Por Aurora Bilbao Soto*

 

La Era Nuclear nació bajo la presión político-militar para hallar un “medio” de producir la mayor capacidad de dolor, sufrimiento y destrucción con el mínimo esfuerzo (una única bomba). Esto la convierte en el paradigma de una destrucción sin precedentes, de la depravación humana más miserable, de la irresponsabilidad más egoísta y devastadora para la propia especie y para las demás, de una arrogancia sin límites… Parte 1

 

Las mujeres siempre hemos mostrado nuestro compromiso con la paz y hemos jugado un papel fundamental a través de la historia.

Y así quiso reflejarlo Aristófanes cuando escribió Lisístrata – comedia en la que puso en boca de las mujeres la defensa de soluciones pacíficas contra los que impulsaban al pueblo a la guerra. Lisístrata plantea la huelga sexual de las mujeres como arma disuasoria.

La Liga Internacional de Mujeres por la Paz y la Libertad fundada en La Haya en abril de 1915, es una organización pacifista y feminista en respuesta a la Primera Guerra Mundial. Fueron las primeras en hacer manifestaciones públicas.

Mujeres por la Paz reunía a cerca de 50.000 mujeres el 1 de noviembre de 1961, durante la Guerra Fría, para mostrar su posición contra las armas nucleares. Fue la manifestación nacional pacífica de mujeres más grande del siglo XX.

Greenham Common Peace Camp. Inglaterra

Campamento de mujeres por la paz establecido en 1981 en la base militar de Greenham Common para protestar contra el gobierno británico por permitir misiles de crucero americanos en la base militar inglesa.

En el primer bloqueo de la base militar intervinieron 250 mujeres en mayo de 1982. Meses después ya eran 30.000 mujeres.

Las organizaciones de mujeres hemos entendido siempre que trabajar por la paz significa algo más que poner fin a los conflictos armados.

Por eso, hemos trabajado en la búsqueda de salidas negociadas a la violencia, el antimilitarismo, la abolición de las armas nucleares, la defensa del medio ambiente, la denuncia de la violencia sexual como arma de guerra, la denuncia de las desigualdades económicas, la discriminación y las injusticias sociales, entre otras muchas.

Campamento de mujeres por la paz establecido en 1981 en la base militar de Greenham Common (Inglaterra)

IPPNW. Asociación Internacional de Médicos para la Prevención de la Guerra Nuclear

Nació en 1980 a iniciativa de cardiólogos americanos y soviéticos unidos por su profesión y su preocupación por prevenir la guerra nuclear, promover el desarme, crear un mundo seguro.

IPPNW. Asociación Internacional de Médicos para la Prevención de la Guerra Nuclear.

Su labor de concienciación de la amenaza nuclear y el intento de acercamiento de los dos bloques antagónicos (Este-Oeste), le valió el Premio Nobel de la Paz en 1985.

Ha habido más las iniciativas para encaminar al mundo hacia el desarme mediante algunos tratados conducentes al desarme.

Las armas de destrucción masiva han sido prohibidas explícitamente por tratados, que se han ido consiguiendo, no sin esfuerzo, gracias a las posiciones de algunos políticos, a la implicación de muchas organizaciones en favor de la paz, pero sobre todo, gracias a la participación de la ciudadanía comprometida.

  • Convención sobre Armas Biológicas en vigor desde 1975
  • Convención sobre Armas Químicas en vigor desde 1977
  • Convención sobre Minas Antipersonales en vigor desde 1999
  • Convención sobre Bombas Racimo en vigor desde 2010

Todas estas convenciones establecen la prohibición del empleo, almacenamiento, producción, adquisición y transferencia, además de la eliminación de estas armas de destrucción. Pero no en todas se menciona la verificación de su cumplimiento.

Las armas nucleares constituyen la amenaza más inmediata a la salud de la población mundial. No obstante, la consideración sobre su prohibición ha ido dando pasos muy contenidos hasta alcanzar el mismo status legal internacional que el resto de las armas de destrucción masiva. Una de las razones fundamentales es que han sido muy útiles como moneda de cambio y chantaje en las mesas de negociaciones y en los conflictos, bajo el paraguas de la OTAN y su política de la “disuasión nuclear”.

A pesar de todo, se ha seguido dando pasos encaminados hacia su prohibición y su eliminación total.

Los 2.000 ensayos nucleares realizados en tierra, mar (y aire) por los países del llamado “club nuclear”, han dejado una herencia radiactiva a nuestras generaciones difícil de evaluar, no ha pasado el tiempo suficiente para ver todas sus consecuencias.

La «Bomba del Zar» con una potencia de 50 megatones (equivalente a 3.400 bombas como la de Hiroshima), ostenta el vergonzoso record de ser la detonación nuclear más potente de la historia, fue realizada por la Unión Soviética en Semipalatinsk.

En lenguaje de jugadores de mus, fue un órdago a la grande, porque según los expertos, nunca podría haberse utilizado por razones técnicas.

Los ensayos nucleares son considerados necesarios para el desarrollo de las armas nucleares. Por ello, poner en cuestión los ensayos nucleares, para terminar luego prohibiéndolos, era un buen comienzo. Significaba colocar la llave en la cerradura que abría la puerta del desarme.

Tratado de Prohibición Parcial de Ensayos Nucleares en la atmósfera, en el espacio exterior y bajo el agua, entró en vigor el 10 de octubre de 1963. Pero se siguieron realizando ensayos subterráneos, que no estaban prohibidos.


*Profesora jubilada de la UPV/EHU. Miembro de la IPPNW, colaboradora de ICAN