Por: Rodrigo Arce Rojas

De primera impresión la expresión pensamiento ecologizado podría sugerir un tipo de pensamiento transversalizado por la ciencia de la ecología y falsamente podría sugerir que, así como existiría un pensamiento ecologizado también tendríamos que hablar de un pensamiento social o un pensamiento económico. No es propósito del pensamiento ecologizado quedar reducido a una mirada de la ciencia ecológica si no, por el contrario, concebir un pensamiento amplio, abierto, que hace referencia a interacciones, interrelaciones e interdependencias más allá de cualquier especialización disciplinaria.

Todo depende entonces de cómo estemos entendiendo la palabra “ecología” si es desde una perspectiva que alude a interrelaciones entre uno o múltiples y diversos seres vivos con su entorno, pero limitado estrictamente a lo que conocemos a factores bióticos y abióticos, o usamos la palabra “ecología” en su acepción más amplia que alude a todo tipo de interrelaciones. El pensamiento ecologizado se adscribe a este segundo entendimiento de la ecología.

Quiere decir que el pensamiento ecologizado tiene similitudes con el pensamiento sistémico, pensamiento relacional, pensamiento en red, en cuanto se recupera la trama de relaciones de todos los elementos de la realidad sean estos tangibles o intangibles, visibles o invisibles, perceptibles o imperceptibles que se inscriben en las múltiples dimensiones de la realidad (o de las múltiples realidades). Quiere decir entonces que el pensamiento ecologizado no es un pensamiento uni  o bidimensional sino, todo lo contrario, un pensamiento multidimensional, diríase un pensamiento volumétrico. El pensamiento ecologizado además no se refiere a un pensamiento sobre una parcela de la realidad temporal, sino que alude todas las manifestaciones del espacio, del tiempo, del espacio-tiempo y de ello se desprende la importancia del contexto, de los procesos y la flecha del tiempo.

Ahora bien, es importante señalar que, aunque el pensamiento ecologizado requiere una mirada multidimensional (e interdimensional), multiescalar y multitemporal y tiene la pretensión del conocimiento total no es totalitario ni menos totalizador, porque se entiende que frente a la realidad compleja no es posible conocerlo todo. Siempre estará presente la incompletud del conocimiento. No obstante, esta restricción, tampoco se conforma con parcelas fragmentadas o acotadas de la realidad que son propias de perspectivas disciplinarias que han primado hasta la fecha. Se podría decir entonces que el pensamiento ecologizado constituye el big bang del conocimiento que surge a partir de la disciplina especializada que se expande permanentemente permeando todos los campos disciplinarios que se puedan concebir, independientemente pertenezcan a lo que se ha dado en llamar campos como las ciencias naturales, las ciencias sociales, las humanidades, las matemáticas o las artes, categorías además que ya no se condicen con el tejido entramado de la realidad. En tal sentido el pensamiento ecologizado alude al derrumbamiento de muros, fronteras y aduanas conceptuales.

El pensamiento ecologizado cobra sentido cuando vemos el agotamiento en la distinción de ciencias naturales y ciencias sociales, ciencias y filosofía, ciencia y arte, ciencia y estética; cuando vemos que cada vez nos resulta más difícil lo que es definir la vida, la especie, lo humano; cuando vemos que cada vez es más difícil separar lo biótico de lo abiótico. Es en esta perspectiva cuando encontramos debates respecto a lo humano y lo no humano, animal humano, animal no humano, la persona humana y la persona no humana, a las categorías de naturaleza y cultura. Cuando vemos que nuestras categorías que, por mucho tiempo dimos por sentado, hacen agua.

El pensamiento ecologizado hace alusión, por ejemplo, a la ecología de saberes, a la ciencia abierta, a la ciencia ciudadana, aunque con diversos grados de reconocimiento de la importancia de todos los saberes y experiencias. Esta es una forma de no quedarse en el pensamiento dualista, lineal, mecanicista y reduccionista que ha primado a la fecha en la forma de hacer ciencia y en la forma de pensar. No descarta el pensamiento cartesiano o pensamiento disciplinario, pero la resignifica para que su contribución en el concierto de la interdisciplinariedad o incluso en el de la indisciplinariedad sea catalizadora de conocimiento de la realidad (o múltiples realidades) compleja. Esto es posible por la recursividad o diálogo existente entre lo disciplinario y lo interdisciplinario/indisciplinario.

En buen romance un pensamiento ecologizado no se queda únicamente en el campo de confort de su especialidad, sino que se atreve a incursionar en otros campos del conocimiento, de la experiencia, del arte. Paradójicamente mientras más se atreve a recorrer otros mares y asumir nuevas tormentas más se enriquece tu perspectiva y tu contribución a la disciplina original, porque la práctica de apertura hacia nuevas realidades te enriquece de perspectivas, inspiración, motivación. Ello provoca nuevas formas de pensar, de sentir, de actuar, de hablar, de hacer y claro que eso enriquece profundamente tu experiencia de vida en beneficio de otras vidas, y no me estoy refiriendo únicamente a la vida humana sino la vida en la plenitud de la palabra.

La autoetnografía es un apasionante método de investigación social que se caracteriza por enlazar la propia experiencia personal del investigador con otras dimensiones de la realidad compleja. La autoetnografía permite explícitamente incorporar tu subjetividad en la construcción del conocimiento.

En la perspectiva de la autoetnografía les comento que mi tesis para Ingeniero Forestal fue para conocer las especies del género Inga (Leguminosa) en los cafetales de Villa Rica y Oxapampa en el Departamento de Pasco. Como enamorado de la botánica forestal todo lo veía plantas, soñaba con plantas, literalmente respiraba plantas. Un buen día contemplando extasiado una rama caída de mi especie de interés y oí voces, levanté la cabeza y caí en cuenta que había personas, estaban ahí siempre, los había visto pero nunca las había mirado porque mi interés absoluto estaba en las plantas. El hecho que reconozca explícitamente a las personas me hizo transitar de un solo golpe de una mirada de ecosistema a una de agroecosistema y de ahí al de socioecosistema. Así mi perspectiva se enriqueció sustancialmente. No es de extrañar entonces cómo desde un forestal acérrimo (disciplinado) he transitado atrevidamente los apasionantes campos de la sociología, antropología, psicología entre otros. De ahí a la filosofía y a la complejidad, había un solo paso. No niego que disfruté profundamente mi época de botánico forestal y en el fondo hasta ahora no he abandonado mi inquieto espíritu de botánico.

El pensamiento ecologizado requiere pasión por conocer las múltiples realidades, conocer no para dominar o explotar, sino conocer para convivir y respetar las múltiples manifestaciones de la vida. Avanzar hacia un pensamiento ecologizado significa por tanto adoptar nuevos paradigmas de pensamiento para no quedarse en libreto autorizado de tu disciplina. Avanzar hacia un pensamiento ecologizado requiere una educación ecologizada, crítica, liberadora y transformadora. Veamos si así expandimos la conciencia que todos formamos parte de una única realidad y es nuestro compromiso contribuir al convivio y no al dominio y la explotación de cualquier forma de vida.

Bibliografía revisada y sugerida:

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  • Maldonado, C.E. (2021). Las Ciencias de la Complejidad son Ciencias de la Vida. Primera edición. Chile: Trepen Ediciones. (PDF) Las ciencias de la complejidad son ciencias de la vida (researchgate.net)