Hace unos días atrás, El Instituto Nacional de la Juventud (INJUV) dio a conocer los resultados de la Encuesta Nacional de Juventud 2022, un instrumento de medición que se realiza cada tres años y que evalúa parámetros de la vida de las juventudes tales como educación, trabajo, sexualidad, participación social y política.

Este estudio que se realiza desde el año 1994 es la décima versión en base una muestra de 9.700 jóvenes de entre 15 y 29 años en todas las regiones de Chile.  Inicialmente la encuesta sólo consideraba los grandes centros urbanos y a partir del año 2000 se integran todas las regiones incluyendo población urbana y rural. En Fundación Semilla nos alegramos y congratulamos al INJUV que, por primera vez, se adopta el concepto de juventudes, en vez del singular, juventud.

El estudio muestra cambios socioculturales significativos respecto de años anteriores, que nuestra institución ha observado en el trabajo con juventudes desde el año 2006. Hoy, las juventudes están más empoderadas.

El cambio más significativo se refiere a la identificación religiosa juvenil que disminuyó de 91% en el año 1994 a 36,4% en el año 2022. La explicación puede encontrarse en un desprestigio de las instituciones religiosas por los escándalos que las han sacudido y por un predominio de la racionalidad, pero aún es muy prematuro para aventurar sus consecuencias.

Las juventudes rompieron con las expectativas de la generación que la antecede y prioriza el querer ser por sobre el deber ser. Este cambio queda reflejado en la pregunta ¿qué esperas de la educación?, más de la mitad (54%) responde “desarrollarse como persona, conseguir un trabajo que me gusta o aprender más”, mientras que las respuestas asociadas a dinero, prestigio o reconocimiento social sólo alcanzan un 24,5%.

No es cierto que las juventudes están ausentes del quehacer público. Su interés y participación así lo demuestran. No podemos seguir juzgando a las y los jóvenes por los patrones de las generaciones mayores.

En el ámbito político es mucho lo que tenemos que escuchar de las y los jóvenes. Un 80% consideran que las votaciones son factor de cambio, un 64% conversa de política con otros y un 54% participaría de organizaciones o grupos que defienden alguna causa social mientras que sólo un 8% muestra interés en participar en un partido político.

Las juventudes también son acción. Un 54,4% ha participado en organizaciones o grupos organizados. Casi un tercio señala que las redes sociales les permite incidir en forma directa en las decisiones del Estado y un 45% dice que son más eficientes que el voto para las demandas de la gente.

Para quienes tengan genuino interés en conocer más sobre las juventudes les invito a leer y reflexionar sobre lo que nos muestra este estudio. Quienes pertenecemos a generaciones mayores y sobre todo si trabajamos en educación, necesitamos esta información para acortar la enorme brecha generacional que hoy existe en nuestra sociedad.