Vamos a hablar con Carolina Piñeros, directora ejecutiva Red Papaz sobre la Ley de la Comida Chatarra, si bien ésta ya fue aprobada el pasado 30 de julio de 2021; aún no ha sido reglamentada.

Antes de irnos con Carolina, voy a dejar unos datos sobre la mesa para que tengamos un contexto de la importancia de esta ley. Según la última encuesta de situación nacional, entre 2010 y 2015, el exceso de peso en personas adultas pasó del 51% a 56.4% y en niños entre 5 y 12 años, 18,8% al 24,4% es decir un aumento de 5,6%.

Buenos días, Carolina. Gracias por acompañarnos ¿cómo estás?

Muy buenos días. Muy bien, muchísimas gracias. Gracias por la invitación, muy contenta de estar con ustedes conversando sobre este tema, pues es muy relevante para todos, ya que todos somos consumidores y tenemos responsabilidades no sólo de nosotros mismos sino de nuestras familias.

Empecemos primero. ¿Cómo surge esta iniciativa desde Red Papaz y en qué consiste la ley de la comida chatarra o la ley 2120 de 2021?

Desde Red Papaz empezamos a preocuparnos por los temas de alimentación desde el año 2012. La nuestra es una red de padres y madres que trabajan muy cerca de los colegios y fue a través de este trabajo con los colegios y con unas familias que llegamos a esta preocupación. Inicialmente los papás y mamás que tenían niños con alguna condición que les dificultaba ir al colegio porque recibían alimentos que no podían consumir. Entonces, estos padres se preguntaban qué hacer con sus hijos, pues algunos tenían diabetes tipo 1 o sobrepeso u obesidad y empezaba a ser muy difícil para ellos. Ahí empezamos a entrar en el tema, a estudiar esto, a mirar de qué se trataba y nos encontramos que Colombia estaba muy atrás, según la Encuesta de Situación Nutricional que se hizo en el 2005.

Esta se llevó a cabo en el 2005, en el 2010 y en el 2015, y lo que empezó a mostrar fue una grave tendencia como tú lo decías, ya que en el 2015 el 56.4% de los adultos en Colombia tenían sobrepeso u obesidad, pues más de la mitad de las personas tienen esa condición, y uno de cada cuatro niños presentan esa misma condición. Lamentablemente, en el 2020 no se hizo esta encuesta y el gobierno no definió cuándo será la siguiente encuesta de situación nutricional, tras la pandemia.

La Organización Mundial de la Salud ha planteado cuatro medidas relacionadas con el etiquetado de los productos:

-Un etiquetado claro, pues es algo que me permita informarme, sobre si este producto que estoy comprando tiene exceso de azúcar, el sodio y las grasas saturadas, los cuales los hacen más ricos al paladar.

Adicionalmente, ya en muchos etiquetados están incluyendo simplemente que nos avise si tiene edulcorantes, porque para reemplazar el azúcar pues han venido incluyendo los edulcorantes que son esos dulces, o sea, saben a dulce, pero son producidos de diferentes maneras. Y todavía no hay suficiente evidencia del daño que causa en el organismo, por eso no se recomienda especialmente para madres gestantes o lactantes y para niñas, niños y adolescentes por principio de precaución. Por ello, la primera de esas políticas debería ser tener en el etiquetado información sobre presencia de estos ingredientes y su cantidad exacta.

-La segunda política que se recomienda es el impuesto a las bebidas endulzadas o con edulcorantes porque son las culpables, en buena medida, del sobrepeso, la obesidad, la diabetes, y algunas enfermedades cardiacas.

-La tercera tiene que ver con unos entornos escolares alimentarios saludables, es decir,  cómo una intervención relativamente sencilla en los entornos escolares, puede generar que estos espacios tengan comida saludable. Así limitaría o prohibiría en algunos casos la publicidad de estos productos no saludables en los entornos escolares. Y promoviendo, obviamente todas las prácticas que tienen que ver con las huertas, la cocina. Bueno, hoy toda la pedagogía, pues que el colegio es el espacio ideal para esta.

– La cuarta corresponde a que los productos que no son saludables no deberían tener publicidad ni ganchos con ganchos, con esto me refiero a juguetes o premios dirigidos a niñas, niños y adolescentes.

Colombia, en este momento no cuenta con ninguna de las cuatro políticas sugeridas por la Organización Mundial de la Salud. Por esta razón la Ley de la Comida Chatarra era que tuviera el etiquetado, que se conformara un entorno de alimentos saludables en los colegios, se les impusieran un impuesto y se establecieran restricciones en publicidad.

Ese era el ideal de ley; sin embargo, durante su paso en el Congreso se le quitaron los adornos como el impuesto y la restricción en publicidad. No obstante, desde Red Papaz seguimos apoyándola, porque consideramos que fijar como obligatorio el tema de etiquetado es un avance para el país. Además, como tú lo decías al principio, Stephania, la reglamentación de la Ley Comida Chatarra, que debería estar el 30 de julio de este año por parte del Ministerio de salud, es la responsabilidad que tiene el órgano.

¿En qué parte del producto debe estar el sello para que las personas estén alerta una vez haya sido expedida la reglamentación del Ministerio de Salud?

Lo primero es que aquellos que van a tener sello se llaman productos comestibles o bebibles ultraprocesados. Por ello darle la tranquilidad a los colombianos que el arroz, la panela, el café, el chocolate, la papaya, los huevos, el aceite, entre otros, que son considerados como ingredientes culinarios, no tendrán sellos. Solo aquellos productos que tienen empaques muy llamativos, largas fechas de vencimiento y una larga lista de ingredientes, que en muchos casos son difíciles de pronunciar. Así estos sellos deben ir en la parte delantera de los empaques, especificando si tienen exceso de grasas trans, de edulcorantes o algún tipo de componente que puede ser perjudicial para la salud. Para esto será necesario que se lleven a cabo estudios en laboratorios que permitan basarse en la mayor cantidad de evidencia posible y sin conflicto de intereses, con el fin que se determine qué tipo de elementos contiene.

La dimensión más importante de todos estos esfuerzos tiene que ver obviamente con un enfoque por un lado de salud preventiva y, por otro lado, de impacto sobre la salud pública. ¿Cómo es el análisis que ustedes hacen de esto? En Ecuador tenemos este etiquetado hace 10 años, pero no tenemos claro cómo se mide el impacto sobre los problemas de salud pública que tú has mencionado.

Lo novedoso de todo esto fue que entendimos que detrás había un problema de salud pública, pero inclusive hay un problema de Derechos Humanos, o sea, en el fondo estamos poniendo en riesgo, inclusive en Colombia, a la población más vulnerable. Imagínate que una de las cosas realmente graves que muestra la encuesta de situación nutricional es que las poblaciones más pobres o humildes son aquellas que consumen en mayor cantidad este tipo de productos. Ejemplo de ello son San Andrés y el Guaviare, donde se presentan los índices más altos de ingesta de artículos comestibles. Además en estas zonas tienen gran cantidad de carencias, por eso es muy importante ese enfoque de derechos, y últimamente venimos hablando, también, de soberanía alimentaria.

Por ello deben ser los pueblos los que definan cómo se deben alimentar, ya que hay una preocupación porque se ha venido desplazando esos productos naturales de la tierra. Esto ha hecho que las personas, entonces empiezan a concebir que consumir los productos alimenticios no es lo que es adecuado, que lo mejor es adquirir aquellos que se publicitan en la televisión. Este tipo de productos que son llevados a los consumidores con la imagen de artistas o deportistas son tremendamente dañinos, como los polvos que se le ponen al agua, y son supuestamente refrescos. Un ejemplo:  en Colombia tenemos una fruta que nos encanta que es el lulo, y sale en los medios una pista diciendo que el refresco de lulo nos va a quitar la sed. Resulta que ese tipo de productos que son baratos, empiezan a desplazar bebidas como aguapanela con limón, que es natural y contienen vitaminas, minerales.

Por eso es muy importante que los países sí tengan unas medidas sobre el tipo de productos que se comercializan y están relacionados con este tipo de enfermedades. Por ejemplo México fue pionero con el impuesto a las bebidas azucaradas, entonces nos toca en Colombia empezar a implementar medidas y ojalá con estas mediciones, como la encuesta de situación nutricional que nos empiecen a dar cuenta de que está pasando y cómo está cambiando esta situación en la población. Hay otra cosa de pronto y por eso ese enfoque de salud pública del que tú hablas es tan importante con nuestras niñas, niños y adolescentes que tienen sobrepeso o empiezan a tener esa tendencia al sobrepeso.

Esa tendencia a la obesidad, a la vez demuestra que tienen carencia de los nutrientes básicos. ¿Por qué? Porque estos productos que tienen estos excesos nocivos no tienen esos nutrientes, que las niñas y los niños necesitan. Esos nutrientes son los que vienen en las frutas y las verduras, en las preparaciones caseras de los frijoles, de las lentejas, en el huevo el desayuno, pero a estos alimentos los han desplazado los cereales de caja para el desayuno. Una de las cosas, digamos que pasó después de Ecuador, empezó Chile fue su etiquetado y una de las cosas, por ejemplo, que se mostró muy rápidamente es que el etiquetado chileno para las personas es mucho más fácil de entender que el ecuatoriano. Al parecer, según entiendo, es porque tiene unas problemáticas, por ejemplo: una Coca Cola Zero, una bebida de estas puede salir con un sello verde en el azúcar. En este caso el color indica que puede consumirse. Sin embargo, este tipo de productos no deberían ser ingeridos, porque son ultraprocesados y particularmente el mayor nivel de compra lo hacen las poblaciones con peores índices nutricionales.

Seguramente, en Ecuador pasa algo similar a Colombia, que es precisamente las poblaciones con menor nivel educativo, las que tienen mayores niveles de pobreza, sobrepeso, obesidad, y malnutrición en general. Por esta razón debe ser para ellos más fácil entender los sellos que tienen los productos. Así, si un adulto sabe que determinado artículo comestible no es adecuado para él, tampoco lo será para un niño y para una niña que aún no sabe leer. Lo otro es cómo nuestros países deberían dedicarse, decididamente, a promover esa alimentación saludable, a promover o agregar subsidios a las frutas y las verduras. Esto lleva a que tenga una relación ambiental, con factores como el gasto de combustible para llevar productos ultraprocesados de las fábricas a los supermercados, el daño que causan los empaques de estos productos, la contaminación y desviación de las fuentes hídricas por parte de las fábricas.

Por el contrario, cuántos de nuestros campesinos, no tienen el apoyo, acceso al agua, ni facilidades para vender y sacar sus productos para que sean comercializados y conocidos entre la población de las áreas urbanas. Por ello se dice que debe haber un enfoque de salud pública que esté ligado a la soberanía alimentaria y es diferente a hablar de seguridad alimentaria. Esta última hace referencia a asegurar que un individuo tenga comida, sin importar el aporte nutricional o si puede llevarlo a una diabetes, hipertensión u obesidad.

Entonces, es todo un enfoque, mucho más comprensivo, más profundo y más basado claramente en los derechos humanos, privilegiando los derechos de niñas, niños y adolescentes, que en muchos de nuestros países son esas personas que por su edad tienen unos derechos prevalentes.

Bueno, Carolina, muchísimas gracias. Se nos acabó el tiempo y nos quedaron muchas cosas en el tintero, como:  los conflictos de intereses que hay detrás de la investigación para poder determinar el tipo de sellos que debe llevar cada producto y qué se espera del gobierno entrante frente a esta medida.