12 de octubre, ¿qué celebramos? Me parece bien que sea el día de la Virgen del Pilar o la patrona del benemérito Instituto de la Guardia Civil. Los seres humanos tendemos a celebrar días como nuestros cumpleaños o cualquier otra fecha que queramos conmemorar. Pero celebrar el día de la Hispanidad me parece una humillación vergonzosa a los pueblos indígenas que perdieron la vida bajo el yugo de la opresión y la conquista.

No se descubrió nada. Fuimos a conquistar ambicionados por el oro y el poder, fuimos a extender nuestro reino con la cruz por delante como disculpa y la espada por detrás como viles asesinos. ¿Es esto lo que queremos celebrar en el día de la Hispanidad? No solo fuimos nosotros, también portugueses, ingleses, franceses y otros países que llevando en las venas la muerte, hicieron de una tierra ya habitada, un reguero de pueblos esclavizados, de matanzas a mujeres y niños, de un genocidio que deberíamos avergonzarnos profundamente.

Pero que no se equivoquen los que hoy gobiernan los países de Latinoamérica. Hoy en día, no hace 500 años, están permitiendo el asesinato de líderes indígenas a lo largo y ancho del continente, la expulsión de sus tierras, las violaciones de derechos humanos, la indiferencia y el odio hacia los que hoy sobreviven. Ayer fuimos los europeos, hoy son sus descendientes y están cometiendo las mismas atrocidades y asesinatos, el mismo genocidio de pueblos abandonados, de ciudadanos de tercera o de cuarta. Por lo tanto, el que esté libre de culpa que tire la primera piedra.

Después de tanto tiempo y aún sabiendo lo que está pasando con los pueblos indígenas actuales, los que quedan… ¿somos capaces de celebrar el falsamente llamado descubrimiento de América? No, no hay que pedir perdón, todos somos culpables, los de antes y los de ahora. Lo que debemos hacer unos y otros, es dar visibilidad a la historia del genocidio de los pueblos indígenas como se ha dado visibilidad al exterminio de los judíos. Mostrar cómo se sigue repitiendo en América y otros continentes, el desprecio y el genocidio de los pueblos originarios que tantas lecciones nos dan.

Survival International, organización en la defensa de los pueblos indígenas, ha puesto en marcha una campaña para abrir los ojos con el nombre “Descolonicemos la Historia de América”.

Es ella, Survival nos mantiene vivos y ahora nos toca luchar en la conquista, ahora sí, de los corazones, para que los pueblos nativos y otros pueblos que aún siguen sin contactar con el ser humano, sean protegidos de forma inmediata por sus gobiernos y no como los están tratando ahora, como si el tiempo no hubiera pasado y la conquista de sus tierras aún continuara.

Hace más de 500 años, el 12 de octubre de 1492, la expedición dirigida por Cristóbal Colón llegó a una isla de las Bahamas llamada Guanahani por sus habitantes indígenas (los taínos), y que los conquistadores españoles rebautizaron como San Salvador. Este fue el primer contacto duradero entre europeos y los habitantes del continente americano. La llegada de Colón al continente americano supuso el comienzo de una historia de exterminio por enfermedades importadas contra las que los indígenas no tenían inmunidad, pero también por la violencia, esclavitud, saqueo, robo de tierras y recursos que llega hasta nuestros días.

Survival estima que solo hacia 1600, 56 millones de indígenas habían muerto a causa de la llegada de los españoles al continente americano (alrededor de un 90% de la población). Todavía ves muchos de los efectos, las consecuencias de esos contactos, porque no fueron deseados.

La presidenta Cheryl Andrews-Maltais, del pueblo Aquinnah Wampanoag dice que: “Es prácticamente un milagro que sigamos aquí. Somos descendientes de un Pueblo que sobrevivió a un intento de genocidio, la pérdida de las vidas de nuestros antepasados, el olvido de nuestra espiritualidad, nuestra cultura, nuestras tierras y recursos naturales, todo por una percepción distorsionada de superioridad occidental y un autoproclamado derecho divino a dominar a otra gente. Somos dolorosamente conscientes de que no debe permitirse que la historia se repita”

Y sin embargo, la historia se repite una y otra vez nos dice Survival International. El genocidio y la discriminación aún recorren el continente americano. Están presentes en el índice extremadamente alto de pobreza, enfermedad, alcoholismo, abusos domésticos, brutalidad policial, encarcelamientos, asesinatos, suicidios, así como la baja esperanza de vida de los indígenas americanos comparada con la de los descendientes de los inmigrantes europeos.

Actualmente, los pueblos indígenas no contactados de la selva del Amazonas y del Chaco paraguayo continúan siendo sometidos a contactos forzados y letales con foráneos y al robo de sus tierras. Estos contactos a menudo resultan en la muerte en pocos años de, al menos, la mitad de su población. A veces mucho más.

La COVID-19 es la última de las numerosas enfermedades importadas que amenazan la vida de los pueblos indígenas de América. Su supervivencia es una cuestión moral y de justicia. Ellos son una parte esencial de la diversidad humana pero además la defensa de sus derechos es crucial para luchar contra la pérdida de la biodiversidad, de la que todos dependemos. Los pueblos indígenas son los mejores guardianes de la naturaleza.
Estas tragedias son criminales y surgen del racismo perpetuado por la sociedad colonial aún vigente.

“La invasión provocó que muy pocos hablen nuestra lengua madre y muy pocos continúen las formas antiguas ceremoniales, porque a través del dolor terror esclavitud, violación, sometimiento y terribles acciones querían borrarnos, querían desaparecer nuestro linaje. Pero nuestra fortaleza de espíritu es más grande y seguimos existiendo. Celebrarlo [el genocidio] es dar armas para que nos sigan sometiendo, para que nos sigan humillando.” nos dice Xóchitl, Chichimeca / Zapoteca.

A pesar de todo, los supervivientes que pueden continúan resistiendo y defendiendo sus tierras, su identidad y exigiendo respeto.

Entonces nos dice la Survival ¿por qué hablamos de descolonizar la historia? Aunque parezca increíble, este genocidio del pasado no solo se sigue repitiendo, sino que también se celebra. Todos los años, el 12 de octubre, España y algunas naciones de América Latina, conmemoran por todo lo alto el “descubrimiento” de América durante el “Día de la Hispanidad”. Esta celebración es humillante para los indígenas del presente y una apología del colonialismo y del genocidio. No hay nada que celebrar.

Survival nos recuerda que el nuevo colonialismo no acaba ahí. Los libros de texto escolares, tanto en España como en varios países de América Latina, siguen refiriéndose a la llegada de Colón a la isla de Bohío como “el descubrimiento” de América. ¡Pero América no fue descubierta! El continente llevaba habitado desde miles de años atrás. Y esos mismos libros ignoran además la historia, cultura y pasado de los pueblos indígenas que fueron sometidos.

Los museos europeos enaltecen sus vitrinas con piezas de arte, códices, momias, objetos rituales y sagrados fruto del saqueo que los pueblos indígenas sufrieron. Las plazas de las ciudades europeas exhiben las estatuas de los conquistadores, líderes de monstruosas matanzas.

Y sin embargo Europa olvida, por ejemplo, que los indígenas americanos salvaron al viejo continente de las periódicas hambrunas de la Edad Media: ¡la patata, el tomate, los pimientos, alimentos base de la dieta “mediterránea”, fueron importados de América!

Estos son solo algunos ejemplos de por qué la historia de América sigue colonizada. Survival International denuncia que este pensamiento colonial es humillante para los pueblos indígenas y ayuda a perpetuar el genocidio en América. La descolonización de la historia es fundamental para dar visibilidad a la lucha de los pueblos indígenas, para el reconocimiento de sus derechos, para su supervivencia.

Tenemos que ser conscientes que aún hoy, se están asesinando a líderes indígenas que luchan por sus tierras. El poder de las grandes multinacionales que compran a los gobiernos, se extiende como garras de acero por las zonas sensibles de nuestro planeta, hiriendo de gravedad la estabilidad de nuestro mundo con la aceleración del cambio climático. Y precisamente de esas zonas, que desde hace milenios las naciones indígenas han protegido y donde ellos habitan, están siendo expulsados en un lamentable genocidio que no ha parado desde hace más de quinientos años.

Tenemos que tener dignidad y comprender que celebrar el día de la Hispanidad es herir más aún el corazón de los pueblos originarios, es no reconocer sus naciones, es ensalzar vilmente a los que les hicieron sufrir y a los que ahora también lo hacen, es no conocer la historia y seguir con el egocentrismo blanco, es aplaudir a los que hoy cobardemente y escondidos en la floresta asesinan en nombre de un amo por dinero, sicarios del mundo podrido del poder y la ambición.

Como español, me indigna que el día de la Hispanidad se celebre un falso descubrimiento y se escondan las vergüenzas de nuestros antepasados. El día de la Hispanidad deber ser una fecha de unión entre pueblos para avanzar en sus derechos, es exigir a los gobiernos actuales la inmediata protección de los ciudadanos indígenas que tienen los mismos derechos que cualquiera que viva en las ciudades, es considerarlos ciudadanos libres y por consiguiente dejarles vivir en sus tierras que son de su propiedad, es pedir el fin de los asesinatos de líderes indígenas y de ambientalistas que luchan por defender la naturaleza, es castigar y perseguir a las empresas que estén implicadas de una forma o de otra en financiar bandas paramilitares para los trabajos sucios de acoso, amenaza y expulsión de los indígenas de sus tierras.

Mientras que no seamos capaces de reconocer estos hechos, mientras que el día de la Hispanidad sea la celebración de un descubrimiento ficticio y no el acercamiento y protección de los pueblos indígenas, seguiremos llevando la cruz del genocidio en nuestras espaldas y no seremos capaces de conocer la verdadera historia de la humanidad. Sin conocerla realmente, no como nos la quieren contar, el muro de la ignorancia cegará nuestro corazón con sus graves consecuencias, siendo marionetas de nuestro destino.