Venezuela y Colombia abrieron por completo su frontera común con la inauguración del puente binacional Atanasio Girardot, cerrado por siete años, por donde circularán vehículos de todo tipo, como parte de la cooperación entre ambos países adelantada desde la asunción del nuevo presidente colombiano Gustavo Petro.

por Victoria Korn

«Desde la frontera entre Colombia y Venezuela acompañamos la celebración de la apertura del puente binacional Atanasio Girardot, junto a autoridades nacionales y municipales, una muestra de compromiso y cooperación entre ambas naciones», indicó el embajador venezolano en Bogotá, Félix Plasencia.

El puente –conocido como Las Tienditas- se terminó de construir en 2015, pero jamás se inauguró debido a problemas políticos entre los Gobiernos de los dos países. En 2019, las autoridades venezolanas bloquearon el paso por esta infraestructura vial con contenedores, después de que la oposición intentara meter en el país una supuesta ayuda humanitaria que Caracas calificó de intento de invasión.

Tras la reapertura del paso por el puente Internacional Atanasio Girardot, los pasos fronterizos de los estados Amazonas, Apure y Zulia también se habilitaron para el transporte individual, transporte de pasajeros y transporte de mercancía con los protocolos de cada uno de los países, informó el gobernador del estado Táchira, Freddy Bernal.

Bernal expresó que la apertura del puente tiene “un carácter histórico, de hermandad, de confraternidad, de unión y de esperanza”, como parte de las acciones que se realizan entre los dos países para la recuperación de las relaciones binacionales en todos los ámbitos. Destacó que los protocolos de seguridad se están afinando luego de las reuniones conjuntas entre los altos mandos militares y policiales del Norte de Santander, Colombia, y del estado Táchira.

Subrayó que toda actividad ilícita ha sido estudiada por los representantes militares y policiales de las naciones a fin de limitar el área de actuación de grupos irregulares y armados quienes ante la realidad de la apertura de la frontera migraron sus acciones para ejercer violencia con la intención de deslastrar la idea de mantener una zona de paz.

Maduro y Petro

En la primera reunión de los presidentes Gustavo Petro y Nicolás Maduro, Colombia anunció que impulsará el regreso de Venezuela a la Comunidad Andina de Naciones (CAN) y al sistema interamericano de derechos humanos, y ambos países buscarán una tarea conjunta para combatir a las «mafias» que operan en la frontera para recuperar el vigor del histórico comercio bilateral.

A fines de noviembre delegados del gobierno colombiano y del Ejército de Liberación Nacional (ELN) alcanzaron en Caracas una serie de acuerdos, en conversaciones que ahora proseguirán en México.

Los acuerdos marcaron el punto más alto de la recomposición de relaciones, rotas desde 2019. «Somos dos países que tenemos una marca en la historia para la hermandad y el entendimiento. Nuestro destino común está entre nuestros pueblos», abrió Maduro la declaración ante la prensa, que Petro correspondió con la sentencia de que «el camino es el del buen vecino, y eso significa articular políticas comunes, un camino difícil, pero que hay que andar».

«Ese camino empieza» por «reconstruir las fronteras, que están en manos de las mafias, de las organizaciones multicrimen», dijo Petro. «Es la expresión de un fracaso en algo que se llama ´guerra contra las drogas´ que empezó hace 50 años y nos dejó desestabilización democrática, un millón de muertos y territorios que se perdieron”.

”Vamos a reconstruir las relaciones a nivel inteligencia, para golpear no al obrero del narco, sino a los dueños del capital. Son peligrosos para la estabilización política», manifestó el colombiano.

«El mundo no se encuentra más que guerra, xenofobia… Hoy América Latina es un faro de la democracia. Nos corresponde ser faro. Y alumbrar un nuevo siglo de las luces. Si no, viene la extinción. Nos debemos ese esfuerzo», remarcó. «Fueron seis años de vacío político entre dos vecinos, Colombia y Venezuela», añadió.La última reunión entre jefes de Estado de ambos países había sido en agosto de 2016, cuando Maduro recibió en la ciudad de Puerto Ordaz a su entonces par Juan Manuel Santos.

Estados Unidos

Si bien el presidente “demócrata” estadounidense Joe Biden pretendió, al igual que sntecesor, el “republicano# Donald Trump, utilizar a Colombia como plataforma para la agresión a Venezuela, como lo hiciera desde finales de 2021 cuando gobernaba el ultraderechsta Iván Duque, el triunfo de Petro hizo cambiar la situación.

Y las líneas de tensión en la frontera del río Arauca entre Colombia y Venezuela, importante región geopolítica y geoestratégica por ser acceso a reservas de petróleo y gas, agua dulce, minerales, biodiversidad y otros recursos naturales, han ido desapareciendo.

Para el analista Carlos Fazio, la sucesión de hechos violentos provocados por grupos armados no estatales colombianos infiltrados en el Estado venezolano de Apure, fronterizo con el departamento de Arauca, Colombia, buscaba atraer al gobierno de Nicolás Maduro a una guerra similar a la que la OTAN ha estado provocando en la frontera entre Rusia y Ucrania.

Durante los cuatro años anteriores, era evidente la profunda relación existente entre el gobierno del uribista Iván Duque con los grupos narcoparamilitares Los Rastrojos, Los Urabeños, las Autodefensas Gaitanistas de Colombia y Águilas Negras, bajo la supervisión de la DEA y del embajador de EU, Philip Goldberg, expulsado de Bolivia en 2008 por conspirar contra el gobierno de Evo Morales..

En 2013, el entonces presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, suscribió un acuerdo con la OTAN como “socio global” (o “extra OTAN), erigiendo al país sudamericano en un caballo de Troya regional de esa fuerza militar multinacional comandada por Estados Unidos, que se atribuye al derecho de intervenir en cualquier parte del mundo.

En enero pasado, el ministro de Defensa venezolano, general Vladimir Padrino López, denunció la proyección latinoamericana de la OTAN, con Colombia y su red de bases militares como “peón”, y la presencia cada vez más resuelta de medios castrenses y navales de la alianza atlántica en el “área de influencia” de Venezuela.

Fazio recuerda que las recientes revelaciones sobre las maniobras militares del Ejército argentino en 2019, para una invasión a Venezuela bajo el mando del Comando Sur del Pentágono, vienen a demostrar que “Trump y su trío de sicópatas: John Bolton, Mike Pompeo y Elliot Abrams, estuvieron a punto de generar un conflicto bélico en el corazón de América del Sur”.

En esa coyuntura, tras la fabricación del títere Juan Guaidó como “presidente encargado” de Venezuela (y hoy defenestrado por sus propios compinches de ls oposición made in USA) Wa­shington, con apoyo de la OTAN y el Grupo de Lima, intentó derrocar al gobierno legítimo de Maduro mediante un fracasado golpe de Estado que sería seguido por una “intervención humanitaria” de algunos ejércitos del área.

Estados Unidos no tuvo mayor éxito en reposicionar la narrativa de Venezuela como “Estado fallido”, y utilizando al narcotráfico colombiano como punta de lanza, generar un conflicto multiforme en el eje fronterizo colombo-venezolano, que justificara la presencia de la OTAN con la difusa doctrina de la Responsabilidad de Proteger (R2P). Pero de ambos lados del Arauca, los gobiernos están atentos a cualquier provocación.

*Periodista venezolana, analista de temas de Centroamérica y el Caribe,  asociada al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, www.estrategia.la)

 

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