En la semana que se conmemora el día internacional de la mujer podemos afirmar que la causa feminista no sólo atañe a las mujeres, sino que a toda la sociedad. También se deben incorporarlos hombres. Hay un manifiesto desbalance de poder a favor de los hombres respecto de las mujeres y eso, muchas veces, nos hace ponernos en una posición de negación del problema. Corresponde entonces que hombres asuman la responsabilidad de mirar mucho más allá de las tradiciones, del ordenamiento jurídico y de comportamientos y actitudes que se encuentran normalizadas.

La anterior afirmación es fácil de escribir y declarar, y resulta políticamente correcto hacerlo, pero en la práctica la mayoría de las veces solo son palabras vacías porque los hombres somos parte de la cultura patriarcal imperante y sujetos de privilegios de los que no tenemos conciencia. Es por esta misma razón que muchos hombres no ven el fondo, no entienden el grito y por eso condenan la intervención artística del Colectivo Lastesis: Un Violador en tu Camino. Para las mujeres fue un mensaje tan directo y claro que, en pocos días recorrió el mundo, identificó a millones de mujeres y que se convirtió en un himno feminista.

La denuncia y el activismo feminista cobra sentido porque es un llamado de atención a la sociedad para visibilizar las desigualdades e inequidades de género. Es un clamor de mujeres para que la sociedad experimente un cambio social profundo que instale un nuevo paradigma; de no ser así, seguiremos reproduciendo las mismas injusticias e inequidades. La invisibilidad de la mujer, la sitúa como una estadística y no como un ser humano sujeto de dignidad, derechos y oportunidades. Una de cada tres mujeres en el mundo es sujeto de violencia de género o que en América Latina y el Caribe, trece millones de mujeres perdieron sus empleos debido a la pandemia del coronavirus. Mujeres que viven un infierno porque son el sustento y cuidadora de sus familias. Realidades que no pasan de ser titular en los medios de comunicación.

En el trabajo con jóvenes de Fundación Semilla vemos con esperanza que las comunidades escolares comienzan interesarse por formar en igualdad y equidad de género. El impacto es muy relevante y con resultados concretos. Las nuevas generaciones, desde las primeras relaciones de pareja, comienzan a reconocer comportamientos violentos como el control de amistades, violación de la privacidad de los celulares y abusos sexuales. Mujeres jóvenes que adquieren coraje para decir NO y hombres jóvenes que aprenden a aceptar el NO como respuesta válida.

Los hombres tenemos mucho que aprender y asimilar en el cambio feminista. No podemos mirar desde afuera. Querámoslo o no, son hombres quienes mayoritariamente ostentan posiciones de poder y por ello sin nuestra participación activa y comprometida, el cambio es imposible o tan lento que pierde relevancia e impacto en la vida de las personas. La causa feminista no es solo responsabilidad de mujeres, el rol de hombres en la igualdad y equidad de género es imprescindible.