2023, Argentina. En el país de la premiada “1985”, se siguen violando los derechos humanos. 4 mujeres mapuche están presas, hacinadas con sus hijos desde hace más de 6 meses, acusadas de un delito que la ley no penaliza con prisión. Son víctimas del racismo, de los sectores que ambicionan sus territorios y de un Estado cómplice que, al son del año electoral, suspendió sin justificación la mesa de diálogo prevista para resolver el conflicto.

Entre muchas otras manifestaciones de apoyo, Convergencia de las Culturas y Pressenza impulsan el reclamo y la denuncia de estos hechos en el exterior, convocando a personas y organizaciones solidarias a escribir a las embajadas argentinas y a los medios de información de sus países. Se adjunta modelo de carta. Rume mañun (muchas gracias).

El 4 de octubre de 2022, en las proximidades de Bariloche, Argentina, la comunidad mapuche Lafken Winkul Mapu fue violentamente desalojada de su territorio.

Un Comando Unificado de 250 efectivos de varias fuerzas de seguridad, avanzó por tierra y aire sobre la comunidad de apenas 30 personas, incluidos los niños. Sus casas de  madera fueron totalmente destruidas y 7 mujeres fueron detenidas e incomunicadas, impedidas de conectar con sus familias o sus abogados. Una de ellas, con un embarazo muy avanzado, terminó pariendo bajo custodia en un hospital. Otras 4 fueron trasladadas a una cárcel a 1500 km esposadas, encadenadas, y sin saber adónde las llevaban. La presión de otras comunidades y de organismos de derechos humanos obligó al gobierno a trasladarlas nuevamente a Bariloche.

Hoy, 6 meses después, 4 de aquellas 7 mujeres permanecen en prisión domiciliaria con sus hijos, incluidos 3 bebes de 5, 6 y 9 meses. Los otros niños tienen entre 4 y  9 años, más una joven adolescente de 16. Todos ellos viven hacinados en un espacio cedido solidariamente, pero con comodidades insuficientes, un solo espacio común a modo de habitación y sin agua caliente.

Una de las mujeres presas es la joven machi Betiana Coluan Nawel, la primer  machi surgida en más de 100 años en lo que hoy se conoce como Argentina. En la cultura mapuche, la machi es la mayor autoridad espiritual, sanadora y protectora de personas y territorios. Su función está íntimamente ligada al territorio donde vive y donde constituye su rewe, su espacio ceremonial.

Ese rewe se encuentra justamente en la comunidad desalojada, por eso la acción del Estado resulta violatoria no sólo de la legislación vigente, sino del derecho consagrado del pueblo mapuche a vivir y crecer en su cultura y según su cosmovisión.

Ceremonia a orillas del Lago Mascardi, noviembre 2022. Foto de Eugenia Neme/lavaca

Algunos datos a conocer

  • El pueblo mapuche desarrolla un proceso muy vigoroso de afirmación y recuperación de su identidad, en la cual el territorio es fundamental. Es parte esencial de su cosmovisión y su forma de vida. No es un “recurso inmobiliario a explotar” como lo considera la cultura dominante, sino el entorno imprescindible para vivir y desarrollarse, un valor que como pueblo indígena protegen y defienden.
  • La Constitución Argentina reconoce a los pueblos indígenas su derecho a la posesión y propiedad de las tierras que tradicionalmente ocupan. Sin embargo ese derecho no se respeta y muchas comunidades han sido expulsadas de sus territorios mientras el propio Estado los convierte en Parques Nacionales o los vende a particulares y empresas dedicadas al extractivismo, la explotación forestal y de monocultivos, los emprendimientos inmobiliarios y turísticos. Se trata de una práctica naturalizada en que los políticos de turno entregan los bienes comunes al mejor postor, y está a la base del racismo y la persecusión contra los pueblos originarios. Los grandes medios de comunicación, al servicio de esos intereses, se encargan de difundir e instalar información falsa que “justifica” la persecución y pone a las poblaciones en contra de las comunidades.
  • Algunas comunidades reclaman sus derechos por vía legal. Otras inician procesos directos de recuperación, instalándose en los territorios que les pertenecen y se les niegan. Ese es el caso de la Lof Lafken Winkul Mapu, que se asienta en tierras cedidas a uno de esos Parques estatales.
  • A diferencia de los grandes terratenientes, la comunidad de la que hablamos reclama una extensión de apenas 10 hectáreas.
  • Estas lamuen (hermanas) están presas por “usurpación”, un delito que la ley argentina no penaliza con prisión. Están presas por ser mapuches, porque son víctimas del racismo y porque reclaman un territorio que otros –sin ningún derecho– ambicionan para sus negocios.
  • El Estado y la comunidad acordaron una mesa de diálogo para dar solución al conflicto. Se realizaron 3 reuniones, avanzando en algunos acuerdos. El 24 de febrero el Estado suspendió la cuarta reunión sin explicaciones y no ha vuelto a proponer ninguna fecha nueva para su realización.

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