Somos una sociedad que estamos acostumbrados a la respuesta rápida y demoledora, nos gusta derrumbar al oponente tan pronto lo vemos y especialmente si no lo conocemos. Pareciera que tenemos convicciones muy fuertes, pero que no deseamos conversar de estas, sino más bien imponerlas. Pienso que debe ser parte de nuestra timidez, nuestro aislamiento histórico, somos un país con influencias de otras culturas hace muy poco tiempo. Pero sin embargo no es eso lo que ahora necesitamos. Lo que necesitamos ahora es conocer y conversar sobre lo relevante que es la decisión popular que debemos tener en Chile. Nueva constitución o no. Apruebo o Rechazo.

Al enfrentarse a una decisión así, binaria, y sin saber conversar, se genera división, especialmente cuando el territorio de Chile está plagado de diversas realidades, submundos, donde como se ha dicho eufemísticamente convive el país más rico del mundo y el más pobre.

Necesitamos cambiar de estrategia y rumbo antes que sea más tarde. Se requiere recuperar la opción de hablar, sin pensar que la vida se nos va en cualquiera de estas decisiones, son importantes sin duda, pero tenemos nuestros espacios sociales los que debemos respetar siempre y poder conversar educadamente de algo que sea más amplio que el clima, los niños o la escuela.

Primero, del punto de vista social, debemos volver a conversar, al tiempo colonial de la tertulia. En toda buena fiesta debe haber una buena mesa de conversación, agradable comida, sobria, sabrosa, donde se intercambian ideas entre todos y se argumenta, sin gritar, se da la palabra, esforzándose mucho a veces, pero tratando y observando a los otros tertuliar, recuperemos nuestras antiguas buenas costumbres.

Haciendo este simple cambio las cosas empezarán a mejorar, esto es mucho mejor que intercambiar sólo sílabas, de enérgicas respuestas, sin escuchar, y sin abrir el cerebro a que sea modificado por el pensamiento de otro. Si pudiéramos tener empatía con el sufrimiento de otro, y en vez de dar la vuelta la cara y no mirar. No olvidar lo que se ve, pensando en que “asi son las cosas no más” y lo que se conversó con otros, hacer el esfuerzo por conocer a otros, conversar en la micro, en el ascensor, mirarnos. Las cosas así cambiarán.

Si es posible, buscar la manera de apoyar las gestiones, pero sin criticar las existentes, pensar en modificarla si corresponde, saber que llegamos a esa decisión y acción armónicamente con nuestro pasado, con nuestros aciertos y errores, nuestras desconfianzas y amores, propuestas a su tiempo por gente honesta, que deseaba al igual que nosotros, lo mejor para Chile. Debemos partir de un punto común y esta confianza, y buen ánimo es vital.

Hoy lo que necesitamos es unirnos, juntos enfrentar la adversidad, de modo que tengamos opciones reales de ganar en el juego global que el País enfrenta. El mundo y sus países compiten entre si y es necesario trabajar para salir fortalecidos, hasta ahora vamos mal, hemos acumulado un gran déficit habitacional que se calcula en 1,8 millón de casas en déficit al año 2035, nuestra moneda devaluada,  inflación creciente, el precio de los alimentos aumenta, la agricultura con problemas productivos por la falta de agua y por falta de mano de obra, gran cantidad de comercio y empleo informal en las ciudades, la lista es larga.

Hoy estamos desgraciadamente en un punto distinto, este proceso constitucional que debió traer un espacio de encuentro y unión al plantearnos como sociedad un problema de largo plazo y reglas generales, con el trabajo de la convención, no logró ese objetivo, al contrario nos separó más, desde este punto de vista, la convención falló. No se si era posible unir tanto, dado que desde el primer día ya habían posiciones que no deseaban el proceso y adelantaban un fracaso. Ahora existen posiciones que cada vez más migran a las antípodas. Estamos lejos, como dicen en el campo cuando se empieza a negociar.

Por tanto la real pregunta en el mundo pragmático de la negociación, es ¿desde cual posición estaremos mejor para poder negociar los cambios que haremos en la constitución de … …? (Llene el espacio con la de 1980 o la de 2022). Desde esa óptica se ve la elección ahora. La necesidad de encuentro en torno a un texto, sigue siendo el tema.

El 5 de septiembre y lo digo literal, DEBE empezar algo, de todas maneras. Si gana el apruebo, eso está garantizado, habrá una nueva constitución aprobada y sus tiempos de implementación y dictación de leyes ya estará en proceso con un calendario estipulado.

Si gana el rechazo, en este momento lo que se sabe es “que deberá hacerse un nuevo texto, que se trabajará en eso”, existen las voluntades para hacer una nueva constitución y muchas otras promesas, pero ¿quién dice que eso ocurrirá? Por tanto a mi entender, para los que quieren el rechazo tienen mucho trabajo, que no lo han hecho hasta ahora, y se debe entregar antes del 4 de septiembre, una propuesta concreta, no solo los enunciados, días faltan para trabajar.

La propuesta de Walker y Rincón para bajar el quorum de cambio de la constitución de 1980 a 4/7 debe ser aprobado completamente, eso ayuda obviamente, pero no es suficiente. Tal como lo solicitó Lagos Weber, de una vez por todas se deben escribir las modificaciones en que están de acuerdo en hacer a la de 1980, y lo presenten. La convención preparó 162 páginas, 388 artículos y 57 transitorias. Contra eso debe haber algo al otro lado de la balanza, esto es bastante obvio, no solamente la expresión, “queremos cambiar la constitución de 1980”.

El sector del apruebo ya tiene un texto, pero sabemos que este es perfectible tal como todo en la vida y hay aspectos en los cuales ya existen observaciones, como el sistema político propuesto, la modificación del poder judicial, la existencia de escaños reservados para los pueblos originarios, el nuevo régimen para la administración del agua. Existen muchos aciertos relacionados con la relación del país con el medio ambiente, un sistema de salud universal que ayude a generar mejor atención a toda la población, sistema de educación pública de calidad, pensiones basadas en la solidaridad intergeneracional, una sociedad igualitaria y donde la mujer es parte integrante con plenos derechos.

Chile se aproxima a una muy importante decisión y es muy importante que todos estemos atentos a tomar la mejor decisión, basado en la realidad de las ideas expuestas, dejemos atrás los miedos y que triunfen las mejores iniciativas para el bienestar del País y su gente, al parecer habrá aún trabajo de escritura por hacer, pero debemos empezar de alguna base ya escrita y esta será la de 1980 o la de 2022.