generaciones en sus dinámicas de relato y puestas en valor.

Así queda de manifiesto en una definición:

El patrimonio cultural es un conjunto determinado de bienes tangibles, intangibles y naturales que forman parte de prácticas sociales, a los que se les atribuyen valores a ser transmitidos, y luego resignificados, de una época a otra, o de una generación a las siguientes. Así, un objeto se transforma en patrimonio o bien cultural, o deja de serlo, mediante un proceso y/o cuando alguien -individuo o colectividad-, afirma su nueva condición (Dibam, Memoria, cultura y creación. Lineamientos políticos. Documento, Santiago, 2005).

El hecho de que el patrimonio cultural se conforme a partir de un proceso social y cultural de atribución de valores, funciones y significados, implica que no constituye algo dado de una vez y para siempre sino, más bien, es el producto de un proceso social permanente, complejo y polémico, de construcción de significados y sentidos. Así, los objetos y bienes resguardados adquieren razón de ser en la medida que se abren a nuevos sentidos y se asocian a una cultura presente que los contextualiza, los recrea e interpreta de manera dinámica.

Por otro lado, si en el pasado el término «patrimonio» se refería únicamente a los monumentos, ahora se ha ampliado progresivamente para incluir nuevas categorías como patrimonio intangible, etnográfico o industrial. Esto ha llevado a un mayor esfuerzo de conceptualización. Además, se ha prestado mayor atención a las artes de la representación, lenguas y música tradicional, así como a los sistemas filosóficos, espirituales y de información que conforman el contexto de estas creaciones humanas. En la palabras más simples, es dinámico y esencialmente humano como cuerpo social y cultural.

La Paz

Si nos apuran a definir este proceso, la cultura de la paz es un conjunto de valores, actitudes y comportamientos que reflejan el respeto a la vida y su dignidad como persona. Que pone la prioridad en los derechos humanos, el rechazo a la violencia en todas sus formas y la adhesión a los principios de libertad, justicia, solidaridad y tolerancia, así como la comprensión entre los pueblos, los colectivos y las personas.

Si leemos y tomamos en cuenta a las ONU en su Asamblea General A/RES/53/243 del 6 de octubre de 1999 que establece:

  1. a) El respeto a la vida, el fin de la violencia y la promoción y la práctica de la no violencia por

medio de la educación, el diálogo y la cooperación;

  1. b) El respeto pleno de los principios de soberanía, integridad territorial e independencia política

de los Estados y de no injerencia en los asuntos que son esencialmente jurisdicción interna de los

Estados, de conformidad con la Carta de las Naciones Unidas y el derecho internacional;

  1. c) El respeto pleno y la promoción de todos los derechos humanos y las libertades

fundamentales;

  1. d) El compromiso con el arreglo pacífico de los conflictos;
  2. e) Los esfuerzos para satisfacer las necesidades de desarrollo y protección del medio ambiente

de las generaciones presente y futuras;

  1. f) El respeto y la promoción del derecho al desarrollo;
  2. g) El respeto y el fomento de la igualdad de derechos y oportunidades de mujeres y hombres;
  3. h) El respeto y el fomento del derecho de todas las personas a la libertad de expresión, opinión

e información;

  1. i) La adhesión a los principios de libertad, justicia, democracia, tolerancia, solidaridad,

cooperación, pluralismo, diversidad cultural, diálogo y entendimiento a todos los niveles de la sociedad

y entre las naciones; y animados por un entorno nacional e internacional que favorezca a la paz.

Queremos precisar aún más y poner en movimiento una clara intencionalidad de cambio, proponemos la No-Violencia Activa, que no es solo decir «No a la Violencia», frase tan manipulada muchas veces en función del propio interés económico, o geopolítico de cada Estado y el acomodo de cierto discurso oficial que olvida lo esencial, la gente.

La No-Violencia Activa

– Es una extraordinaria metodología de acción, es una forma de vida, y una alternativa de respuesta activa que tiene como fin desarticular todo tipo de violencia.

– La No-Violencia Activa se refiere también al hecho de la violencia económica, racial, religiosa, sexual, psicológica y moral.

-Que La no-violencia activa sea la herramienta práctica en lo cotidiano e inmediato del individuo y que se refleja en la sociedad y en la cultura.

Para nosotros en Convergencia de las Culturas, sentimos necesario, que la humanidad reconozca que la cultura no pertenece a ninguna nación, grupo o época. Más allá de cada concepto es patrimonio común de la humanidad y de las generaciones que la heredarán.

La guerra no puede ni debe exterminar los valores culturales que trascienden todos los obstáculos, prejuicios e intolerancias.

Así, citando a Silo que dice: «… en este desgraciado mundo en el que la violencia y la injusticia se enseñorean por campos y ciudades, ¿cómo es que se piensa acabar con la violencia?», y luego continua, «… con un enfoque violento de la violencia, no resultará la paz». Y finalmente exhorta: «… lleva la paz en ti, y llévala a los demás».

[1]      https://www.camara.cl/prensa/sala_de_prensa_detalle.aspx?prmid=133668

 

Audio dedicado exclusivamente para personas con discapacidad visual

David Castro González

Miembro de Convergencia de las Culturas – Chile