/Texto: Lita Bordón, Mendoza/

Después de varios días lentamente logré mover un poco más mi cuerpo, camine despacio decidida a que los tibios rayos del sol me invadan dándome calor, al llegar al patio de nuestra casa una bella mariposa color naranja se acercó a mi revoloteando en círculos envolventes sobre mi cabeza. Es una Señal susurré para mis adentros. Aspiré una bocanada de aire y agradecí. Es que los pedidos, oraciones, plegarias, rezos llegaron, los sentí muy adentro, la energía comenzó a circular mientras a ustedes los veía en un sueño, eran energía pura y estas se unían en un mismo cielo, como estrellas brillantes, y luminosas saetas se atropellaban para llegar a darme la fuerza que de a poco me iban fortaleciendo . Mi corazón se expandió lleno de agradecimiento, en ese momento como un flash recordé a mi querido Maestro cuando una vez le pregunté: ¿Cómo es, o qué hay en común con los pedidos y los distintos rezos? A lo que él con una suave sonrisa me respondió: Cuando uno pide de corazón, desde ese espacio profundo, no importa la religión, ni importa que haya una distinta creencia, es allí donde todo se une, en ese espacio lleno de amor y profunda fe, es donde no existen las diferencias.

Infinitamente agradecida por todas sus, oraciones, pedidos plegarias, rezos aquí estoy , nuevamente de pie para recorrer el tramo del camino que seguramente aún me queda. Entré despacio, tomé un vaso de agua, salí nuevamente y allí estaba ella, decidida a acompañarme aleteando sobre las flores casi marchitas la mariposa color naranja con manchas negras. Nuevamente pensé es una señal…. y agradecí por sentirlos a todos ahí, adentro de mi corazón, y en ese inmenso y luminoso cielo…