Una cadena de explosiones producidas en la tarde del Domingo 7 de marzo, en un arsenal de la base militar de Knuantoma en la ciudad de Bata, en la región continental de Guinea Ecuatorial, ha dejado  más de 100 muertos (aunque fuentes no oficiales hablan del triple) y al menos 615 personas resultaron heridas, de las cuales 300 permanecen hospitalizadas según confirmó el vicepresidente del país, Teodoro Nguema Obiang Mangue en una comparecencia al última hora de la tarde del lunes.

El terrible suceso, que ha dejado casi destruido el barrio que da nombre al establecimiento militar, pudo haberse producido debido a una  «negligencia» en el cuartel de Bata, la ciudad más poblada y capital económica de Guinea Ecuatorial, según anunciaron fuentes gubernamentales.

En un comunicado remitido a los medios, el presidente Teodoro Obiang Nguema Mbasogo culpó al ejército del país por mal manejo de dinamita y otros artefactos explosivos que tenía bajo su cuidado, lo que dijo, había provocado las explosiones después de que «cuando los vecinos de las granjas cercanas encendieron fuego y las llamas se extendieron al almacén de explosivos del cuartel.”

«La ciudad de Bata ha sido víctima de un accidente ocasionado por la negligencia y descuido de la unidad encargada del cuidado y protección de los depósitos de dinamitas y explosivos anexos al de las municiones del cuartel de Nkuantoma, los cuales cogieron fuego de la quema de rastrojos por parte de los vecinos  de las granjas cercanas», declaró el presidente del país en el comunicado horas después de ocurrir el terrible suceso.

En la declaración, leída en la televisión pública TVGE, Obiang señaló que «las ondas expansivas de las explosiones ocasionaron grandes destrozos en casi todos los edificios y locales comerciales de la ciudad de Bata» y, «considerando la magnitud de los daños ocasionados ordené al Ministro de Asuntos exteriores a convocar a los embajadores acreditados en el país para solicitar  ayuda internacional”, y agregó que había ordenado una investigación para depurar responsabilidades.

«Tras las devastadoras explosiones de ayer en Bata de ayer he transmitido al Ministro de Asuntos Exteriores de Guinea Ecuatorial nuestro pesar por las víctimas y afectados España procederá con el envío inmediato de un cargamento de  ayuda humanitaria», tuiteó la Ministra de Exteriores española Arancha González Laya.

Estas cifras de víctimas se barajaban, según fuentes sobre el  terreno, a las pocas horas de las deflagraciones, pero es en la mañana del lunes cuando el Ministerio de Salud confirmó  que la cifra de muertos era mayor a la anunciada en la noche del domingo y que todos los medios públicos del país elevaban como cifra oficial: “La cifra de fallecidos es más del triple de la primera estimación anunciada de 17 muertos en las explosiones en Bata. Tanto civiles como militares se encontraban entre las víctimas mortales” informaba una fuente anónima a través de un mensaje de audio desde el lugar del accidente.

Durante la noche y la madrugada se podía ver a través de las imágenes que tomaban los medios locales desplegados en las inmediaciones del  lugar, como el fuego lograba hacer de lanzadera de los proyectiles que se almacenaban en la instalación cayendo en los barrios adyacentes y como si de un bombardeo se tratara hasta tres kilómetros desde el foco de las explosiones. “No sabemos qué ha pasado, hay mucha gente atrapada” gritaba un vecino alejándose del lugar con restos de sangre alrededor de la cara. Las carreras de personas trasladando heridos en brazos hacia los vehículos privados convertidos en ambulancias improvisadas para llegar hasta los hospitales.

Las imágenes que llegaban desde la zona mostraban a los equipos de emergencias y a los propios vecinos  sacando  a las víctimas, entre ellas niños, de debajo de los escombros y como dejaban los  cuerpos envueltos en sábanas alineados al costado de la carretera.

Según declaró a la agencia Efe una española residente en Bata, hubo «una explosión enorme». «Se nos abrieron todas las ventanas -prosiguió-, hemos sacado a todos los niños de casa y nos hemos salido al jardín. Hemos visto una columna de humo y de repente ha habido una segunda explosión y al poco otra más, las dos últimas más débiles».

Tras la explosión se cortaron las telecomunicaciones y cundió el pánico entre la población al no poder contactar por teléfono a sus familiares, si bien se restablecieron más tarde. El vicepresidente de Guinea Ecuatorial y encargado de la Defensa Nacional y Seguridad del Estado, Teodoro Nguema Obiang Mangue, se desplazó hasta Nkuantoma para evaluar la situación.

Asimismo la  CNN pudo hablar con una residente en el barrio de Knuantoma. La mujer muy afectada dijo que “las escenas se parecían a la detonación de una bomba atómica. Ella  estaba en su vehículo  cuando ocurrió la primera explosión alrededor de las 2 p.m. hora local el domingo. “Fue un ruido muy grande y todos salieron de sus autos y todos estábamos en shock. Vimos la imagen típica de una bomba atómica frente a nosotros. Era una situación confusa y desesperada, la gente gritaba y lloraba” continuaba la afectada y mantenía que “todos los edificios en el área fueron completamente destruidos  y los cuerpos aún estaban siendo sacados de los escombros el lunes”. También denunciaba que “la ayuda médica no llegaba a quienes más la necesitaban, tenemos tres hospitales principales y todos se derrumbaron. Tantas personas heridas, fue horrible. La gente lloraba tratando de entrar para recibir tratamiento. Fue una situación aterradora», sentenció.

El Ministerio de Sanidad a través de su cuenta de Twitter anunció que  había preparado una «brigada de salud mental» compuesta por psiquiatras, psicólogos y enfermeras para atender a las víctimas de la explosión en Bata, «porque los daños no son sólo físicos sino también mentales», dijo el ministerio en la red social.

Los hospitales de la ciudad se han visto superados por la magnitud y la cuantía de heridos que estaban llegando. Desde las autoridades sanitarias se hacía un llamamiento para que todos los sanitarios disponibles en la región continental que no se encontraban trabajando en el momento del siniestro se pusieran a disposición de los equipos de urgencias en los hospitales. También se pedían donaciones de sangre urgentemente

Teodoro Obiang Nguema ha gobernado Guinea Ecuatorial, ex colonia española, desde 1979, convirtiéndose en el presidente en ejercicio más antiguo de África.

La nación productora de petróleo se encuentra bajo presión económica, enfrentando un doble impacto debido a la pandemia de coronavirus y una caída en el precio del petróleo crudo que representa alrededor de las tres cuartas partes de sus ingresos.

El presidente hizo un llamamiento a la comunidad internacional para que ayude a su país a reparar las infraestructuras públicas y privadas dañadas por las explosiones, que dijo «involucrará importantes recursos económicos”y refirió que el trágico accidente se produjo en un momento en que Guinea Ecuatorial aún se está recuperando de los efectos económicos de la pandemia producida por el coronavirus.

Y el Gobierno español ha respondido inmediatamente a través de la Ministra de Asuntos Exteriores, Arancha González Laya